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jueves, junio 26, 2025

Golpe Supremo

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«Veremos si se puede hacer, una vez que pase el ao electoral». En esos trminos, nuestro Papa Francisco se refera a mediados de 2023 a su posible visita a Argentina que nunca ocurrira. Ms claro chale agua: el ex Arzobispo porteo saba lo que representaba su presencia en medio de un proceso electoral, por el impacto de un mnimo gesto a favor de tal o cual bando poltico. De ah para abajo, imaginemos y no finjamos demencia con el Golpe Supremo que dio la Corte sacando de la cancha a Cristina Kirchner: es imposible que no haya tenido una meticulosa evaluacin poltica.

«No, pero las toneladas de pruebas en contra de la ex presidenta». Semejante argumento habitual en los paneles televisivos, ya de por s ridculo en una era digital dnde en todo caso corresponde hablar de «gigas de pruebas», resulta naif cuando en la Corte, al igual que en cientos de juzgados de todo el pas, duermen el sueo de los justos un montn de expedientes que seguramente tambin tienen, perdn por el estpido latiguillo, «toneladas de pruebas» como para ser resueltos pero, sin embargo, siguen acumulando telaraas (digitales!) y Esperando a Godot, in memoriam Samuel Beckett.

Dejando al margen, por ahora, las teoras conspirativas como la esgrimida por el gobernador Axel Kicillof referida a la presin de la Cmara de Comercio de Estados Unidos en Argentina, Amcham, hoy resulta imperioso valorar la consecuencia de semejante decisin, poltica antes que judicial, cuyo antecedente inmediato se remonta a 2022: la uncin del entonces presidente de la Cmara de Diputados Sergio Massa como ministro de economa alter el centro de gravitacin del desgobierno de Alberto Fernndez, tal como sucede hoy con la gestin Milei tras la actuacin de la Corte.

En qu sentido? En que aparece un actor gubernamental ajeno al presidente marcando los tiempos y moldeando los trminos del juego poltico. Gobierno de la Corte? De ninguna manera. Cogobierno? Cosi cosi. Y bien lo experiment en carne propia el presidente Milei esta semana cuando recibi en su programa de LN+ al periodista Esteban Trebucq y vio como el «Gato» Sylvestre les haca pelo y barba desde la seal Cristina 5 Nstor. Ni ms ni menos lo que ocurri durante das en el terreno de una conversacin digital dnde los libertarios dejaron de jugar de local desde el blooper de Davos.

Enjaular al monstruo

En tal sentido, vale hacer hincapi sobre tal circunstancia: los libertarios vienen perdiendo la calle digital desde aqul evento que abri una saga de traspis que tuvo un pico con la cripto estafa Libra y ahora su clmax con el Golpe Supremo de la Corte de convertir en un santuario poltico a un departamento ubicado en San Jos 1111 del, hasta el presente, olvidado arrabal porteo de Constitucin. Por cierto, una cpsula poltica que no slo exacerba el intenso vnculo emotivo de la ex presidenta con sus seguidores, sino que le coloca una tobillera a quin amagaba con su destete poltico: Axel Kicillof.

«Slo hay un medio para matar los monstruos: aceptarlos». A esta altura est claro que el mximo tribunal nacional no actu inspirado por ese adagio de Julio Cortzar, sino que avanz con un incierto experimento poltico a tres bandas. En primer lugar, amplificando la impericia del gobierno respecto a una poltica judicial dnde no lograron, hace pocos meses, la aprobacin de sus dos candidatos a integrar dicho rgano judicial: Ariel Lijo y Manuel Garca Mansilla. En segundo trmino, aislando a un polo poltico que, as como hoy no tiene proyeccin, tambin es previsible que intensifique su cohesin.

Peligro? Ninguno, en la medida que el gobierno consolide la calma chicha que le brinda este dlar que habilit la invasin argentina en las canchas norteamericanas dnde se realiza el Mundial de Clubes de Ftbol y, a la par, los hinchas de Boca y River no dejan liquidacin en pie en los malls de Miami. Y, por otra parte, tambin aparezca en el horizonte alguna evidencia de que el tercer gran objetivo del Golpe Supremo de la Corte surte efecto: la germinacin de variantes opositoras descafeinadas, en comparacin a aquella que hoy se mueve al comps de las apariciones de Cristina Kirchner en su balcn.

