Con el apoyo de la región, el canciller Gerardo Werthein se anotó un triunfo diplomático al sellar el respaldo a Malvinas ante el Comité de Descolonización de la ONU, el espacio donde anualmente el estado argentino reitera el pedido al Reino Unido para que se siente a negociar por la soberanía del archipiélago del Atlántico Sur. Ocurrió en un contexto delicado marcado por la guerra en Medio Oriente y las consecuencias diplomáticas del alineamiento del gobierno libertario con Estados Unidos e Israel.
«La Cuestión Malvinas trasciende a los gobiernos. Es una política de Estado, una causa nacional, un compromiso sostenido a través de todas las generaciones de argentinos», dijo Werthein.
Gracias al esfuerzo diplomático en foros internacionales, particularmente en la ONU, el «Comité de los 24» volvió a votar a favor de Argentina en su reclamo en función de la condena no solo al colonialismo sino al unilateralismo, es decir, el uso de la fuerza para ocupar territorio, como ocurrió en 1833 en Puerto Argentino. La resolución fue adoptada por amplio consenso y Argentina recibió el apoyo de países como Venezuela, Cuba e Irán, a pesar de las diferencias ideológicas entre los gobiernos.
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Ante las 29 delegaciones reunidas en Nueva York, el ministro reiteró el momento de la ocupación del archipiélago por la fuerza, expulsando a las autoridades argentinas y la población local. «Fue, sin ambigüedad, un acto colonial, contrario al derecho internacional y violatorio de la soberanía territorial argentina. Nunca hemos convalidado la situación impuesta», sostuvo el canciller en su disertación.
Más allá de la obligación como representante del gobierno argentino en el exterior, en el círculo diplomático se destacó el contundente discurso del canciller en el C-24, anclado en la «violación del derecho internacional» por parte del Reino Unido, y mencionando no solo la normativa que condena al país europeo sino la explotación ilegal de los recursos de la plataforma continental argentina.
En tanto, fue interpretado como un gesto a favor del multilateralismo, un modo de hacer política exterior propio de países emergentes — del que Argentina es pionera— pero que fue relegado por el presidente libertario afín a la línea ideológica de Donald Trump, a priori desde el plano discursivo.

El impacto del giro diplomático de Milei
La votación ocurrió después de meses de frenesí diplomático en el Palacio San Martín, que incluyó un cambio de postura radical en función de los designios de Javier Milei, que desde que llegó a Casa Rosada dictó un alineamiento total con Estados Unidos e Israel, en función de una cruzada de tinte ideológico-religioso para defender «los valores de la civilización occidental».
Desde entonces, el país rompió con varios puntos de la tradición diplomática argentina: acusó a la ONU de tener una «agenda socialista»; votó contra iniciativas de la Asamblea General, como la de los derechos de pueblos originarios y mujeres impulsadas por aliados regionales como Ecuador y Bolivia; y las más recientes, junto a EEUU e Israel fueron los únicos que votaron contra el cese al fuego en la Franja de Gaza, poniendo en jaque la imagen del país frente a los 22 países árabes que históricamente apoyaron la Cuestión Malvinas.
Desde que sucedió a Diana Mondino, Werthein encaró la motosierra diplomática en Cancillería y se aseguró que se mantuviera la línea dictada por los Milei y Santiago Caputo. Parte de su estrategia es una alianza con el gobierno israelí a toda costa, tal como demostró al acompañar al Presidente en su reciente visita a Israel, quien fue ovacionado por los parlamentarios israelíes por el anuncio del traslado de la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén Occidental, algo ilegal según el derecho internacional.
La periodista que incomodó a Werthein por el pacto con Israel
En ese contexto, Milei y Netanyahu firmaron «el Memorándum de Entendimiento con Israel por la Democracia y la Libertad», sin dar mayor detalle del contenido de la alianza sellada días antes del ataque de Tel Aviv a Irán y en medio de la presión por la situación humanitaria en la Franja de Gaza.
Este tema, en tanto, no fue ajeno en los pasillos donde se llevó a cabo la reunión del C-24. El canciller argentino, que no suele hablar con la prensa y busca evitar a toda costa filtraciones de cualquier tipo, fue sorprendido por una periodista argentina. Si bien en un principio intentó desligarse, finalmente accedió a hablar sobre la votación por Malvinas. «Estamos muy contentos y celebramos que haya sido adoptada por consenso, es algo bueno para todo nosotros», dijo Werthein.
El Gobierno oficializó a Alec Oxenford en EEUU y dictó un nombramiento clave en Cancillería
Sin embargo, el ministro se mostró incómodo ante la consulta de quien le preguntó sobre el contenido del pacto con Israel anunciado el pasado 12 de junio. «¿Qué ganará el pueblo argentino con ese convenio?», le consultó la periodista Silvina Sterin Pensel, corresponsal de C5N y NTN24. Visiblemente incómodo, Werthein respondió: «No voy a hablar de eso».
El pacto con Israel, suscripto el pasado 12 de junio, apunta a la «construcción de un orden internacional basado en la libertad, la justicia y la dignidad humana», según el comunicado oficial. En ese momento, una de las voces que más lo celebraron fue el controversial ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, principal impulsor de los asentamientos de colonos en territorios ocupados condenados por la ONU. El aliado de la coalición de Netanyahu destacó «el potencial del nuevo enlace aéreo como motor para impulsar alianzas comerciales y oportunidades económicas de beneficio mutuo».

