La crisis ambiental que atraviesa la región sur de Argentina no es una simple consecuencia de fenómenos climáticos extremos. Lo que se vive en la Patagonia hoy es el resultado de una falta de previsión, una gestión deficiente y un desinterés por parte del Gobierno Nacional que se traduce en un desastre sin precedentes.
Los incendios forestales que arrasan con vastas extensiones de bosques, viviendas y comunidades, no solo están poniendo en riesgo el ecosistema patagónico, sino también la vida de miles de personas.
«La situación es desastrosa, casi un ecocidio», dijo en medios nacionales el coordinador de la Campaña de Bosques de Greenpeace Argentina, Hernán Giardini. «Puede llegar a ser uno de los peores incendios desde la década de los 90, por la pérdida de biodiversidad y el daño material para muchísimas familias de la Comarca», agregó.
Ante esta emergencia, el papel del Estado es crucial. Sin embargo, los recursos destinados para prevenir y combatir el fuego, aunque existan en los presupuestos, no están siendo utilizados de manera efectiva. Según denunció la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), a principios de 2024, el presupuesto inicial del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) era de $12.101 millones, pero tras la presión social y las repercusiones de los incendios en Córdoba, se amplió a $33.343 millones. Sin embargo, a finales del año pasado, se ejecutó apenas el 22% de esta cifra, es decir, solo $7.739 millones, una cantidad incluso menor que el presupuesto original».
Los fondos están, pero no se usan
El panorama no ha mejorado en 2025. El presupuesto del SNMF sigue superando los $33 mil millones, pero hasta el momento no se ha ejecutado ni un peso de esa cifra. La falta de transparencia sobre el destino de estos fondos es alarmante. En un contexto tan crítico, donde las llamas avanzan y parecen no dar tregua, resulta incomprensible que el Gobierno se limite a emitir declaraciones y no se tomen acciones concretas. «La inacción frente a esta crisis pone de manifiesto la ausencia de voluntad política para enfrentar la emergencia y proteger el futuro de la Patagonia», expresan las organizaciones ambientalistas.
La criminalización de comunidades y activistas
El panorama se agrava aún más cuando se considera la criminalización de comunidades indígenas y activistas ambientales. En varias localidades de la región, se ha señalado a estos grupos como responsables de los incendios sin pruebas contundentes, en un intento de desviar la atención de las verdaderas causas del desastre. Esta persecución, que incluye detenciones arbitrarias, ha generado un clima de miedo e incertidumbre, especialmente en la Comarca Andina, donde la presencia de grupos parapoliciales, ligados a intereses privados, ha aumentado.
El caso más emblemático fue el del intendente de El Bolsón, quien solicitó la intervención del Ejército en la región, una propuesta que fue rechazada por las autoridades provinciales. No obstante, la persecución continuó con allanamientos y detenciones sin justificación legal. Mientras tanto, quienes realmente provocan los incendios, muchas veces con fines de lucro a través del cambio de uso del suelo, siguen libres.
La precarización de los brigadistas
En medio de la crisis, los brigadistas que luchan contra el fuego se enfrentan a una situación laboral cada vez más precaria. En lugar de recibir el apoyo necesario, muchos brigadistas trabajan con contratos temporales que no les brindan estabilidad. A partir de abril, muchos perderán sus empleos debido a la renovación de contratos por solo tres meses. Este desinterés por garantizar la estabilidad laboral de los brigadistas también refleja la falta de compromiso del Gobierno para fortalecer el combate al fuego.
Además de la precarización, la falta de personal en el terreno es alarmante. Con un promedio de un brigadista por cada 12.436 hectáreas, la tarea de sofocar los incendios se vuelve casi imposible. Según un informe interno de la Administración de Parques Nacionales, se necesitarían al menos 750 brigadistas para cubrir las más de cinco millones de hectáreas en riesgo. Sin embargo, el Gobierno no parece dispuesto a invertir en recursos humanos y materiales suficientes para enfrentar el desastre. Y la pregunta de muchos es… ¿por qué?
El futuro de la Patagonia
La situación en la Patagonia es desesperante. Los incendios siguen avanzando a un ritmo alarmante, destruyendo bosques, hogares y causando desplazamientos masivos de las comunidades.
La falta de planificación, recursos insuficientes y la política de ajuste presupuestario del Gobierno Nacional han contribuido a esta catástrofe. A pesar de los esfuerzos por parte de algunos brigadistas y organizaciones no gubernamentales, el incendio parece fuera de control.
La ayuda económica enviada a las provincias de Río Negro y Chubut para la reconstrucción de viviendas, aunque necesaria, llega tarde. El fuego ya ha destruido miles de hectáreas en parques nacionales como Lanín, Nahuel Huapi y en distintas localidades de la Comarca Andina.
Una emergencia sin solución
La crisis ambiental en la Patagonia es una de las más grandes que ha enfrentado el país en décadas.
Mientras las llamas siguen devastando el sur, la falta de acción por parte del Estado sigue siendo el principal obstáculo para frenar el desastre. El Gobierno tiene los recursos, pero no parece tener la voluntad política para destinarlo a la prevención y el combate del fuego. En lugar de tomar medidas urgentes y estructurales, el Ejecutivo se limita a hacer ajustes presupuestarios, persigue a las comunidades vulnerables y no garantiza el apoyo necesario a los brigadistas. Y la pregunta de muchos es… ¿por qué?
Si no se actúa con rapidez y empatía, la Patagonia y otras regiones del país en similar situación, van a sufrir irreparables consecuencias ecológicas y sociales que marcarán el futuro por generaciones.
Últimos datos
A la fecha, existen más de una decena de focos activos en la región sur de Argentina, destacando cuatro que afectan a dos parques nacionales. El incendio más grande es el de Valle Magdalena, que ha arrasado con 15.000 hectáreas del Parque Nacional Lanín, en Neuquén. Los incendios en Los Manzanos y El Manso también están devastando el Parque Nacional Nahuel Huapi, que abarca partes de Río Negro y Neuquén, afectando ya más de 10.000 hectáreas entre ambos focos. Además, el incendio de Confluencia, cerca de El Bolsón, en Río Negro, ha quemado hasta el momento 3.392 hectáreas. Además, esta madrugada se ha originado un nuevo foco en Bariloche.
Hasta ahora, las llamas han afectado 36.300 hectáreas, han provocado una víctima fatal, más de 200 viviendas quemadas y más de 700 familias evacuadas.