-Usted contó que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la OEA, y el Comité de Derechos Humanos Civiles y Políticos, en Ginebra, son las instancias internacionales principales a las que Cristina Kirchner puede recurrir ¿Puede explayarse sobre esto?
Tanto la Comisión como el Comité, tienen dos procedimientos. Uno es el sistema de casos, o sea, se recibe una denuncia y la procesan y el otro es la solicitud de acciones urgentes, lo que se conoce como medidas cautelares. Los casos se demoran mucho, muchísimo tiempo. Obviamente pueden acudir y pueden presentar la denuncia y manifestar públicamente que presentaron una denuncia, que la denuncia fue aceptada. Pero en el fondo, es muy difícil que estos organismos se pronuncien sobre este tema, teniendo en cuenta todo el largo debido proceso que hubo en este caso. La verdad, veo sumamente difícil, definitivamente, que la Comisión Interamericana intervenga o que el Comité de Derechos Civiles y Políticos intervenga.
-El ex canciller Santiago Cafiero consideró que es posible llevar el caso a la Comisión y luego ahí mismo a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. ¿Qué opina?
Bueno, sí se puede acudir a la Comisión Interamericana, pero como dije es muy difícil de que eso prospere. Y si se trata del caso de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la única forma de llegar es ir primero a la Comisión. Esta se demora, se demora varios años, mínimo cuatro años, pero en general bastante más. Y recién después, el caso puede ir a la Corte. O sea, un caso que se presenta a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos puede llegar eventualmente a la Corte y ser decidido ante la Corte después de siete, ocho, nueve, diez años.
-Otras fuentes cercanas a la ex presidenta dieron cuenta de que iba a ir a la Corte Internacional de Justicia, de La Haya, y hasta hablaron de recurrir a la Corte Penal Internacional. ¿Es posible?
La Corte Internacional de Justicia no recibe denuncias de este tipo, sino entre Estados. Tendría que ir un Estado denunciar al Estado de Argentina por incumplir sus obligaciones al condenar a Cristina. Por lo tanto, eso es prácticamente imposible. Y puedo decir que si verdaderamente consideran a la Corte Penal Internacional como una posibilidad, demuestran una peligrosa ignorancia o están reconociendo que sus objetivos son más mediáticos que jurídicos.
-La condena tiene básicamente dos partes: prisión a seis años e inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos: ¿los organismos internacionales pueden fallar sólo sobre una de las dos? ¿Cuál tiene más posibilidades de ser modificada en esos organismos?
Los organismos pueden fallar sobre los dos temas. Lo decide cada organismo. Pero como dije antes, veo muy difícil que en cualquiera de esos dos temas fallen. El que podría, tal vez, tener alguna posibilidad mayor es el relacionado con la inhabilitación para cargos electorales. Pero el artículo 23 de la Convención Americana, que es sobre los derechos políticos, establece que un Estado puede reglamentar el ejercicio de esos derechos por distintos motivos, y entre esos motivos está el de por una condena por juez competente en proceso penal. Aquí claramente se dan esas situaciones.
-Tanto en la Comisión Internacional de Derechos Humanos como en la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA hay dos argentinas, una de reconocida militancia K que es Andrea Pochak. ¿Eso puede influir a favor o en contra de Cristina?
En principio no, porque hay una práctica histórica de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de que los miembros de la Comisión no participan en las decisiones sobre sobre sus respectivos países, y eso siempre se ha respetado de manera bastante bastante estricta. Así que, en principio, no estos organismos no no son fácilmente influenciables en general.
-Reitero como resumen, usted ve muy difícil que prospere la vía de que prospero un fallo internacional favorable a Cristina
Hace rato que vengo escuchando que van a acudir a los organismos internacionales y van a intentar revertir la decisión que se tomó en Argentina. Honestamente, ninguno de estos organismos, ya sea la Comisión Interamericana o el Comité, veo que se metan a decir que hay una decisión que viola los derechos humanos con todo el procedimiento que se siguió en Argentina durante varios años. Además, con distintas etapas y distintos tribunales tomando decisiones y finalmente con la Corte Suprema tomando esta última decisión. Algo importante, es que estos organismos, ya sea la Comisión, o el Comité, son lo que se conoce como subsidiarios o complementarios. ¿Qué quiere decir esto? No pueden actuar salvo que las justicias nacionales no actúen o actúen de manera equivocada o cometan errores evidentes. Entonces, es un principio del derecho internacional muy importante que aplican todo este tipo de organismos. Y en principio ¿Poder acudir? Sí, definitivamente van a poder acudir, y van a decir públicamente que lo hicieron, para tener un beneficio mediático de alguna manera. Pero que tenga un resultado favorable lo veo sumamente difícil.
-¿Conoce algún antecedente similar?
En mi época en la Comisión Interamericana, como en años anteriores, hubo numerosísimos casos de ex presidentes que acudieron a la Comisión, y la verdad, no recuerdo que hayan tenido éxito en general. Numerosos casos de presidentes de distintas ideologías que han acudido a la Comisión Interamericana sin obtener ninguna decisiones favorables en general.
