La existencia de un tren que conecte de manera directa a la Patagonia con Buenos Aires sería una alternativa viable para el transporte sostenible y el desarrollo regional. La obra cubriría una distancia aproximada de 2.000 kilómetros y uniría a la capital del país con el sur, pasando por la ciudad neuquina de Bariloche, hacia Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Este tren no solo facilitaría el acceso a una de las regiones más hermosas y poco exploradas del país, sino que también serviría como un motor de crecimiento para las comunidades locales. Con una infraestructura adecuada, el servicio podría incluir vagones confortables, espacios para el transporte de carga y servicios de catering, atrayendo tanto a turistas como a residentes.
Desde el punto de vista económico, la creación del tren podría fomentar el empleo, tanto en la construcción de su infraestructura, como en su operación. Además de mejorar la conectividad, se incentivaría el comercio local y facilitaría el acceso a productos y servicios en las comunidades patagónicas.
Por último, la propuesta tiene el potencial de revitalizar el turismo en la Patagonia, ofreciendo a los viajeros una experiencia única de paisajes naturales, cultura y aventura.
En un momento en que la sostenibilidad y la innovación son esenciales, un tren que conecte Buenos Aires con la Patagonia podría ser un paso significativo hacia un futuro más integrado y sostenible para Argentina.
Una obra que se hizo realidad
El Ferrocarril General Roca fue uno de los que componía la red ferroviaria más extensa del país, conectaba Buenos Aires con Bariloche. Como todos los trenes del país, fue construido por empresas británicas en 1865 y nacionalizado en 1948, durante el Gobierno del presidente Juan Domingo Perón. Desde ese momento fue operado en su totalidad por la pública Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino, que posteriormente adoptó el nombre de Ferrocarriles Argentinos.
El Ferrocarril Roca estaba compuesto por ramales de trocha ancha y angosta. Su línea principal partía de la estación Constitución, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y se extiende hacia el sur del país, atravesando las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Neuquén y Río Negro. Además, contaba con líneas en las provincias patagónicas de Chubut y Santa Cruz.
En sus inicios, el ferrocarril ofrecía servicios urbanos de pasajeros en el área metropolitana de Buenos Aires y hasta La Plata, así como servicios interurbanos hacia distintas ciudades del interior. También se operaban trenes turísticos especiales con destino a Mar del Plata, Miramar y San Carlos de Bariloche, y servicios de carga, especialmente en la región pampeana. En los ramales ubicados en la Patagonia, que están desconectados del resto de la red, se brindaban servicios mixtos mediante coches motores. Uno de los servicios más emblemáticos es «La Trochita», un tren con locomotoras a vapor que circula entre Ingeniero Jacobacci y Esquel, en Chubut, sobre una vía de trocha angosta de 75 centímetros.
El fin de la era ferroviaria
Con el paso del tiempo, los servicios interurbanos del Ferrocarril Roca comenzaron a deteriorarse, lo que llevó al cierre y desmantelamiento de numerosos ramales.
A comienzos de la década de 1990, durante el gobierno del presidente Carlos Saúl Menem, se llevó a cabo una profunda reorganización del sistema ferroviario nacional. Como parte de ese proceso, se cancelaron la mayoría de los servicios interurbanos. Algunos de ellos continuaron operando en la provincia de Buenos Aires bajo la gestión de Ferrobaires, una empresa estatal provincial, mientras que en la provincia de Río Negro fueron asumidos por SEFEPA, operadora perteneciente al gobierno rionegrino.
Los servicios urbanos, por su parte, pasaron primero a manos de la empresa estatal Ferrocarriles Metropolitanos, y luego fueron concesionados a la empresa Metropolitano, un grupo privado que también recibió la operación de las líneas San Martín y Belgrano Sur. En cuanto al transporte de cargas, este fue entregado en concesión a dos empresas privadas: Ferroexpreso Pampeano y Ferrosur Roca.
En la provincia de Chubut, el gobierno local decidió preservar parte del histórico ramal de trocha angosta conocido como «La Trochita», y comenzó a operarlo bajo el nombre de «Viejo Expreso Patagónico».
