10.8 C
Buenos Aires
martes, junio 17, 2025

La política más allá de los tribunales

Más Noticias

Ahora

  • Jeffrey Marder, embajador de Canadá en España: «Hasta la amenaza de Trump, jamás había visto a los canadienses tan unidos» | 15-06-2025
  • Los ataques entre Israel e Irán se convierten en el gran tema de la cumbre del G7: «Hay que desescalar esto» | 15-06-2025
  • Irán acusa a Israel de intentar provocar un conflicto regional | 15-06-2025
  • El sospechoso de la muerte de la congresista de Minnesota tuvo contacto en el pasado con el senador al que dejó malherido | 15-06-2025
  • Macron visita Groenlandia para mostrar «la solidaridad europea» frente al desafío de Trump | 15-06-2025
  • Un clamor de millones de personas en Estados Unidos contra el Gobierno: «Trump está actuando como un dictador» | 15-06-2025
  • Los posibles escenarios tras la sexta gran sacudida de Oriente Próximo | 14-06-2025
  • Suecia exportará presos a Estonia por la saturación de sus cárceles | 14-06-2025
  • Gobierno de Israel: «Si Jamenei sigue disparando misiles contra la retaguardia israelí, Teherán arderá» | 14-06-2025
  • Blaise Metreweli, primera mujer al frente del servicio de espionaje MI6 | 15-06-2025
  • Cohetes hipersónicos, el gran poder disuasorio de los ayatolás | 15-06-2025
  • Von der Leyen traslada a Netanyahu que «Israel tiene derecho a defenderse» y muestra su «preocupación por las armas nucleares y de misiles de Irán» | 15-06-2025
  • Dos años después, el sur de Ucrania sigue sufriendo por la destrucción de la presa de Kajovka | 15-06-2025
  • Vance Boelter, sospechoso de asesinar a una congresista y su marido en Minnesota, avisó a un amigo de que «podría estar muerto pronto» | 15-06-2025
  • «Cayendo… ¡Mayday! ¡Mayday!»: una llamada de socorro, dos milagros y decenas de cuerpos carbonizados aún sin identificar en el accidente de Air India | 15-06-2025

  • Panorama semanal
  • Finalmente, las versiones se confirmaron. Según voceros aparentemente bien informados sobre lo que ocurre en el cuarto piso del Palacio de Tribunales, la Corte Suprema, a pesar de las fuertes tensiones entre los tres miembros que la componen actualmente, no tuvo impedimento alguno para adoptar, por unanimidad y con una rapidez notablemente superior a su promedio habitual, su decisión.

Jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

Jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación

Esta resolución, que incide significativamente en el paisaje electoral del año en curso (con comicios de gran relevancia programados para dentro de tres meses en la provincia de Buenos Aires y dentro de cuatro en todo el país), ha sido calificada como “histórica”. La decisión determina la prisión por seis años y la inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos de alguien que ha ejercido tanto la presidencia como la vicepresidencia de la República: Cristina Fernández de Kirchner. “En un momento histórico de gran transformación, en el que se ha vuelto confuso dónde radican los centros de autoridad, la Corte demostró que no ha perdido la capacidad de marcar límites”, escribió ayer Carlos Pagni en su columna de mitad de semana en La Nación.

Un tribunal urgido

En verdad, el alto tribunal venía siendo políticamente presionado para firmar la resolución que confirmaba la doble condena que ya pesaba sobre Cristina Fernández de Kirchner, antes de que ella pudiera legalizar su anunciada candidatura a legisladora provincial bonaerense por la Tercera Sección Electoral, un cargo que nadie duda que alcanzaría con facilidad. “Resolver después de que ella cumpla ese trámite sería como dictar una condena después de permitir que el delincuente se fugue”, advertían a los tres jueces supremos desde los medios más empeñados en que se alcanzara un fallo rápido e impostergable. Es decir, unánime.

ele Irónicamente, al denunciar y dar por descontada la inminencia y el sentido de la resolución de la Corte, las fuerzas cercanas a la expresidenta contribuyeron a alimentar el clima mediático de vísperas que aceleró la decisión. Sería injusto culparlos: las tormentas se producen cuando están dadas las condiciones, no cuando un previsor abre un paraguas.

