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jueves, julio 3, 2025

El pueblo uruguayo que fue precursor del voto femenino en América Latina y la mujer negra de 90 años que abrió los comicios

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El plebiscito de Chato Largo
El plebiscito de Chato Largo fue la primera vez en América Latina que pudieron votar las mujeres

La historia es realmente mínima, pero marcó un hito en la vida política de América latina. El 3 de julio de 1927 fue un domingo diferente en Cerro Chato, un pequeño pueblo uruguayo a unos 280 kilómetros de Montevideo que por entonces no alcanzaba al millar de habitantes. Ese día, por primera vez en toda Sudamérica, las mujeres pudieron ejercer el derecho al voto. Fue una jornada no laborable inusitadamente agitada para los vecinos, muchos de los cuales vistieron sus mejores galas para el acontecimiento, que tuvo lugar en un solo edificio donde se instaló la única mesa de votación. Quedó registrada también una rareza: la primera mujer en emitir su voto en Uruguay no fue una uruguaya sino una anciana afrobrasileña de 90 años llamada Rita Ribeira, que no solo es recordada por eso sino por ser la primera negra en votar en todo el continente americano, incluido Estados Unidos, donde las mujeres blancas podían ejercer ese derecho desde 1920, pero las negras lo obtuvieron recién en 1967.

Ese domingo no se eligieron candidatos en Cerro Chato, sino que se trató de un plebiscito para resolver una situación que provocaba más de un problema al pueblo, que tenía su escaso territorio dividido en tres jurisdicciones administradas por otros tantos departamentos: los de Durazno, Florida y Treinta y Tres. Eso hacía que sus habitantes, según en barrio donde residieran, tuvieran un gobierno diferente, porque había tres juntas locales, tres juzgados y tres seccionales policiales que no trabajaban de manera unificada.

Para decidir sobre esa situación – y resolverla según la voluntad popular – desde principios de ese año una Comisión Vecinal venía trabajando una propuesta: la de integrar los barrios que estaban bajo la jurisdicción de los departamentos de Treinta y Tres y Florida al departamento de Durazno.

Este plebiscito en Chato Largo
Este plebiscito en Chato Largo fue el precursor de la ampliación de derechos para las mujeres

Así consiguieron que el 31 de mayo, la Corte Electoral dictara un decreto que autorizaba la realización del plebiscito y que, por primera vez en la historia permitía participar a las mujeres. “Las personas sin distinción de nacionalidad y sexo que deseen intervenir en el plebiscito deberán inscribirse previamente en el Registro que abrirá la Comisión Especial Parlamentaria”, decía el decreto y agregaba que quienes quisieran votar podían inscribirse en un registro que se abriría desde el 5 hasta el 28 de junio.

La participación de las mujeres en el plebiscito de Cerro Chato se logró después de más de una década de intentos de instaurar el sufragio femenino en Uruguay. El primero databa de 1914, cuando el legislador Héctor Miranda presentó, sin éxito, dos proyectos sobre la igualdad civil y política de mujeres y hombres, que incluía el derecho a voto. Un año después se fundó la Asociación Magisterial Pro Sufragio Femenino, cuyas actividades se extendieron hasta 1922. En la misma década, se crearon sucesivamente el Consejo Nacional de Mujeres (CONAMU), la rama nacional del Consejo Internacional de Mujeres, y la Alianza Uruguaya por el Sufragio Femenino, las dos impulsadas por la activista Paulina Luisi.

El marco legal estaba cambiando. En 1917, durante el debate y redacción de la nueva Constitución en Uruguay, que pasó a regir en 1919, se estableció que el Poder Legislativo estaba habilitado por dos tercios de votos a votar una ley que pudiera reconocer el sufragio de la mujer. A partir de la posibilidad que daba la ley, en 1920, el representante Alfreo Brum propuso en 1920 a la Asamblea Representativa de Montevideo presentara en el Parlamento un proyecto que autorizara el voto femenino en materia municipal.

Paulina Luisi fue activista del
Paulina Luisi fue activista del voto femenino en Uruguay

Al año siguiente, el entonces presidente de la República Baltasar Brum – hermano de Alfredo -, insistió en el tema con un amplio proyecto que pretendía reformar todos los códigos del país para acabar con los artículos que definían derechos diferentes para hombres y mujeres, entre ellos el del voto. Fue aprobado y eso permitió la inscripción de las mujeres para votar en el plebiscito de Cerro Chato.

El 31 de mayo de 1927, la Corte Electoral dictó un decreto que autorizaba la realización del plebiscito en el pueblo uruguayo y que, por primera vez en la historia permitía participar a las mujeres. “Las personas sin distinción de nacionalidad y sexo que deseen intervenir en el plebiscito deberán inscribirse previamente en el Registro que abrirá la Comisión Especial Parlamentaria”, decía el texto y agregaba que quienes quisieran votar podían inscribirse en un registro que se abriría desde el 5 hasta el 28 de junio.

De inmediato comenzó la campaña política, porque no todos estaban de acuerdo en la unificación de la jurisdicción, y las mujeres tuvieron un papel central, con una participación inédita.