En tal sentido, el proceso electoral de medio trmino ya en marcha dej una primera evidencia: la existencia de un gran segmento de potenciales electores que hoy se quedan en su casa y, a priori, podran alimentar nuevas variantes polticas. Evidencia al respecto? Ninguna, aunque en la actualidad proliferan amagues y nombres que incluyen desde gobernadores como Martn Llaryora, Maximiliano Pullaro, Rogelio Frigerio o Ignacio Torres, as como intendentes y outsiders que ensayan fotos y consignas picantes, pero an sin mover la aguja a escala de los registros ssmicos de la poltica.

Dao colateral

El batacazo de Javier Milei en 2023 rompi el status quo que predomin por dos dcadas alrededor de un tablero dividido entre el kirchnerismo y el macrismo pero, a la par, activ una alarma poltica que el proceso electoral de medio trmino no hizo ms que intensificar. En particular, el colapso del arco partidario «republicano», aclaracin: todo aquello contenido dentro de Juntos por el Cambio, dispar el pnico en un sector del crculo rojo con vnculos aceitados con aqul sello partidario, desde el PRO hasta la Coalicin Cvica, con escala en un radicalismo siempre en estado de crisis pero vivo an.

Lo fcil es lo imposible

En tal aspecto, resulta razonable la especulacin con tufillo conspirativo del gobernador Kicillof acerca de la presin puntual sobre la Corte de un lobby sectorial pero, vale decir, el estado de conmocin de un sector del crculo rojo trasciende a tal o cual actor y es fruto de la foto de una segunda vuelta electoral, hoy ratificada por la eleccin local de la ciudad de Buenos Aires, dnde quedaron en pie dos fuerzas con mtodos polticos en comn. En lo sustancial, a la par que escandalizante para ese sector minoritario pero influyente en la poltica, hablamos de dos corrientes partidarias de corte populista.

En particular, todo aquello que aparece como divergente entre el libertarismo y el kirchnerismo en el plano econmico, contrasta ntidamente con la similitud relativa a su praxis poltica. Sin perjuicio del catlogo de rtulos utilizados por cada uno, qu duda cabe respecto a la visin compartida en cunto al desprecio por ciertos mecanismos de intermediacin formales e informales? En especial, la prensa y los grupos mediticos. Para unos ser «la corpo» que hace de fronting del «poder real», mientras que para otros sern «los ensobrados» que «no odiamos lo suficiente» y que representan a «la casta».

Sarasa al margen, est claro que la Corte dinamit ese tablero poltico, adquiriendo una centralidad indita para un actor de mayor opacidad imposible que, a su vez, acta con clculos desconocidos para la mayora. A futuro, ello le plantea un enorme desafo a un sistema poltico que no logr siquiera conformarla, con el procedimiento requerido en cunto a la intervencin del Senado y que hoy se desayuna con este Golpe Supremo que atena ms el presidencialismo que cualquiera de las bienintencionadas reformas auspiciadas por Ral Alfonsn en la reforma constitucional de 1994.

Y, por cierto, con una movida que hoy coloc al presidente Milei en la zona de los dos presidentes que se enteraban de las grandes movidas por los medios. Por si queda alguna duda, estoy hablando de Fernando de la Ra y Alberto Fernndez, los presidentes que no fueron. A modo de conclusin, cabe preguntarse si la Corte lograr con este Golpe Supremo resetear el tablero poltico, en trminos de impulsar a un nuevo grupo de lderes herbvoros que, sin ser aquellos, tampoco posean las nfulas refundacionales y de eternidad que tuvieron los Kirchner y hoy parece emular Milei con sus arrebatos imperiales.

El reloj del experimento de la Corte empez a correr. Por un lado, para un gobierno cuyo gran desafo para la conservacin del neo 1 a 1 no pasa por la confianza de los economistas kirchneristas, sino por los grandes inversores que siguen sin aparecer en el terreno fsico y financiero. Inversin extranjera directa? Te la debo pa’ la prxima. Bonos y acciones de empresas argentinas en Wall Street? Cosi cosi. Por ltimo, restan los brotes verdes polticos provenientes de la Regin Centro o la Patagonia. Por ahora, nada. Pero la desregulacin de Sturzenegger para importar fertilizantes quizs ayude. Quizs.

Redacción

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