-¿Con qué otros líderes se puede comparar lo que le pasa a Cristina Kirchner nivel judicial y lo que quiere hacer su defensa en comisiones y cortes internacionales?
La CIDH ha tenido decenas de casos y medidas cautelares relacionados con ex-presidentes y lideres políticos de América Latina. Por ejemplo Alan García, Fujimori, y su esposa; (Jean-Bertrand) Aristide, (Manuel) Zelaya, Fernando Lugo,Evo Morales, Hugo Chavez. Muchas veces fueron solicitudes de medidas cautelares urgente para la protección de la integridad personal. O sea, más allá de que cuando estaban en la presidencia criticaban duramente a la CIDH, cuando estaba sin poder, acudían rápidamente para defenderse. Nuestras incoherencias. Mas allá de que cada caso se debe analizar individualmente, yo diría que hay dos casos que se asemejan más a la situación que de la ex presidenta. Aclaro que si bien Argentina desde (Raúl) Alfonsín en adelante siempre hizo una defensa férrea de la CIDH el gobierno de Cristina modificó esa práctica de más de dos décadas, y se convirtió en el primer gobierno argentino de la democracia desde el 83 que criticó a la CIDH. Pero fue aún mucho más allá; en una Asamblea General Extraordinaria de la OEA en Washington DC, solicitó que se le prohibiera a la CIDH otorgar Medidas Cautelares. Las mismas que ahora pareciera que quieren pedir.
-¿Cuáles serían los casos que más se parecen?
Primero, las medidas cautelares solicitadas a la CIDH por el ex canciller de México Jorge Castañeda Gutman. Segundo, el caso ante el Comité de DDHH de la ONU presentado en favor del presidente Lula da Silva. Estos dos casos se asemejan por la negativa del Estado a registrarlos para competir en un proceso electoral, ya sea por una interpretación legal, en el caso de Castañeda, o por una decisión judicial, en el caso de Lula. En el caso de Castañeda, si bien la solicitud de medidas cautelares fue aceptada por la CIDH, luego fue decidida por la Corte Interamericana en favor del Estado mexicano. Y en el caso de Lula, el Comité de DDHH decidió a favor de Lula, considerando que no había tenido un juicio imparcial. Así mismo, hay que tener presente que el Supremo Tribunal de Brasil, ya había decidido a favor de Lula un año antes, considerando que el proceso en su contra había sido imparcial.
-¿Cómo tendría que realizar Cristina su recurso ante los organismos internacionales
Como le decía que estos son organismos subsidiarios o complementarios, lo primero que hay que hacer es poder agotar todos los recursos internos (en cada país), y eso se ha hecho (en el caso argentino). O sea, que poder puede ir. He recibido cientos de políticos en particular, que acudían a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para hacer prensa, pero sabían que no tenían la menor posibilidad de avanzar. De acudir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tiene que hacer dos cosas. Puede presentar una denuncia o puede presentar una solicitud de medidas cautelares. La denuncia es un trámite prolongado, la decisión de medidas cautelares se toma relativamente más rápido. Y posiblemente presenten las dos, presenten un caso y presenten una medida cautelar.
-¿Cómo son los plazos?
En cuanto al plazo que tiene para presentar el caso es seis meses desde la última decisión. Por lo tanto, empieza a correr ahora el plazo de seis meses para que ella pueda presentar un caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Si lo que va a solicitar es una medida cautelar, para que la comisión pida que la dejen en libertad, lo pueda hacer en cualquier momento. Ahora, no tiene posibilidad de tener éxito eso.
-¿Toda denuncia entra siempre por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y luego va a la Corte?
Toda denuncia siempre entra a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Comisión le da tramita y toma una decisión, y se la comunica al Estado. Si el Estado no cumple con la decisión, la Comisión puede enviar el caso a la Corte. Estamos estamos hablando de un período de tiempo que puede durar cinco o seis años solamente en la Comisión y luego un par de años más ante la Corte Interamericana. Pero la puerta de entrada a todos los casos es la Comisión Interamericana, no se puede ir a la Corte directamente para presentar un caso, es imposible.
-Aclaró que estos organismos son subsidiarios si fallan las instancias internas, que es lo que la defensa de la ex presidenta está planteando: que la condenaron para sacarla del ruedo político, que es arbitraria y defectuoso
Sí, lo que principalmente van a argumentar es que no hubo debido proceso, que fuimos un juicio más político que otra cosa y que hay fallas en el debido proceso, que, bueno, eventualmente las tienen que demostrar. Pero eso es el argumento típico. Son los artículos ocho y veinticinco de la Convención Americana, que es lo que está en casi todos los casos, digamos, de de esta naturaleza.