Las preguntas del peronismo

Ya antes de la esperada reunión de la Corte del último martes, en el seno del peronismo comenzaban a activarse sus atávicos reflejos defensivos. En un contexto donde, a principios de junio, se observaban grandes dificultades para tender puentes entre las diversas fracciones y en el que la autoridad de Cristina Fernández de Kirchner como titular del Partido Justicialista parecía irremisiblemente cuestionada, empezó a modificarse esa tendencia, preparándose para asimilar y resistir un golpe que, aunque en primera instancia afectaría a la expresidenta, se sospechaba dirigido a golpear al peronismo en su conjunto.

Paralelamente, surgían interrogantes más profundos: dado que la inhabilitación de Cristina Kirchner parecía un hecho ineludible, era necesario pensar en una reestructuración del peronismo, donde el papel de ella (y, consecuentemente, de sus sectores más afines) quedaría naturalmente reducido y reubicado en una arquitectura con más voces, más socios activos y predispuestos a articular intereses, territorios y sectores diferentes para protagonizar una nueva etapa con “canciones nuevas”. ¿Podría el peronismo producir un nuevo cambio de piel, como los que le permitieron en el pasado recuperarse de la caída de 1955, de las proscripciones posteriores, de golpes de Estado y de derrotas electorales como las de 1983, 1999 y 2015? ¿O la seguidilla de retrocesos que proyectaron al gobierno a Javier Milei y ahora dejaban fuera de juego a CFK implica que el movimiento nacido en 1945 está condenado a dispersarse, diluirse y morir al llegar a octogenario?

Por el momento, estas cuestiones parecían eclipsadas por el puro presente y por preguntas más inmediatas: ¿admitirán que Cristina Kirchner cumpla prisión domiciliaria o la enviarán a un penal remoto, como desean sus enemigos más rencorosos? ¿La obligarán a utilizar una tobillera digital? ¿Le permitirán visitas y comunicaciones? O, por cuestiones tácticas inmediatas: ¿quién la reemplazará como candidata en la Tercera Sección bonaerense? ¿Se consolidará el acuerdo que empezó a tejerse entre ella y Axel Kicillof, ahora indispensable para ambos?

Otro juez y la vereda de enfrente

Desde la otra vereda también se observa con cautela. Que una expresidenta termine condenada nunca es una buena noticia para otros expresidentes o futuros expresidentes con expedientes abiertos o potenciales en la Justicia. Javier Milei, que estuvo oportunamente fuera del país cuando se difundió el fallo, guardó un prudente silencio y limitó sus expresiones en redes. Fue más discreto que algunos de sus seguidores: José Luis Espert padeció el repudio de la Universidad Católica Argentina y el abucheo del público por su lenguaje soez, agresivo e insultante.

Con la inflación nuevamente en baja y el peronismo ocupado en pelear contra la inhabilitación de Cristina y en encontrarle un reemplazo como candidata en el Gran Buenos Aires, al presidente no le conviene chocar gratuitamente con un sector con el que comparte y compite por un segmento del electorado.

Por supuesto, también debe atender al núcleo central de sus votantes (los propios y los provenientes de Cambiemos y el PRO), muchos de los cuales cultivan una fuerte aversión al peronismo. Posiblemente, Espert cumple con agrado la función de guardián de ese rebaño, que celebró en las redes la prisión de la expresidenta o le deseó que “muera sentada en el inodoro de un calabozo”.

Con una mirada probablemente realista, encubierta en su estilo de cómico cordobés, el senador Luis Juez advirtió a ese público: “Yo le diría a algunos boludos que compraron champagne y están festejando: ‘Guarda, muchachos, no sean tontos’. […] El problema del peronismo es encontrar quién lo va a conducir, pero una vez que lo encuentran… Cristina ha logrado una centralidad monstruosa y, entonces, a los imbéciles que creen que es un motivo para festejar, les diría: hay que preocuparse”.

La advertencia de Juez evoca la famosa frase de Joseph Fouché a Napoleón tras la ejecución del duque de Enghien en 1804: “Fue peor que un crimen, Sire, fue un error”. Fouché alertaba sobre las consecuencias estratégicas de ese acto; condenaba una decisión que, aunque legal, se volvía letal para el poder político, pues “el error” minaba la legitimidad de Napoleón y fortalecía a sus adversarios.

La decisión judicial, más que una victoria jurídica, parece advertir Juez, puede transformarse en un catalizador, en principio de una figura política viva y, potencialmente, de una reconfiguración del peronismo. Esa “centralidad monstruosa” que remarca Juez no asegura un triunfo antiperonista, sino que es una señal clara de que la exclusión electoral puede, paradójicamente, fortalecer al “hecho maldito”. Celebrar un fallo que busca anularla puede ser, insinúa este Juez, una lectura simplista que no ve el posible efecto bumerán. Cristina no se desvanece, y el peronismo podría imponerse con ella fuera de la lista, reconfigurando el tablero político.

