Misiones es la provincia argentina con más casos de mordeduras de serpientes venenosas. Esta situación se mantiene desde hace varios años, aunque otras provincias del nordeste argentino (NEA), como Chaco, Formosa y Corrientes, también tienen cifras altas.
Según datos oficiales publicados en el Boletín Nacional Epidemiológico, más de la mitad de los accidentes con serpientes en Argentina ocurren en el NEA. Solo en los primeros cinco meses de 2025, se reportaron 554 casos en todo el país, lo que representa el 53% del total registrado en 2024. Entre 2019 y 2024 se notificaron 4.596 casos, con un aumento constante cada año. El año con menos casos fue 2019 (591) y el que más tuvo fue 2024, con 1.042.
La mayoría de los casos se concentra en el NEA
Entre 2019 y 2024, entre el 47% y el 58% de los casos se dieron en el NEA. En 2024, por ejemplo, hubo 606 casos solo en esta región. Hasta mayo de este año, el NEA ya sumaba 276 casos, la mitad del total nacional.
El NOA es la segunda región con más casos, con entre el 22% y el 27% en los últimos años. En lo que va de 2025 ya tiene 166 casos (30% del total). La región Centro del país (como Santa Fe o Córdoba) tiene cifras más variables, pero en 2025 ya registra 100 casos (18%). Cuyo representa entre el 1% y el 3%, y el Sur del país tiene los números más bajos, sin superar el 1,5%.
Solo 19 especies de serpientes son peligrosas
En Argentina hay 136 especies de serpientes, distribuidas por casi todo el país excepto Tierra del Fuego. De todas ellas, solo 19 son venenosas y peligrosas para la salud humana. Las más comunes son las yararás (género Bothrops), las corales (Micrurus) y las cascabel (Crotalus).
Las yararás son las más frecuentes en las zonas cálidas y húmedas, como Misiones. Algunas especies, como Bothrops alternatus y Bothrops ammodytoides, también viven en zonas más frías. Las corales, en cambio, tienen hábitos subterráneos y pueden encontrarse hasta en la Patagonia.

Necesidad de vigilancia y suero disponible
Para el Ministerio de Salud de la Nación es clave fortalecer la vigilancia médica, tener sueros antiofídicos disponibles en todas las regiones con más casos, y capacitar al personal de salud sobre cómo actuar según el tipo de serpiente. Esto último es básico pues, dependiendo del tipo de víbora que haya ocasionado el accidente, se requerirá el uso de un suero diferenciado.
Las regiones con más reportes de mordeduras son el NEA, el NOA y el Centro del país.
¿A quiénes muerden más las serpientes?
Entre 2019 y 2024, de los 4.582 casos con datos de sexo, el 83% afectó a hombres y el 17% a mujeres. En lo que va de 2025, el 71% de las víctimas siguen siendo varones.
La mayoría de los casos ocurre en personas de entre 14 y 64 años, especialmente entre varones de 15 a 34 años, posiblemente por su mayor exposición en trabajos rurales o actividades al aire libre.
La yarará, responsable del 93% de los casos
Las yararás son responsables de casi todos los casos (93%). Las especies más comunes son la yarará grande (Bothrops alternatus) y la yarará chica (Bothrops diporus), presentes en el NEA, NOA y Centro del país. Estas serpientes suelen salir al atardecer y tienen un comportamiento defensivo, lo que aumenta el riesgo de contacto con personas.
Las zonas con más casos de accidentes con yarará son el este de Formosa, el noreste de Salta, todo Misiones, el centro-norte de Chaco y Corrientes. Allí se registraron más de 64 casos en el período 2019-2024. Esto indica que en esas áreas la presencia de serpientes venenosas es constante y la población está más expuesta.
En 2024, la tasa de casos en Misiones fue de 18,6 cada 100.000 habitantes, una de las más altas del país.
Más casos entre enero y marzo
Los accidentes con yarará ocurren sobre todo en los meses cálidos y húmedos. Entre enero y marzo es cuando más se reportan, coincidiendo con la época de mayor actividad de las serpientes.
Los síntomas más comunes ante la picadura de la yarará son locales: dolor intenso, hinchazón, moretones y marcas de colmillos. También pueden aparecer síntomas más generales como náuseas, taquicardia, baja presión y problemas de coagulación, aunque son menos frecuentes.
