Por estos días, el panorama inmobiliario en Salta atraviesa una etapa de contrastes. De acuerdo al último relevamiento elaborado por la Federación Inmobiliaria de la República Argentina (FIRA), la provincia refleja una alta tasa de cumplimiento en el pago de alquileres residenciales durante mayo, con un 95% de efectividad. Sin embargo, el mes de junio comenzó a evidenciar algunas señales de atrasos en Salta: “Ya estamos notando un poquito más de atraso”, confirmó Juan Martín Biella, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Salta, en diálogo con El Tribuno.
Por estos días, el panorama inmobiliario en Salta atraviesa una etapa de contrastes. De acuerdo al último relevamiento elaborado por la Federación Inmobiliaria de la República Argentina (FIRA), la provincia refleja una alta tasa de cumplimiento en el pago de alquileres residenciales durante mayo, con un 95% de efectividad. Sin embargo, el mes de junio comenzó a evidenciar algunas señales de atrasos en Salta: “Ya estamos notando un poquito más de atraso”, confirmó Juan Martín Biella, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Salta, en diálogo con El Tribuno.
Desde la derogación de la Ley de Alquileres, el mercado residencial ha mostrado mayor dinamismo, especialmente del lado de la oferta. “Hoy el inquilino, si tiene garantías y buena conducta de pago, puede elegir y negociar. Hay muchas propiedades en alquiler, y eso presiona los precios hacia abajo”, explicó Biella. Incluso, se observa que las unidades que no logran ocuparse dentro de los 30 días tienden a bajar de precio. Por ejemplo, un alquiler que en mayo costaba $700.000, si no se alquiló, puede bajar a $670.000 en junio.
Precios en distintas zonas
En términos de ubicación y valores, los alquileres en la ciudad de Salta presentan una clara segmentación:
· Zona norte y sur: Un monoambiente puede encontrarse desde los $300.000, mientras que unidades de un dormitorio rondan los $500.000.
· Centro: Los departamentos de un dormitorio superan los $400.000, y los de dos dormitorios ascienden aún más.
Aun así, no todo es tan simple para los inquilinos. “Un departamento de $400.000 está pagando más del 10% en expensas, es decir, más de $50.000. Entre servicios e impuestos, se suman otros $100.000. Eso representa casi un 50% extra sobre el valor del alquiler, lo que claramente afecta a muchas familias”, advirtió Biella.
La carga tributaria y de servicios se ha disparado por encima del valor del alquiler mismo. “El impacto inmobiliario es tremendo. La suba de impuestos, tanto a nivel nacional como provincial y municipal, no se acompaña con la actualización de salarios”, explicó el titular de la Cámara Inmobiliaria.
Sector comercial en pausa
Si bien en el sector de viviendas hay cierto movimiento, la situación del rubro comercial es más compleja. “En el microcentro estamos viendo locales vacíos. El parate económico se siente fuerte, especialmente en rubros como boutiques, perfumerías de lujo o comercios que no están ligados al consumo masivo”, afirmó Juan Martín Biella. Las galerías también muestran una retracción marcada.
En contraste, los comercios de consumo cotidiano como locales de comida o tiendas barriales están logrando mantenerse en zonas como la parte sur de la ciudad. Sin embargo, no escapan del contexto: “El turismo ha bajado, eso golpea a los alquileres temporarios, hoteles, restaurantes. Todo lo que depende del movimiento turístico está afectado”, resaltó.
Contratos y actualización
Con respecto a los contratos de alquiler, la modalidad ha ido cambiando. En el caso de los residenciales, tienden a renovarse por dos años, mientras que los comerciales se firman por plazos más largos, de hasta cuatro años, dependiendo del rubro.
En cuanto a la actualización de precios, si bien anteriormente era bimestral, ahora se comienza a notar una tendencia a contratos con ajustes trimestrales o cuatrimestrales, principalmente por la baja en la inflación. “Los contratos antiguos siguen con ajustes más frecuentes, pero entendemos que los nuevos van a empezar a espaciarlos más”, comentó Biella.
Expectativas a futuro
Pese a las dificultades, el sector inmobiliario mira con moderado optimismo hacia los próximos meses, especialmente si se consolida la desaceleración inflacionaria. “Si se termina el ruido político y la inflación sigue bajando, el panorama puede mejorar. Eso va a fomentar no sólo la compra-venta, sino también el desarrollo y la construcción de nuevas viviendas, que hoy están muy frenadas por el parate de la obra pública y la falta de crédito”, analizó el referente del sector.
Aun así, advirtió que el camino no será inmediato: “Hoy hay más propiedades en oferta, y eso ayuda, pero también hay una necesidad urgente de que los precios bajen y que haya condiciones reales para que la gente pueda comprar”.
Salta refleja el mismo escenario que se vive a nivel nacional, con un segmento residencial que se sostiene gracias al cumplimiento de los inquilinos y una sobreoferta que permite negociar precios. Pero al mismo tiempo, el mercado comercial está en una meseta, golpeado por la retracción del consumo y el encarecimiento de los costos fijos. La vivienda, como tantas veces en la historia argentina, sigue siendo un desafío para el bolsillo.