La Comisión de Vecinos de Treinta y Tres, en su mayoría integrada por mujeres y con el liderazgo de Bernardina Muñoz, estaba en contra y llamaba a la abstención. “Nosotros tenemos un arma notable: La abstención. Hemos de esgrimirla cerrochatenses para cruzar el paso a las burlonas turbas de reclutados que quedarán absortas en su deleznable posición mercenaria (…) Por el derecho de Treinta y Tres que flamea airosamente en todo el progreso de Cerro Chato; por el afecto a nuestra causa que es tan respetable como el mismo honor; por el decoro de nuestra democracia que aborrece las mascaradas electorales: Absteneos”, decía la proclama que repartieron por el pueblo.

Decenas de mujeres se acercaron
Decenas de mujeres se acercaron a votar en Chato Largo

En la vereda opuesta, la Comisión de Mujeres de Durazno realizó una fervorosa campaña a favor de la unificación de todo el territorio bajo la jurisdicción de su departamento. La movida estaba, liderada por Modesta Fuentes de Soubiron, que mantuvo ese mes una fuerte polémica con el diario El País de Montevideo, que había publicado un editorial donde ponía en tela de juicio la capacidad ciudadana de las mujeres y en especial de las de Cerro Chato.

El resultado de la elección fue contundente: de los 383 vecinos inscriptos en el registro – el voto era voluntario – votaron 357, de los cuales 354 se pronunciaron a favor de la unificación, dos en contra y hubo un voto anulado. Los resultados se dieron a conocer al día siguiente con un comunicado que decía: “En el acto plebiscitario realizado ayer en esta localidad, la causa de Durazno tuvo un triunfo resonante, habiendo arrojado el escrutinio los siguientes resultados: Durazno 354 votos; Florida 2 y un voto anulado por haberse hallado en el sobre tres listas distintas. El porcentaje de votos emitidos en relación al total de inscriptos asciende al 94% y el porcentaje alcanzado en la inscripción, con relación al número de habilitados para inscribirse dentro de la zona plebiscitaria, alcanzó el 75%, porcentaje que también es superior a todo cálculo optimista, máxime teniendo en cuenta que el Comité de Treinta y Tres, proclamó la no inscripción, repartiendo un manifiesto de los que acompaño un ejemplar”.

El resultado del plebiscito de unificación no tuvo ningún efecto práctico, porque la voluntad popular no fue tenida en cuenta por las autoridades de la época y la iniciativa nunca se concretó. Todavía hoy, Cerro Chato sigue dividido jurisdiccionalmente entre los tres departamentos. En cambio, su impacto político fue enorme: además de ser la votación pionera del sufragio femenino en América latina abrió el camino para la participación de las mujeres en las elecciones presidenciales de 1938.

Una placa recuerda el día
Una placa recuerda el día del voto femenino en Chato Largo

El primer país latinoamericano donde las mujeres pudieron votar en una elección presidencial fue Ecuador, con la reforma constitucional de 1929. Su promotora fue una mujer, Matilde Hidalgo, que además logró ser elegida diputada nacional en 1941. Luego de Ecuador, Brasil, en febrero de 1932, estableció el voto femenino, aunque con restricciones porque solo podían hacerlo las mayores de 21 años y alfabetizadas. Tardó dos años más para que se considerara un derecho constitucional. Luego llegó Cuba, en enero de 1934. El Estado otorgó a las mujeres, por un decreto ley, el sufragio sin restricciones. En Panamá, en 1941 logran su derecho al voto, pero solo para elecciones provinciales, hasta que en 1945 pudieron ejercer sin restricciones. Al año siguiente, en 1946, Venezuela promulgó la Ley de Registro Electoral para que las mujeres puedan votar.

En la Argentina, en septiembre de 1947, el gobierno de Juan Domingo Perón promulgó la la ley del voto femenino aprobada por el Congreso Nacional. La encargada de anunciarlo fue Eva Perón, que había participado activamente en la campaña por su aprobación. Así, las mujeres pudieron votar por primera vez en las elecciones presidenciales de 1951. En Costa Rica, a las mujeres les tomó más de 20 años de lucha poder ejercer el voto. Y lo hicieron encabezadas por la activista Bernarda Vásquez Méndez en las elecciones en 1950, luego de una larga lucha de la conocida Liga Feminista de este país. En Chile, las mujeres pudieron participar de unas elecciones presidenciales en 1952, igual que el Bolivia.

En Argentina el voto femenino
En Argentina el voto femenino se dio a partir de 1947, impulsado por el President Juan Domingo Perón y Evita

Las sufragistas colombianas lograron que el Congreso aprobara el voto en agosto de 1954 y lo ejercieron con una abrumadora participación en el plebiscito de 1957 para aprobar el Frente Nacional, un pacto que buscaba ponerle fin a décadas de violencia entre liberales y conservadores. En 1955, Perú y México fueron los últimos países latinoamericanos que instauraron el sufragio femenino.

Habían pasado 28 años desde que en un pequeño pueblo uruguayo las mujeres votaran por primera vez. Hoy, en el lugar donde se instaló la única mesa electoral de aquel plebiscito hay un museo donde una placa recuerda: “En este edificio, el día 3 de julio de 1927, votó por primera vez la mujer en Sudamérica”.

Redacción

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