No siempre los teléfonos son buenos ni deseables. Hay mucha gente que se divorcia por teléfono. Hay amistades de toda la vida que se rompen por teléfono. Y sobre todo, muchas muertes de seres queridos se comunican por teléfono. El teléfono y la fotografía son tal vez los inventos más diabólicos de la historia. En las películas vemos gente descolgando teléfonos y manteniendo conversaciones con monosílabos, conversaciones que anuncian la muerte de alguien. Los teléfonos son palabras, duras palabras, sin la presencia del cuerpo y la persona, son la cobardía más grande del mundo. Los teléfonos incitaron a la cobardía universal. En la Primera y la Segunda Guerra Mundial los generales arrasaban ciudades con llamadas telefónicas. A Federico García Lorca, antes que una bala, lo mató una llamada telefónica al general Queipo de Llano. Usamos el teléfono como una ametralladora.
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