Más de treinta entidades del ámbito empresarial, económico y vecinal de Barcelona y ámbito metropolitano celebran la finalización, tras tres años de obras, de la reurbanización de la Via Laietana. Sin embargo, el resultado final no convence en absoluto. Aunque reconocen y aplauden la mejora de la accesibilidad para los peatones y la renovación del espacio público, lamentan profundamente la falta de consenso en las decisiones relativas a la movilidad y alertan de las consecuencias de la pérdida del doble sentido de circulación.
Las entidades integradas en la plataforma Taula Mou-te per Barcelona, así como otros colectivos adheridos, consideran positiva y necesaria la transformación de la vía. Pero reiteran su denuncia sobre el criterio impuesto: “restringir drásticamente la circulación del vehículo privado entre un 20% y un 30%, según informó el Ayuntamiento”, explican en un comunicado.
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Estas entidades ya hicieron saber su postura al alcalde en una misiva pero lamentan que, “a pesar de las múltiples reuniones mantenidas con máximos responsables municipales, las aportaciones del tejido vecinal y empresarial, no han sido escuchadas”. Y recuerdan que sobre esta actuación urbanística hay pendientes varios recursos contenciosos administrativos y que de uno de ellos el juez ya emitió una resolución desfavorable al Ayuntamiento.
Como ocurrió con la peatonalización de Consell de Cent, el tribunal considera que el Consistorio no tramitó la correspondiente modificación del Plan General Metropolitano ni tampoco aportó los estudios necesarios sobre el impacto del proyecto. “Esta decisión pone en duda la validez jurídica de la actuación y abre la puerta a posibles revisiones en el futuro”, advierten estas entidades.
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La reforma ha convertido Via Laietana en una vía con un único carril de suida compartida entre el transporte público y vehículos autorizados, sin escapatorias durante un kilómetro. “Esta configuración -según las entidades- genera colapsos circulatorios y reduce severamente la funcionalidad de una vía clave y vertebradora para Ciutat Vella y de conexión norte sur de la ciudad”. La Taula Mou-te per Barcelona, lamenta que con ello Ciutat Vella se acabará convirtiendo en un barrio turístico, “pese a los proyectos singulares impulsados en el centro de la ciudad”.
“El barrio Gótico se siente marginado porque no dispondrá de los mismos derechos y usos de la Via Laietana que el resto de barrios de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera y la Barceloneta”, añade la portavoz de Barnacentre.
Las entidades lamentan que el proceso participativo inicial, fue “parcial y tendencioso, porque sectores como el turístico -con diez hoteles en esta vía- no tuvieron representación. Además, lamentan que el proyecto no se integrara dentro de una estrategia de movilidad global para ciudad “y que sea funcional y equilibrada que no solo priorice al peatón, sino que también contemple el mantenimiento de la conectividad con el vehículo privado, especialmente en este eje estratégico que une mar y montaña”.