El 8% de los casos fue grave
De los casos registrados, el 67,5% fueron leves, el 24,5% moderados y el 8% graves. Entre 2019 y 2024, murieron tres personas por mordeduras de serpiente, todas provocadas por yararás. Los fallecimientos ocurrieron en San Luis, Santa Fe y Misiones, y afectaron a dos personas mayores de 65 años y a un adolescente.
En lo que va del año 2025, se notificó un fallecimiento asociado a accidente ofídico también por yarará en Misiones. El caso corresponde a un hombre mayor de 65 años, que recibió tratamiento con suero antiofídico.
Cascabel: menos agresiva, pero con veneno muy peligroso
Las serpientes de cascabel, del género Crotalus, tienen un comportamiento menos agresivo que otras especies venenosas, pero su veneno es altamente tóxico. Actúa sobre el sistema nervioso, lo que las convierte en un riesgo clínico importante.
En Argentina, solo hay una especie de cascabel: Crotalus durissus terrificus. Los accidentes con esta serpiente se registran principalmente en el norte del país, especialmente en el oeste de Santiago del Estero, el este de Salta y algunas zonas del noreste, como el norte de Misiones.
Entre 2019 y 2024 se notificaron 240 casos por mordeduras de cascabel, siendo el NOA la región con más reportes: 108 casos (45%). Le sigue el NEA, con 101 casos. En esta última región, la mayoría se concentró en Misiones (50), seguido por Chaco (31), Formosa (16) y Corrientes (4). A partir de 2021 se observó un aumento de casos en el NEA, con un pico en 2023, cuando se registraron 26 eventos.
En los primeros cinco meses de 2025 se notificaron 32 casos en total, con el NOA nuevamente a la cabeza (20 casos, 62,5%) y el NEA con 11 casos (34%), todos ocurridos en Misiones (7) y Chaco (4).
Coral: poco común, pero de alto riesgo
Las serpientes corales verdaderas, del género Micrurus, no suelen ser agresivas y sus mordeduras son poco frecuentes. Sin embargo, su veneno es altamente neurotóxico, y puede causar parálisis muscular progresiva, por lo que representa una amenaza seria si no se trata a tiempo.
Entre 2019 y 2024 se reportaron 76 casos de mordeduras de coral, la mayoría en provincias del norte como Misiones, Santiago del Estero, Salta, Formosa y Tucumán. También hubo casos esporádicos en Córdoba, Mendoza y algunas zonas del sur de la región Pampeana.
El NOA registró 30 casos (39,5%), mientras que el NEA sumó 33 casos (43%). Dentro del NEA, la provincia con más notificaciones fue Misiones (15), seguida por Formosa (9), Chaco (6) y Corrientes (3). La región Centro reportó 7 casos (9%) y las regiones de Cuyo y el Sur, 3 casos cada una (4%).
En lo que va de 2025, ya se notificaron 7 casos de mordedura por coral, de los cuales 5 ocurrieron en el NEA. Dentro de esa región, Misiones registró 3 de esos casos.
Producción de antiofídicos
El Instituto Nacional de Producción de Biológicos (INPB) es una de las organizaciones que forman parte de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) “Dr. Carlos G. Malbrán”.
Este instituto es el único productor (público o privado) de todos los antivenenos para el tratamiento de accidentes con animales ponzoñosos de importancia médica en Argentina, de esta forma elabora ocho diferentes antivenenos, entre los cuales se encuentran todos los antivenenos ofídicos.
Produce el antiveneno crotálico, y los antivenenos bivalente (Bothrops alternatus, Bothrops diporus y afines) y tetravalente (Bothrops alternatus, Bothrops neuwiedi, Bothrops diporus y afines, Bothrops jararaca y Bothrops jararacussu).
El antiofídico es una solución estéril y apirógena de inmunoglobulinas equinas específicas purificadas, a partir de plasma equino hiperinmune para neutralizar los venenos de serpientes obtenidas por termocoagulación, precipitación salina y digestión enzimática. Se producen antiofídicos diferentes para cada especie.
La producción de todos estos antivenenos está directamente relacionada con la disponibilidad de veneno y por ende de animales, de allí la importancia que cada jurisdicción realice operativos de captura, recolección, almacenamiento y entrega de estos ejemplares vivos para poder extraer el veneno para desarrollar el suero antiofídico.