En el peronismo, por ahora, no hay tanto optimismo, al menos no a corto plazo.

¿Abstencionismo activo?

Incluso algunos cuadros destacados se inclinan por eludir el compromiso electoral de este año, interpretando la abstención y la no presentación en los comicios de octubre como una protesta contra la obligada ausencia de Cristina Kirchner. En el plenario de dirigentes realizado el jueves 12 en la sede del Partido Justicialista, Juan Grabois formuló esa propuesta: “Frente a la proscripción de Cristina, hay que desenmascarar el carácter ilegítimo del régimen de facto y llamar a la abstención”. Tal vez se trata de una astucia táctica destinada a atribuir a una consigna propia un fenómeno que ya se ha manifestado autónomamente en este ciclo electoral: el generalizado ausentismo que supera nítidamente los porcentajes de los candidatos más votados. En cualquier caso, la dirigencia peronista no parece inclinada a adoptar la línea sugerida esa tarde por Grabois, de la que más tarde tendría que replegarse. Es difícil que la propia Cristina Kirchner apreciara favorablemente esa táctica de protesta que, en los hechos, implicaría dejarle el campo libre a Milei.

En su extensa historia, el peronismo nunca empleó el abstencionismo como modo de protesta. Sí usó la abstención, generalmente como prólogo de insurrecciones. Hipólito Yrigoyen, mientras aún no se le habían abierto las puertas del sufragio libre, [parece que el texto se corta aquí]. En cambio, el peronismo usó el voto en blanco, que implica una expresión activa y contabilizable. En julio de 1957, por ejemplo, cuando el gobierno militar de la llamada Revolución Libertadora convocó a una Asamblea para reformar la Constitución Nacional, el peronismo no respondió absteniéndose, sino llamando al voto en blanco, que fue mayoritario en las urnas (2.100.000 votos). Ese recuento globular de influencia política tendría consecuencias en la elección presidencial del año siguiente: dejaba en claro que Perón, proscripto y exiliado, mantenía la capacidad de influir decisivamente en la política de la que se lo había marginado por la fuerza.

El ala radical intransigente que orientaban Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio comprendió que su plataforma de integración política y frente nacional requería de la cooperación explícita del líder prohibido y buscó sellar un pacto con él. Perón aceptó ese acuerdo y, 20 días antes del comicio, dio una declaración pública instando a votar por Frondizi e instruyó a la dirección de su partido a organizar ese voto por “el candidato que ha declarado solemne y públicamente su propósito de rectificar la política económica antinacional, restablecer las conquistas del justicialismo y permitir la libre expresión política y sindical de la masa popular”. Así, la fórmula Frondizi-Alejandro Gómez obtuvo 4.070.000 votos —más del doble de los obtenidos unos meses antes—, sumando una cifra equivalente al voto en blanco de 1957 (aunque un sector “duro” del justicialismo insistió con esa táctica de oposición y el voto en blanco en las presidenciales llegó a 800.000). Perón había jugado desde el exilio y se convirtió en socio de una victoria: pese a las prohibiciones, pasó a ser ostensiblemente una figura arbitral.

Aquellos hechos son, a esta altura, estampas históricas. Aunque ha recobrado la “monstruosa centralidad” que obsesiona al senador Juez, Cristina Kirchner está muy lejos de aquel Perón proscripto y exiliado; y el peronismo no tiene a la vista siquiera un socio potencial equivalente al dúo Frondizi-Frigerio (por dudosos que resultaran para aquel justicialismo de siete décadas atrás) que fue capaz de tomar distancia de la atmósfera revanchista catalizada por la Revolución Libertadora.

Más que encerrarse en dudosas abstenciones, el peronismo tiene por delante la tarea de reparar el aislamiento que hoy paga y sus causas; necesita recuperar la confianza pública y llegar más allá de sus propios adeptos. Esto requiere más que gestos de acompañamiento, lealtad y obediencia, aunque los incluya. Exige repensar la realidad y salir con mente abierta a la búsqueda de interlocutores y aliados.

Contenido relacionado

Otras lecturas

Hemeroteca

Destacado

Nosotros

Galería

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Cómo fue el primer día de La Salada después de 25 días de clausura: controles, policía y pocas ventas

Los vendedores rodean la manzana. Son percheros humanos que repiten precios y acumulan prendas. Son de los que todavía...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img