La Ermita–Anguiatú marca un hito en la integración centroamericana. Con operaciones aduaneras y migratorias unificadas, el nuevo puesto fronterizo promete reducir tiempos, costos y fortalecer la competitividad de miles de empresas.
Es noticia. En un paso decisivo hacia la modernización del comercio regional, Guatemala y El Salvador inauguraron el 18 de junio el Puesto Fronterizo Integrado (PFI) La Ermita–Anguiatú, una infraestructura binacional que redefine la dinámica fronteriza entre ambos países.
- El proyecto, que forma parte de la Fase I de la integración aduanera y migratoria, permitirá a exportadores, transportistas y viajeros realizar sus trámites en un solo punto, agilizando el tránsito y reduciendo significativamente los costos logísticos.
- El evento de inauguración contó con la participación de autoridades de alto nivel, incluyendo al Ministerio de Economía de Guatemala, la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA) y la Dirección General de Aduanas de El Salvador.
- Este proyecto marca la Fase I de la integración aduanera y migratoria entre ambas naciones, permitiendo a los usuarios realizar trámites en un solo punto, lo que se traduce en una reducción significativa de tiempos de espera y costos operativos.
Voces. La ministra de Economía, Gabriela García, destacó que “cada minuto ahorrado en trámites se traduce en competitividad para nuestros productores y empleos para nuestras comunidades”.
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- El superintendente de la SAT, Werner Ovalle, subrayó que “Guatemala y El Salvador han tomado la decisión de iniciar procesos conjuntos que faciliten el comercio a favor de nuestros importadores y exportadores”.
- Anunció el inicio de un plan piloto en el puesto fronterizo Pedro de Alvarado–La Hachadura, por donde transita más del 70% de las exportaciones guatemaltecas hacia El Salvador.
- Desde la SIECA, su secretario general, Francisco Lima Mena, resaltó que “Centroamérica se ha convertido en el principal socio comercial de la región, superando incluso a Estados Unidos. Este proceso de integración aduanera es clave para consolidar esa tendencia y aumentar la competitividad regional”.
Voces (II). Por su parte, Benjamín Mayorga, director de Aduanas de El Salvador, enfatizó el valor de la cooperación binacional:
- “Con mi amigo Edwin Curtidor, intendente de Aduanas de Guatemala, hemos trabajado día a día para lograr una comunicación fluida que permita tener aduanas más ágiles y eficientes», comentó.
- «Este es un evento que lanza el tema de integración de forma concreta. Desde mayo hemos realizado pruebas piloto, midiendo tiempos y ajustando procesos para que esta frontera funcione como una sola unidad binacional”, añadió el funcionario salvadoreño.
- Mayorga también destacó que este esfuerzo es técnico, y político y económico: “La integración no es solo una estación de servicio, es una visión compartida. A partir de ahora, La Ermita–Anguiatú no es una frontera de Guatemala o El Salvador, es una frontera compartida. Y eso requiere voluntad política, liderazgo y compromiso técnico”.
Por qué importa. Entre las ventajas del nuevo proceso aduanero se mencionan estos aspectos:
- Más comercio, menos trámites: Las exportaciones a El Salvador superaron los USD 1 951M en 2024, con más de 177 000 trámites aduaneros que ahora se verán agilizados.
- Reducción de tiempos de espera: Se eliminan duplicidades y se optimizan los recursos en ambos lados de la frontera. Menores costos logísticos: Transportistas, productores y empresarios se benefician directamente de una operación más eficiente. Más empleos y oportunidades: Una frontera moderna impulsa la inversión y el desarrollo económico local.
- Mayorga concluyó con una visión clara: “La facilitación del comercio permite reducir tiempos de despacho y brinda certeza jurídica y económica a los empresarios. Este es solo el punto de partida. Tenemos más fronteras por modernizar, pero con liderazgo, comunicación y voluntad, seguiremos avanzando”.