Un calor húmedo invadía este viernes el parque de Can Zam, clima propicio para que una banda como Lynyrd Skynyrd se sienta como en su casa, las pantanosas tierras de Alabama, aunque sea a la orilla del Mediterráneo y rodeados por el mar de camisetas negras que poblaba el parque de Can Zam en la segunda jornada del Rockfest, donde se rindió homenaje a una banda tan aparentemente alejada del heavy metal como unida a él por una época, los años 70, en que el género se definió mientras los Judas Priest, protagonistas mañana domingo, lucían todavía pantalones de campana.
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