Tras su paso por El Trece, Rodrigo Lussich volvió a América TV para conducir Intrusos junto a su inseparable dupla Adrián Pallares.
Con una grilla copada por programas de espectáculo con conductores de primer nivel, el uruguayo comparte casa con Ángel de Brito, colega con quien tuvo sus idas y vuelta, y Mariana Fabbiani, la conductora de DDM, a quien asegura «respeta mucho».
-¿Harías un programa con el estilo de Roccasalvo? Un periodismo de espectáculos más duro, de teatro y cine.
-No, porque tiene que ver con una cosa generacional, con una época, con un estilo de conducción que es el de ella, cada uno tiene el suyo, no trataría de imitar ningún estilo. En todo caso, uno se nutre de cosas de conductores. A mí me gustan cosas de Chiche Gelblung, de Marcelo Tinelli, de Nicolás Repetto, de Darío Barassi, de Julián Weich, de un montón de conductores consagrados, y uno agarra cosas. Esas influencias aparecen automáticamente, pero copiar… creo que lo único que te hace encontrar un lugar en este medio, es tratar de ser distinto, con lo bueno y con lo malo, ir encontrando lo que te diferencia del resto.
-La relación con Ángel De Brito cambió en el último tiempo, ¿qué pasó? Fueron a Bondi, se decía que él iba a ir a Intrusos…
-Me parece que cambió particularmente de mi lado. Creo que él es mucho más relajado que yo, en el sentido que él lo vive todo en función del show, y sabe que es eso. Y yo capaz que soy un tipo más sanguíneo, que se enoja más, y cuando me enojo, me enojo en serio, no me enojo para la cámara. Hoy tal vez yo bajé un poco la guardia en ese sentido, me relajé un poco, pasé el pico de furia en su momento y estoy transitándolo mucho más relajado.
-¿Están en un tiempo de calma?
-Nos acercamos desde un buen lugar, charlamos, fuimos con Adrián a su programa de streaming, quedará pendiente la posibilidad de ir a su programa de tele, o que lo venga el nuestro, o no. Tenemos una convivencia donde nos respetamos, estamos en el mismo canal. Después la chicana del día a día puede aparecer, pero ya no es de un lugar tan cargado, al menos de mi parte.
-¿Te molestaba que los llamara ‘los bailarines’?
-Sí, a mí no me gustaba porque el término siempre me pareció que buscaba bajarnos el precio. Lo hablamos, pero como él lo pone todo en función del show y de que no es personal, entonces llega un punto que no vamos a llegar a ninguna conclusión. Cada uno piensa lo que le parece, pero son cosas con las que podemos convivir hoy. Entiendo que él tiene un estilo que es mucho más provocador, él no baja la guardia nunca, pero no lo digo como un defecto, es su estilo. A mí no me da la nafta para estar todo el tiempo esperando, contestando, me agota. Pero hoy estamos bien, estamos en paz, no hay deuda pendiente. Después el día a día va marcando mucho, pero lo sé llevar mejor.
-Ahora en América TV se ve una muy buena relación entre conductores. ¿Cómo viven ustedes la buena relación entre los conductores de América?
-Me parece que América es un canal muy cohesionado en ese sentido, es un gran programa entero con subdivisiones, donde el vivo marca, los temas marcan y no se baja nunca la tensión, en el buen sentido lo digo. Y me parece que entonces convivir bien es lo ideal. Pero aparte, es un periodismo que no sé si sigue existiendo, esta cosa del odio, un conductor le contesta a otro… Quiero decir, lo puedo hacer, pero ni es real para salir a matar a nadie y aparte el canal no le divierte.
-Con Mariana Fabbiani hacen pases entre programas…
-Es una conductora que yo respeto mucho y me gusta mucho de toda la vida. Hacer un pase con ella para mí está buenísimo, y suma a los dos. Más allá de que sume a nivel número, suma porque es una mina que yo respeto mucho, entonces me gusta compartir un pase con ella o con Sergio Lapegüe, son gente muy grosa.
