En una decisión tomada sin previo aviso y fuera del horario habitual, el gobierno de Javier Milei resolvió modificar de forma sustancial el régimen que regula las residencias médicas. La medida, instrumentada mediante una resolución publicada recientemente, establece que los residentes pasarán a ser considerados becarios, lo que implica una clara precarización laboral y la pérdida de derechos adquiridos.
El nuevo reglamento, además de cambiar la relación contractual, establece que los profesionales deberán cumplir una carga horaria de 48 horas semanales, a la que se suman ocho guardias mensuales de 36 horas cada una, y la obligación de trabajar los días sábados. