La petrolera argentina Aconcagua Energía, con operaciones en distintas provincias del país y activos clave en Vaca Muerta, anunció que entró en cesación de pagos y que iniciará un proceso de reestructuración de su deuda financiera, que al 31 de marzo alcanzaba los 230 millones de dólares.
La compañía no pudo cumplir con el vencimiento de una Obligación Negociable (ON) y ahora intentará renegociar sus compromisos ante el complejo escenario que atraviesan los mercados de capitales.
La empresa comunicó la situación a la Comisión Nacional de Valores (CNV), donde explicó que las actuales “condiciones desafiantes del mercado” dificultaron el acceso a nuevas fuentes de financiamiento con tasas sostenibles. “La compañía impulsará un proceso integral de reestructuración de su deuda financiera, ante las condiciones del mercado de capitales que han dificultado el acceso a fuentes de refinanciamiento en términos compatibles con la sostenibilidad del giro comercial”, detalló Aconcagua en una nota enviada al organismo.
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Aconcagua Energía (PAESA) es propiedad de los exejecutivos de YPF Diego Trabucco y Javier Basso. Desde su creación, la firma apostó a un modelo de expansión centrado en la exploración y producción de hidrocarburos convencionales y no convencionales. Sus operaciones están principalmente concentradas en la Cuenca Neuquina y la Cuenca Cuyana, con presencia en las provincias de Mendoza, Río Negro y Neuquén.
Uno de los pilares del crecimiento proyectado para este año era la profundización de sus desarrollos en Vaca Muerta. Allí, la empresa tiene dos activos estratégicos y esperaba destinar parte del financiamiento obtenido en el mercado a potenciar su participación en la formación no convencional, especialmente en zonas de Mendoza y Río Negro.
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En mayo pasado, Aconcagua había lanzado una emisión de Obligaciones Negociables por hasta 250 millones de dólares, con el objetivo de financiar su expansión. Sin embargo, la colocación no alcanzó los niveles esperados y la empresa se vio obligada a revisar su hoja de ruta financiera.
El default de Aconcagua refleja las dificultades que atraviesan muchas firmas energéticas de mediana escala en Argentina, en un contexto donde la volatilidad macroeconómica y las restricciones de financiamiento afectan la sostenibilidad de proyectos de inversión a largo plazo.
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El origen de Aconcagua Argentina
Es una empresa petrolera argentina de capitales locales que fue fundada en 2015 por Diego Trabucco, ingeniero con trayectoria en YPF, y Javier Basso, economista y también ex directivo de la petrolera estatal. Desde su origen, el objetivo de la firma fue consolidarse como un actor relevante en el sector energético nacional, con una estrategia centrada en el desarrollo de hidrocarburos convencionales, la diversificación hacia energías renovables y un fuerte enfoque en la generación de empleo local.
En la actualidad, Aconcagua Energía opera en tres unidades de negocio principales: producción de hidrocarburos, generación de energía —tanto eléctrica como renovable— y servicios integrales para el sector energético. Su actividad se concentra en las provincias de Mendoza, Río Negro y Neuquén, donde administra un total de trece concesiones. Algunas de las áreas más destacadas en operación son Atuel Norte, en Neuquén; Confluencia Sur, en Mendoza; y Catriel Oeste, en Río Negro.
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El crecimiento sostenido de Aconcagua también se refleja en sus resultados financieros. Durante 2023, su EBITDA ajustado fue de 46,5 millones de dólares, cifra que multiplicó por más de ocho lo registrado el año anterior. En el último trimestre de ese año, el EBITDA alcanzó los 14,3 millones de dólares, con ventas anuales por 132 millones. Este dinamismo económico se acompaña de una ambiciosa política de inversión: en enero de 2024, la empresa anunció un plan por 200 millones de dólares para potenciar su presencia en Mendoza durante los próximos cuatro años. El objetivo es claro: ubicarse entre las cinco principales productoras de hidrocarburos del país en un plazo corto.
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La empresa emplea actualmente a unas 750 personas de manera directa y más de 2.500 de forma indirecta, lo que refuerza su vínculo con las comunidades locales. Su gestión combina una visión de negocios orientada al crecimiento con un fuerte anclaje territorial y social, apostando a la formación de proveedores locales y la creación de empleo genuino.
Con este panorama, Aconcagua Energía no solo se posiciona como una de las productoras independientes más dinámicas del país, sino también como una firma que busca equilibrar rentabilidad, expansión y compromiso ambiental. En 2025 proyecta una Oferta Pública Inicial (IPO) en el mercado local, lo que podría marcar un nuevo capítulo en su evolución empresarial.
Con información de Noticias Argentinas.
