El reconocido periodista deportivo Emiliano Pinsón, de 53 años y diagnosticado con la enfermedad de Parkinson en 2022, emprendió un viaje fundamental a España con la esperanza de encontrar un camino hacia la mejora de su salud. Su principal objetivo es someterse a un tratamiento experimental contra esta enfermedad neurodegenerativa.
Pinsón padece un tipo de Parkinson atípico, menos común y más agresivo, que se caracteriza por iniciarse en el cerebelo en lugar del cerebro. Fue seleccionado para participar en un protocolo experimental que se lleva a cabo en un hospital de Osasuna.
Este experimento está relacionado con una «vacuna» o un «tratamiento» diseñado específicamente para su patología. Un laboratorio israelí ya realizó una Fase 1 con un 80% de resultados positivos, y ahora Pinsón inicia la Fase 2 en una clínica asociada a la Universidad de Pamplona.

Mientras espera los resultados de sus estudios para comenzar este protocolo principal en Pamplona, Pinsón hizo una escala en Barcelona, donde realizó un inesperado y prometedor descubrimiento en su rehabilitación física. Visitó a un médico en Barcelona que tiene una «idea bastante interesante» relacionada con la rehabilitación en pileta.
Con la ayuda de un amigo de la infancia que le facilitó su pileta, Pinsón comenzó a realizar ejercicios en el agua y notó una sorprendente mejoría en su movilidad.
A pesar de que él no conocía a muchas personas con Parkinson que trabajaran con este tipo de rehabilitación en Buenos Aires, descubrió que en el agua puede hacer movimientos que le son imposibles fuera de ella.
«Logré hacer movimientos que realmente no podía hacer», afirmó. Anteriormente, la rigidez de su cuerpo le había impedido nadar. Sin embargo, en esta pileta, donde puede hacer pie en todas partes, se animó a moverse nuevamente, buscando darle funcionamiento a sus brazos y piernas. Incluso logró mantenerse casi flotando.
Pinsón reconoció que la falta de gravedad en el agua contribuye a esta facilidad de movimiento, pero subrayó el impacto personal de poder ejecutar acciones que en tierra le resultan inalcanzables debido a la rigidez y los dolores internos que la enfermedad le ha causado. Su entusiasmo es tal que su amigo le sugirió que contara su experiencia para que otras personas con Parkinson sepan que «todavía pueden».

Aunque este trabajo en la pileta no forma parte del protocolo experimental principal al que se someterá en Pamplona, Pinsón lo ve como una potencial vía de rehabilitación y ha pedido a su profesor, Hernán Velati, más ejercicios acuáticos.