Tras cinco días de angustia, Cinthia Fernández recuperó su cuenta de Instagram, una herramienta clave en su vida laboral y personal. La panelista compartió en una serie de historias el desgastante proceso que atravesó tras el hackeo y la suspensión de su perfil, y dio detalles impactantes sobre cómo logró resolver la situación.
«Volví. Dios, qué días, qué sufrimientos, qué horror todo«, comenzó diciendo con visible alivio. Luego explicó que el 25 de junio, mientras estaba en un canal de streaming, intentó ingresar a su cuenta y descubrió que había sido suspendida. Aunque siguió el proceso de apelación que propone la plataforma, más tarde descubrió que eso en realidad complica la recuperación. «Si le suspenden la cuenta, no apelen. Aunque parezca la solución rápida, es más fácil recuperarla si no se apela«, advirtió.

La influencer sospechó desde el primer momento que se trataba de un ataque injustificado: «No había hecho ninguna publicación indebida. Por eso mi sensación de injusticia era tan fuerte. Esto fue financiado por alguien. Lo que hicieron fue un delito«.
Cinthia detalló que su pareja, el abogado Roberto Castillo, puso a disposición el equipo informático de su estudio para investigar el caso. Fue allí donde Mariano Rosales, un experto en ciberdelitos, detectó que el volumen de denuncias que había recibido su cuenta era anormal y que probablemente se trataba de un ataque masivo orquestado con bots.
«No podía una persona humana estar denunciando sistemáticamente mi cuenta con ese volumen tan grande. Se descubrió que alguien financió bots para atacar mi perfil«, explicó. A partir de esta información, iniciaron un proceso legal que fue elevado a Meta -la empresa matriz de Instagram-, lo que permitió abrir una vía directa de comunicación.
“Cuando Meta vio la cantidad de denuncias injustificadas, se dieron cuenta de que estaban frente a un ataque. Lo reconocieron como un problema creciente que afecta a cuentas grandes por cuestiones de competencia o por odio personal«, contó. Gracias a la acción legal y al soporte técnico, finalmente lograron que la red social le devolviera el acceso.

Más allá del alivio por recuperar su cuenta, Cinthia reflexionó sobre la fragilidad de depender de las redes sociales para trabajar. «Esto fue catastrófico. Me arruinaron. Instagram es el canal de comunicación de mis tres empresas. Es la comida de mis hijas. Fue como perder todo de un plumazo«, expresó.
Además, anunció que tomó decisiones importantes: trabajará en el estudio jurídico de su pareja y diversificará sus fuentes de ingresos. «Esta situación me dejó una lección. No puedo depender de un aparatito ni de la mala leche de la gente. Yo tuve suerte, otros no tienen la posibilidad de accionar legalmente y pierden todo su esfuerzo«.
Por último, se mostró agradecida con su entorno, especialmente con Roberto y Mariano, y anunció que pondrá a disposición de emprendedores una vía de contacto para quienes atraviesen situaciones similares: «Estamos recontra protegidos, identificamos a los responsables y vamos a seguir con las acciones legales. A otros les puede pasar lo mismo y no quiero que queden desamparados«.