El evento, celebrado el pasado 24 de junio en la capital argentina, reunió a investigadores, autoridades y referentes del mundo académico con el objetivo de explorar las relaciones crecientes entre China y los países latinoamericanos.
El seminario fue abierto por el presidente y editor jefe del diario Global Times, Fan Zhengwei, y el recientemente electo nuevo secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Pablo Vommaro.
En ese marco, se presentó una encuesta inédita que indaga las percepciones ciudadanas de ambos lados del Pacífico. El propósito declarado: comprender el imaginario mutuo para delinear políticas públicas, acuerdos estratégicos y modelos de cooperación más eficaces.
La encuesta presentada por Global Times y CLACSO reveló una valoración mayoritariamente positiva entre ciudadanos chinos y latinoamericanos respecto de la relación bilateral: el 75 % de los encuestados en China y el 65 % en América Latina manifestaron percepciones favorables, con niveles mínimos de opiniones negativas. El estudio identificó una afinidad discursiva en torno a valores como el multilateralismo, la paz y la cooperación. Sin embargo, pese al alto grado de integración comercial —China ya es el primer o segundo socio económico de varios países latinoamericanos—, persiste un bajo nivel de conocimiento mutuo, especialmente en ciencia y tecnología. Entre los términos más asociados a América Latina en la percepción china se destacaron “fútbol”, “samba”, “pasión” y “gastronomía”, mientras que los latinoamericanos identificaron a China con “tecnología”, “economía”, “cultura” y “productos”. Ambas regiones se definieron mutuamente con atributos positivos —“entusiastas” e “inteligentes”—, y compartieron una visión crítica del rol que podría jugar Estados Unidos como obstáculo en el fortalecimiento de los vínculos, por encima de las barreras culturales o idiomáticas.
La elección del ICBC como sede no es un dato menor. La presencia consolidada del banco de origen chino en Argentina funciona como metáfora de la gravitación económica que China ha logrado en la región. Desde la infraestructura hasta el financiamiento, desde los intercambios culturales hasta los proyectos educativos, los vínculos sino-latinoamericanos se han diversificado con rapidez en las últimas dos décadas. La institucionalización de estos espacios de diálogo busca darles densidad y previsibilidad.
Medir la percepción para orientar la estrategia
La encuesta revela no solo los acuerdos tácitos entre ambas regiones, sino también los prejuicios persistentes, las áreas de desconocimiento y las expectativas insatisfechas. Allí donde la cooperación económica avanza, las relaciones culturales y sociales aún exhiben zonas de opacidad. Con estos datos, los organizadores esperan trazar líneas de acción que trasciendan lo coyuntural.
Argentina como nodo regional
Buenos Aires, en tanto anfitriona del encuentro, reafirma su vocación de nodo articulador en la red de relaciones internacionales que se reconfigura en el siglo XXI. El “Diálogo Sur Global” no es un foro aislado, sino parte de una arquitectura mayor que busca institucionalizar el vínculo entre China y América Latina. La creciente presencia de actores asiáticos en el Cono Sur coincide con un repliegue relativo de los centros tradicionales de poder, especialmente en contextos de crisis o reacomodamiento geopolítico.
Los expositores, provenientes de diferentes campos, coincidieron en señalar que la etapa que se abre exige coordinación multilateral, apertura educativa y esquemas de inversión que contemplen las asimetrías. Frente a los desafíos comunes —desde el cambio climático hasta la reorganización del comercio mundial— la cooperación interregional se presenta como una necesidad estratégica.
Conocimiento mutuo, base para la integración
En los márgenes de los discursos oficiales y los acuerdos gubernamentales, el estudio de las percepciones adquiere un valor singular. El conocimiento mutuo es un prerrequisito para la integración efectiva. La imagen que cada sociedad tiene de la otra influye en la confianza, la disposición a cooperar y la interpretación de las intenciones políticas y económicas.
En este contexto, el relevamiento presentado cobra un doble valor: por un lado, permite ajustar narrativas institucionales a las sensibilidades de las poblaciones; por otro, actúa como insumo para iniciativas educativas, culturales y mediáticas que propicien un diálogo más equilibrado.
Un puente académico, político y financiero
El “Diálogo Sur Global” se inscribe en una tendencia más amplia: la convergencia entre el análisis académico, la toma de decisiones políticas y la dinámica financiera. No es casual que el evento haya sido organizado de forma conjunta por un medio de comunicación chino, un centro de pensamiento latinoamericano y una institución de investigación especializada en asuntos bilaterales. La tríada refleja una comprensión integral de las relaciones internacionales contemporáneas, en las que los discursos ya no se producen exclusivamente en cancillerías ni se transmiten únicamente en cables diplomáticos.
Las implicancias del encuentro van más allá de los gestos simbólicos. Al poner en común información rigurosa, visiones estratégicas y recursos institucionales, las partes involucradas trazan un mapa de posibilidades compartidas. En un mundo marcado por la incertidumbre, ese mapa es más que una hoja de ruta: es una herramienta para construir un nuevo equilibrio.
El evento de Buenos Aires no fue apenas una jornada académica: fue un ejercicio de diplomacia pública, una instancia de planificación regional y, sobre todo, un gesto de voluntad política. China y América Latina comienzan a pensarse no solo como socios económicos, sino como actores con un destino interconectado. El conocimiento mutuo, en este proceso, no es un lujo retórico: es el cimiento imprescindible de toda cooperación duradera.