Argentina recibió el apoyo por Malvinas en el Comité de Descolonización
Werthein viajó de Europa a Estados Unidos acompañado de una comitiva que incluyó a la vicegobernadora de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Mónica Urquiza; la Secretaria de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Paola Di Chiaro; el representante argentino ante ONU, Francisco Tropepi, y el embajador ante EE.UU., Alec Oxenford.
El pasado miércoles, la delegación argentina ante la ONU recibió el respaldo por la Cuestión Malvinas demostrando que las relaciones diplomáticas corren por vía paralela a los gobiernos. «Hicieron un buen trabajo», analizó Ricardo Lagorio, exembajador argentino ante la ONU, en diálogo con PERFIL.
En tanto, el «justo» e histórico reclamo argentino sobrevivió al giro ideológico de la política exterior libertaria que, en función de su cruzada «antisocialista», puso bajo tela de juicio la postura que adoptarían los países aliados en el reclamo por Malvinas.

«Esto demuestra que las relaciones entre los países no son solo entre gobiernos o meramente ideológicas sino que hay cuestiones de fondo más permanentes entre los pueblos, como es el caso de Malvinas. Desde el año pasado, Argentina adoptó una posición distinta frente a Cuba, Venezuela, Irán, sin embargo estos países nos siguen apoyando pese a las enormes diferencias, como temas de democracia o derechos humanos», sostuvo. «Estos países no bloquearon el consenso porque consideran que es una cuestión fundamental para Argentina y va más allá de la ideología del gobierno de turno».
Por su parte, Werthein destacó la voluntad del gobierno argentino de encontrar una solución pacífica a la controversia e instó al Reino Unido a reanudar las conversaciones por la soberanía de Malvinas, en función de la resolución 2065 de la ONU. «Consideramos que existen condiciones favorables para abrir una nueva etapa de diálogo», dijo Werthein, quien destacó que la relación bilateral es «respetuosa y cooperativa».
El canciller cerró su discurso agradeciendo a Chile, que de la mano del presidente Gabriel Boric presentó la resolución de Malvinas ante el Comité de Descolonización. Malvinas, en tanto, es considerada una causa histórica de colonialismo que sigue siendo patrocinada por los países de la región, incluso pese a que el gobierno nacional la relegó a un menor orden de importancia tras eliminar la secretaría de Asuntos Latinoamericanos del organigrama de Cancillería.