La Selección de Guatemala se encuentra ante uno de los escenarios más desafiantes en el ámbito deportivo: necesitar una combinación específica de resultados para avanzar en la Copa Oro 2025. Con su futuro en el torneo dependiendo no solo de su propio desempeño contra Guadalupe, sino también del resultado entre Panamá y Jamaica, el equipo chapín enfrenta un reto que trasciende lo meramente futbolístico para adentrarse en el terreno de la gestión psicológica y emocional.
Nicolás Samayoa, defensor central y una de las voces experimentadas dentro del vestuario guatemalteco, compartió la estrategia mental que el equipo está implementando para mantener el foco exclusivamente en lo que pueden controlar, evitando la dispersión que podría generar la incertidumbre sobre circunstancias ajenas a su influencia directa.
«Sí, la verdad que sabemos que los tres resultados nos pueden clasificar o nos pueden dejar fuera, es la naturaleza de este torneo y este grupo», reconoció Samayoa con franqueza cuando se le consultó sobre cómo manejan la situación de depender de lo que ocurra en el otro partido del grupo. Esta declaración inicial demuestra una aceptación realista de las circunstancias, primer paso fundamental para una gestión emocional adecuada.
La complejidad matemática de la situación de Guatemala en el grupo es evidente. Dependiendo de las combinaciones de resultados, podrían clasificar incluso con una derrota o quedar eliminados aun consiguiendo una victoria. Este escenario genera naturalmente una tensión adicional que, mal gestionada, podría afectar negativamente el rendimiento del equipo en su propio partido.
Ante este panorama, Samayoa revela la aproximación pragmática que han adoptado: «Yo creo que verdaderamente sí enfocarnos en nosotros, en sacar nosotros nuestro resultado, y después lo que sea en la otra cancha pues no tenemos control sobre eso». Esta filosofía de concentrarse exclusivamente en lo que está bajo su influencia directa representa una estrategia psicológica fundamental en situaciones de presión competitiva.
El enfoque secuencial expresado por el defensor central —primero resolver su propio compromiso y solo después preocuparse por el otro resultado— permite a los jugadores guatemaltecos canalizar toda su energía mental y física hacia un objetivo concreto e inmediato, evitando la dispersión que podría generar estar pendientes simultáneamente de dos partidos.
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Esta aproximación refleja principios básicos de psicología deportiva, donde la capacidad para aislar factores externos y mantener el foco en la tarea inmediata suele marcar diferencias significativas en el rendimiento, especialmente en contextos de alta presión. La claridad en la priorización —»enfocar en nosotros, sacar los tres puntos y lograr avanzar»— proporciona a los jugadores un mapa mental sencillo pero efectivo para navegar la complejidad de la situación.
El reconocimiento explícito de que «no tenemos control sobre eso» cuando se refiere al otro partido representa una madurez psicológica notable. En lugar de desgastarse emocionalmente con especulaciones sobre escenarios que no pueden influenciar, Guatemala ha optado por concentrar toda su energía en maximizar sus propias posibilidades, comenzando por conseguir la victoria contra Guadalupe.
Esta estrategia mental no implica desconocer la realidad del grupo o ignorar las matemáticas de la clasificación. Los jugadores guatemaltecos son plenamente conscientes de que su destino no depende exclusivamente de ellos, pero han elegido no permitir que esa circunstancia afecte su preparación o su desempeño en el campo.
El liderazgo dentro del vestuario resulta fundamental para mantener esta mentalidad enfocada. Jugadores experimentados como Samayoa pueden ayudar a transmitir calma y confianza al resto del plantel, especialmente a los más jóvenes o a aquellos que disputan por primera vez un torneo de esta magnitud bajo semejante presión.
La comunicación del cuerpo técnico también juega un papel crucial en este proceso. Establecer objetivos claros y alcanzables, proporcionar información precisa sobre el rival inmediato y evitar que los jugadores se sobrecarguen con especulaciones sobre escenarios de clasificación son estrategias que contribuyen a mantener el equipo centrado en lo esencial.
El desafío para Guatemala es particularmente complejo considerando que ambos partidos del grupo se disputarán simultáneamente, una práctica habitual en las jornadas finales de fase de grupos para garantizar la equidad competitiva. Esta simultaneidad impide que el equipo pueda ajustar su estrategia en función del resultado del otro encuentro, reforzando la necesidad de centrarse exclusivamente en su propio partido.
En estas circunstancias, la preparación mental previa adquiere una relevancia extraordinaria. Los jugadores deben saltar al campo con absoluta claridad sobre el plan de juego y la mentalidad necesaria, sin espacio para dudas o distracciones relacionadas con lo que pueda estar ocurriendo en el otro estadio.
Para Guatemala, el desafío inmediato está claramente definido: conseguir la victoria ante Guadalupe desplegando su mejor versión futbolística. Solo después de cumplir con esa misión podrán permitirse dirigir su atención hacia el otro encuentro del grupo y las posibilidades de clasificación que se abran según ese resultado.
La capacidad del equipo guatemalteco para gestionar esta presión y mantener el enfoque exclusivamente en su partido podría resultar tan determinante como sus habilidades técnicas y tácticas en la búsqueda de la anhelada clasificación a la siguiente fase de la Copa Oro 2025.
El mensaje de Samayoa es claro: en un escenario donde no todos los factores están bajo su control, Guatemala ha elegido concentrarse exclusivamente en lo que sí pueden influenciar, comenzando por conseguir su propia victoria. Esta mentalidad, lejos de representar una negación de la realidad, constituye la aproximación más efectiva para maximizar sus posibilidades de éxito en circunstancias de alta complejidad competitiva.