Cerrillos fue escenario de una propuesta distinta que sedujo los sentidos y el espíritu. En el café Tres Cuartos, un grupo de mujeres de Salta Capital y de distintas localidades del Valle de Lerma participó de una jornada de degustación de té en hebras, una bebida ancestral que gana cada vez más adeptos en la provincia.
La actividad, organizada por Silvia Fanchini y Cristina Guerra, integrantes del grupo “Sabores y Sensaciones”, propuso un viaje más allá del simple acto de beber. Observar, oler, infusionar, sorber y sentir fueron los pasos de una experiencia que, según sus creadoras, representa “una pausa consciente que genera bienestar y un momento propio en medio del caos cotidiano”.
Durante el encuentro se exploraron el origen del té, su historia, su terroir y su perfil sensorial. Entre rollitos de canela y brownies, elaborados por Galo, se sirvieron distintas variedades de té en hebras, mientras las especialistas explicaban sus propiedades y beneficios. “El té no es solo una bebida, es un ritual cotidiano que conecta, alivia y despierta”, afirmaron Silvia y Cristina, estudiosas del tema desde hace muchos años.
El té en hebras, explicaron, no solo tiene propiedades antioxidantes que ayudan a retrasar el envejecimiento celular, sino que también mejora la digestión, fortalece el sistema inmunológico, desinflama, cuida la piel, reduce el colesterol, estimula el metabolismo y actúa como un relajante natural.
Cada tipo de té ofrece cualidades particulares: el blanco es ideal para el verano y la menopausia; el verde y el matcha son potentes antioxidantes y desintoxicantes; el oolong mejora la concentración y ayuda a adelgazar; el negro y el Ceylán brindan energía con su sabor intenso; y el hibiscus o Jamaica, refresca y aporta vitamina C.
La propuesta apunta a recuperar un espacio de conexión personal en tiempos donde el estrés marca el ritmo diario. En ese contexto, el ritual del té se convierte en una herramienta para reconectar con lo esencial.
La historia del té en hebras en Argentina se remonta a 1923, cuando el sacerdote ucraniano Tijón Hnatiuk trajo semillas de Camellia sinensis a Misiones. Aunque al principio su cultivo fue reducido, la prohibición de importar té en 1950 impulsó su expansión. Para 1958, el país ya exportaba té a Londres.
Actualmente, el té argentino se cultiva principalmente en Misiones y Corrientes, con características particulares por su baja altitud. La cosecha se realiza con maquinaria especializada y el procesamiento combina métodos ortodoxos con procesos industrializados. Argentina se posiciona como un productor destacado de té negro a granel a nivel mundial, según el Ministerio del Agro y la Producción de Misiones.
El origen del té se sitúa en China alrededor del año 2737 a.C., con la leyenda del emperador Shen Nong como protagonista del primer sorbo. Desde entonces, la infusión se expandió por el mundo, encontrando diferentes formas de consumo en países como Turquía, Irlanda, Reino Unido, India, Marruecos y Rusia.
Con cada taza, Cerrillos se sumó a esa tradición milenaria, resignificándola como un ritual contemporáneo que invita a detenerse, respirar y sentir.