Las 78 organizaciones de la sociedad civil de Latinoamérica y el Caribe, abajo firmantes, saludamos con entusiasmo el liderazgo de la Presidencia de la COP 30 y reconocemos la oportunidad histórica que representa este momento para el futuro de nuestro planeta. Nos unimos a sus esfuerzos por reforzar el multilateralismo, la acción colectiva y resaltar la voz que tiene nuestra región para mantener viva la meta de limitar el calentamiento global a 1,5 grados. A continuación, compartimos nuestras peticiones para asegurar resultados concretos en la COP 30:
Ambición climática
Los países desarrollados y del G-20 deben presentar nuevos compromisos climáticos alineados con la ciencia y con planes concretos de implementación que incluyan la participación de la sociedad civil. Esto requiere de procesos nacionales transparentes y participativos que integren mitigación, adaptación, transición justa, protección de la biodiversidad, y reducción de desigualdades.
Se necesita una decisión que refleje el estado de los compromisos climáticos globales y apoye la implementación del Balance Mundial, por lo que les instamos a que esto forme parte del paquete formal de negociación. Además, es clave promover un diálogo franco sobre los cuellos de botella de la implementación climática con miras a discutir las causas estructurales, éticas y de principios detrás de la crisis.
Adaptación y pérdidas y daños
La adaptación debe ocupar un lugar prioritario y ser reconocida como una garantía para los derechos humanos y de la naturaleza. Esto incluye la adopción de indicadores robustos para medir el progreso de la resiliencia global bajo el marco de la Meta Global de Adaptación, y asegurar un nuevo compromiso de financiamiento para adaptación que al menos triplique los niveles de 2019, es decir, 120.000 millones de dólares a 2030.
Las pérdidas y daños deben ser reconocidos como un pilar de la acción climática, y la capitalización efectiva del Fondo para Pérdidas y Daños debe estar disponible, ser de fácil acceso y estar centrada en las comunidades más vulnerables.
Financiamiento climático
La promesa de movilizar 1,3 billones de dólares anuales a 2035 debe convertirse en una hoja de ruta concreta. América Latina necesita financiamiento que no aumente el endeudamiento, amplíe el espacio fiscal para la acción climática y asegure el acceso efectivo por parte de comunidades locales y gobiernos subnacionales. Asimismo, se debe dar seguimiento a la implementación de la nueva meta de financiamiento climático para que los países desarrollados tripliquen sus aportes a los fondos climáticos.
Se debe motivar el llamado a la reforma estructural del sistema financiero global, haciendo operativo el Artículo 2.1C del Acuerdo de París e incorporando la discusión de la eliminación de subsidios a los combustibles fósiles y la activación de impuestos a las actividades contaminantes. Además, es fundamental asegurar la participación efectiva de pueblos indígenas, juventudes, mujeres y comunidades locales en la gobernanza del financiamiento climático, garantizando la transparencia y el acceso directo a los recursos.
Transición justa
Se debe buscar el reconocimiento de la transición justa como un eje estructurante de la acción climática y facilitar consensos alrededor del Programa de Trabajo de Transición Justa que permitan impulsar la transición hacia un modelo basado en la justicia climática.
Se debe instar a los países desarrollados y de los principales productores y consumidores de combustibles fósiles a abandonarlos progresivamente con una fecha de salida clara. Por otro lado, todos los países deben esforzarse por alcanzar el objetivo global de triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética para 2030, como se acordó en el Balance Mundial.
Se deben abrir espacios para crear mecanismos de financiamiento inclusivos que faciliten esta transición sin sobreendeudar a los países en desarrollo y con instrumentos adaptados a las realidades locales. Todo esto generaría empleos de calidad y nuevas oportunidades para pueblos indígenas, afrodescendientes, mujeres, juventudes y trabajadores.
Sinergias de las agendas de clima y biodiversidad
América Latina tiene la oportunidad de liderar la integración entre las agendas climática, de biodiversidad y de lucha contra la desertificación. La COP 30 debe fortalecer estas sinergias, tanto en la gobernanza nacional como en los procesos internacionales, y promover un espacio formal de discusión que conecte las tres Convenciones de Río. Este enfoque integrado permitirá políticas públicas más eficientes, con mayores cobeneficios y con un impacto real en los territorios.
Las comunidades locales y pueblos indígenas llevan décadas implementando acciones que protegen simultáneamente el clima y la biodiversidad. Es hora de que estos esfuerzos sean visibilizados, reconocidos y apoyados a nivel global.
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