Luego de que el empresario Elon Musk afirmara que le «faltó empatía» al subirse con una motosierra al escenario durante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el Gobierno argentino decidió no confrontar públicamente y restarle dramatismo a las declaraciones del CEO de Tesla. La Casa Rosada busca mantener abierto el canal de diálogo con el magnate sudafricano, a quien considera un potencial aliado estratégico para futuras inversiones.
«Elon Musk no criticó a Milei, sino que hizo una autocrítica sobre cómo se mostró en el evento», aseguraron desde Balcarce 50, en referencia al polémico gesto con la motosierra -símbolo del ajuste fiscal- que Javier Milei le entregó en febrero durante el acto en Washington.
Las declaraciones del dueño de X (ex Twitter) surgieron a raíz de que un usuario lo acusara de «quedar como un tonto» por haber participado del show. Musk respondió que el objeto fue un obsequio del presidente argentino «entre bastidores» y admitió que «en retrospectiva, faltó empatía».
En el Ejecutivo optaron por bajar el tono y no hacer comentarios sobre otras declaraciones del magnate, incluso aquellas más controvertidas, como sus críticas al presidente de EE.UU., Joe Biden, o sus insinuaciones sobre supuestos vínculos de la Casa Blanca con los archivos del caso Jeffrey Epstein.
«Argentina no va a intervenir en discusiones internas de la política estadounidense», señalan en el entorno de Milei. El Gobierno sostiene una política exterior dual: mientras mantiene la alineación con sectores republicanos como el de Donald Trump, también cultiva canales secundarios con la administración demócrata.

Detrás de este perfil bajo con Musk, hay intereses concretos. En la Casa Rosada creen que el empresario podría invertir en el norte argentino en proyectos de litio, mineral clave para las baterías de autos eléctricos. Incluso, algunos funcionarios deslizan que existe el interés de instalar una planta de componentes tecnológicos si las condiciones fiscales y logísticas son favorables.
La relación entre Musk y Milei comenzó con buen pie. En 2024, el presidente argentino visitó la planta de Tesla en Texas, donde mantuvieron un encuentro informal, compartieron una charla y Milei incluso probó la Cybertruck, el vehículo eléctrico más ambicioso de la firma.
Desde entonces, el empresario también funcionó como puente con Donald Trump, con quien Milei se reunió en el CPAC. Parte de esos contactos fueron mediados por mensajes informales a través de Musk.
Mientras tanto, el Gobierno argentino continúa impulsando vínculos diplomáticos con la Casa Blanca a través de canales no oficiales, que operan fuera del esquema encabezado por el canciller Gerardo Werthein. Uno de los principales nexos es el asesor presidencial Santiago Caputo, quien mantiene diálogo con organizadores de la CPAC y con sectores del Partido Republicano.
La apuesta de Milei es consolidar un segundo encuentro bilateral con Biden -como parte de una negociación para reducir aranceles-, y afianzar relaciones con funcionarios clave del Departamento de Comercio y de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), según confirmaron fuentes oficiales.
En este contexto, cualquier tensión con Musk podría comprometer una vía alternativa de llegada a inversiones clave. Por eso, el Gobierno prefiere hacer silencio y preservar el vínculo.