Un académico con mirada crítica, que experimentó en política y volvió al campo internacional
Desde que terminó su gestión en la provincia de Buenos Aires, Santiago Cantón volvió al ámbito internacional, primero a Washington, donde dirigió el programa de Estado de Derecho del think tank Interamerican Dialogue. En febrero de 2023, fue elegido secretario general de la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) con sede en Ginebra. La CIJ es la primer ONG de DDHH desde la posguerra, que con más de 70 años de existencia y 60 juristas de prestigio del mundo entero, cuenta con oficinas en todas las regiones del mundo.
Cuentan que habiendo pasado por la experiencia académica como profesor en las Universidades de Buenos Aires y Georgetown (EE.UU) y por la actividad multilateral, en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y en Naciones Unidas, se acercó a la gestión política pública. Cuando se esperaba que fuera el secretario de Derechos Humanos de la Nación del gobierno de Mauricio Macri, en 2016, se lo llevó María Eugenia Vidal a la gobernación de Buenos Aires. Quienes lo conocen, saben que terminó siendo para él una experiencia frustrante más que por su trabajo con la ex gobernadora, que siempre lo apoyó, por la enorme dificultad de mover la burocracia gubernamental de la provincia. Cantón, nacido en Villa Ballester en 1962, hizo en la Argentina una carrera más vista en el sector de los derechos humanos, al tiempo que en el ámbito internacional el horizonte de este abogado se fue corriendo al derecho internacional.
Estamos en un mundo en guerra donde los líderes ya no consultan a los organismos si van a atacar a otro. Vladimir Putin lo hizo cuando invadió Ucrania en 2022. Benjamín Netanyahu, en Gaza contra el terrorismo de Hamas y en el Líbano, contra Hezbollah. Donald Trump amenaza con tomar Groenlandia ¿Qué lectura hace?
Claramente, estamos viviendo el peor momento desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. A los conflictos internacionales, con el cada vez más cercano riesgo de uso de armamento nuclear, hay que sumarle el surgimiento de una ideología de ultraderecha que busca destruir los organismos multilaterales creados en las cenizas de la Segunda Guerra Mundial para fortalecer el diálogo y la diplomacia internacional. La temeraria irresponsabilidad de los líderes de esta nueva ultraderecha roza lo criminal.
¿Pero no cabe también una crítica a la burocratización el exceso de politización de los organismos al punto que hay una insatisfacción basada en su exceso de progresismo o en lo que la derecha llama wokismo o cuando una potencia logra imponer sus autoridades? Casos: ONU, OMS, OMC, OEA.
Desde hace años la sociedad civil y varios países proponen la necesidad de hacer una reforma del orden internacional creado en 1945. Es indudable que hay que hacer cambios. Y precisamente la secretaría general de la ONU inició un proceso de reforma, ONU80 con un claro objetivo “trazar una línea directa entre la creación de las Naciones Unidas hace ocho décadas y la prevención de una Tercera Guerra Mundial.” Pero nos engañemos. Más allá de la necesidad de hacer un cambio, no podemos ignorar que lo que muchos están buscando es el final del multilateralismo, como propone la nueva derecha. Es la misma línea de pensamiento que hace un siglo se opuso a Liga de las Naciones y abrió la puerta de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Hoy parece que quieren la Tercera.

Itinerario
Santiago A. Canton es Secretario General de la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) con sede en Ginebra. Es graduado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y posee una maestría en derecho por el Washington College of Law.Fue Director del Programa sobre Estado de Derecho del Diálogo Interamericano en Washington DC, Presidente de una Comisión de Investigación de las Naciones Unidas sobre Israel y Palestina, Director Ejecutivo de Derechos Humanos en Robert F. Kennedy Human Rights, Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Relator Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH, Director para América Latina en el Instituto Nacional Demócrata y Jefe de Misión de la OEA en seguimiento a la Carta Democrática Interamericana. Fue Profesor Adjunto en la Universidad de Georgetown, y actualmente enseña en el Washington College of Law y la Universidad de Buenos Aires.En 2005 Cantón fue galardonado con el Gran Premio Chapultepec de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Al toque Un proyecto: enfrentar el resurgimiento del fascismo en el mundo.
Un Iíder: en Argentina, Raúl Alfonsin.
Un prócer: Mariano Moreno
Una comida: asado
Una bebida: un buen scotch
Una sociedad: la del estado de bienestar y de derecho, que lamentablemente está siendo avasallada.
Un recuerdo: alegría total la madrugada posterior a las elecciones del 83 comprando todos los diarios que encontraba en Villa Ballester. Que todavía los tengo.
Un placer: andar en moto
Un sueño: que el amor insensible hacia la nueva derecha desaparezca antes de que nos lleve a repetir la trágica noche interminable de hace 85 años.
Una película: muchas. Pero para estas épocas de racismo y discriminación Blade Runner.
Una serie: Severance
Un libro: El Canon Occidental de Harold Bloom
Un desafío: lograr que la libertad le gane a la violencia y mentiras del neofascismo.