Por Carlos Tomada*
El Fondo de Cese Laboral no es una buena medida. Además, se da en un determinado contexto que no hay que olvidar y que se padece todos los días. Este fondo tiene que ver con la sanción de la Ley Bases hace casi un año que, entre otros temas laborales, creaba este fondo sobre el que decía que se podrá constituir de acuerdo a las condiciones que serán explicadas en la reglamentación.
El objetivo es sustituir la indemnización por antigüedad, que establece un mes de sueldo por año. Además, se estableció que este fondo solo se puede crear luego de un acuerdo entre el sector empresario y los sindicatos. Medio en broma, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, señaló por esos días que “cada empresario va a poder elegir ahora cómo despedir”.
Esta medida no resuelve ningún tema del mundo del trabajo y, en todo caso, los agrava. Es una manera de convertir la informalidad en formalidad, algo que se constituía como fraude laboral, como algo permitido. Después de estas declaraciones de Sturzenegger, salió la reglamentación: el decreto dice que las partes firmantes del convenio pueden hacer lo que quieran. Pero una reglamentación es para ordenar, no para hablar de que se “haga lo que se quiera”.
Con la indemnización por antigüedad que rige hoy, si uno divide cada mes de sueldo por los doce meses del año, da un 8,33 por cada mes. Es decir, si se crea un fondo de cese y hay que poner parte del sueldo todos los meses por si se es despedido, todos los meses se debe poner ese porcentaje.
El primer problema es imaginarse a los empresarios, que se viven quejando de las cargas sociales, que puedan poner ese 8,33 por ciento para el fondo: seguramente, negociarán otro número. Segundo, la reglamentación dice que el aporte lo puede hacer cualquiera de las partes por separado o ambas. Además, habla de que se pueden acordar las formas de pago, incluyendo el porcentaje de la indemnización, lo que es de una gran irresponsabilidad.
No hay reforma laboral que resuelva los problemas del mundo del trabajo, menos en lo que concierne a los salarios bajos y a la precarización. Si hay alguien que se beneficia con este tipo de reformas, son los empresarios que, encima, pretenden que los trabajadores lo aprueben. Estas reformas solo empeoran el mundo del trabajo.
¿Economía en crecimiento?
El Gobierno dice que volvió a crecer la economía, pero los salarios siguen bajos, aumentó la desocupación y las expectativas de los empleadores en todas las encuestas es que van a seguir despidiendo. Esto es gravísimo y da cuenta de que no hay expectativa de que la situación se sostenga en el tiempo.
Cuando la economía se mueve, se crea empleo y no hay necesidad de reforma laboral. Por ejemplo, en una época de Argentina se estableció la doble indemnización para evitar que hubiera despidos. La doble indemnización era lo peor que le podía pasar al empleador. Pero, en ese período, se duplicó la cantidad de empleos asalariados en el sector privado: se crearon 3.000.000 de puestos de trabajo y no fue en el Estado, sino en el sector privado.
*Exministro de Trabajo de la Nación