Desde aquel 30 de mayo de 2009, cuando Los Piojos se despidió con un emotivo recital en el estadio de River, los fans venían pidiendo y soñando con una reunión. El deseo finalmente se hizo realidad a principios de septiembre del año pasado, cuando el grupo anunció en sus redes sociales: «¡Hay reencuentro! Se viene un nuevo Ritual Piojoso. Después de 15 años nos volvemos a encontrar».
Este fin de semana, después de seis meses de shows multitudinarios que siempre parecían ser «el último» hasta que llegaba el anuncio de uno y otro más, Los Piojos culminan su regreso triunfal con dos fechas en River Plate, un hito que se suma a la maratón de shows anteriores: siete estadios Unico de La Plata, los festivales Cosquín Rock y Quilmes Rock, Rosario, Mendoza, Córdoba y dos Parque de la Ciudad en CABA.

Todo esto suma más de 800 mil personas, confirmando que son la banda más convocante de la Argentina, superando a los Monumental de Duki y María Becerra, la gira de estadios de Tan Biónica, e incluso al histórico total en Buenos Aires de Soda Stereo en River y el Indio Solari en Olavarría.

Parafraseando justamente a Soda y su vuelta del 2007, el regreso de Los Piojos fue una «burbuja en el tiempo» que este domingo 22 llegará a su fin. Nadie se convertirá en calabaza a medianoche, pero cada uno volverá a sus proyectos anteriores, por ejemplo Ciro y Los Persas, La Franela y la escuela de percusión La Chilinga. El público tendrá un nuevo recuerdo para atesorar y no faltarán quienes se aferren a una frase reciente de Ciro Martínez, que dijo que no volverán a pasar 15 años hasta la próxima reunión.
El primer gran adiós
Así como el histórico Adiós Sui Géneris de 1975 en realidad fueron dos recitales de Charly García y Nito Mestre, también esta despedida a Los Piojos es doble, y a las 21:15 de la noche del sábado arrancó el primer «último concierto» de Ciro, Piti Fernández, Juan Manuel Avalos, Juan Cucchiarelli, Luli Bass, Chucky de Ipola, Sebastián Cardero, Dani Buira y Facundo Gómez. El cierre definitivo será el domingo a la noche.

Una característica de los shows del último semestre es que no hubo una lista de temas rígida y fija, sino que hubo cambios en cada actuación, quizás teniendo en cuenta que muchos fans irían a varias fechas. De paso, también mantenían el entusiasmo fresco con sorpresas y temas que no tocaban hace más de tres lustros.

El sábado, el inicio fue a las 21.45 con un video que los viene acompañando desde La Plata, con alguna iconografía AC/DC (un campanario, una hojita de afeitar) y una explosión de aplausos y saltos entre el público. Fiesta total, desde el arranque, con más de 50 trapos entre el público, las clásicas banderas de sus fans.
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Abrieron con Llevátelo, Te diría y el hit Desde lejos, que hizo vibrar al estadio con unas 50 mil personas mientras estaban los dos bateristas sobre el escenario, Buira y Cardero, además de una sección de vientos y Ciro agitando unas maracas.

El cantante saludó con un «¡Muchas gracias, buenas noches River Plate!» y siguió con la lenta intro de Difícil, con su clima ascendente y la significativa frase «Se necesita siempre una ilusión».
Como rareza, poco después llegó San Jauretche, que no habían tocado en los shows anteriores, y engancharon con una antológica Vine hasta aquí, una épica Luz de marfil y una versión muy especial de Pistolas, a cargo de sus hijos Alejandro Ciro Martínez (voz), Danilo Fernández (guitarra) y Caetano Buira (batería).
En Entrando a tu ciudad cantó Piti junto a músicos de Los Persas y La Franela, estableciendo un puente entre Los Piojos y sus bandas posteriores. Después mostraron un video con imágenes del recordado Tavo Kupinski y distintos momentos de la banda, mientras Chucky hacía sonar Ruleta al piano. El remate fue con la frase «Si no existe la memoria, todo lo nuestro es suicida» en las pantallas.
La segunda hora trajo la emotiva interpretación de Sudestada a cargo del hermano de Tavo, una orquestada Vals inicial con cuerdas dirigidas por el Pollo Raffo, el mismo de la grabación original en el disco Azul.

Pasaron el tango Yira yira de Discépolo, Ay ay ay y Quemado, donde todo el estadio de River hizo palmas y vibró. Hubo una cita en inglés a No te pongas azul de Sumo, y el ritmo más contagioso volvió con los vientos de Cancheros.

El cierre, tras un cómplice y apócrifo «Vamos a hacer el último tema», fue con la inconfundible línea de bajo y armónica de Tan solo, y luego Shup shup. Pero hubo más, claro, ya que a lo largo de la siguiente hora hubo sorpresas como el estreno de una canción nueva (Paciencia) y el siempre emotivo momento de Verano del 92, donde suben al escenarios los hijos de los músicos («¡Gracias, liendres!», les dijo Ciro).
«¿Cómo la están pasando?», preguntó Ciro después de bailar en Como Ali con bata de boxeador. «Gracias por vuestro tercer River. También estuvimos acá -aclaró- con los Rolling Stones y algunos festivales. Y acá estamos después de 16 años».

La recta final no dejó espacio para el respiro, con Unbekannt, Genius (y su cita a El medigo de Dock Sud de Moris), El balneario de los doctores crotos, la poderosa versión de Juana Azurduy, El farolito, Y quemás, y el Himno Nacional Argentino en armónica.
Los Piojos volvió a la actividad con todo y su regreso fue histórico. Tanto ellos como el público lo disfrutaron durante seis meses y confirmaron la increíble vigencia y poder de convocatoria de una banda que creó un estilo único y marcó a toda una generación.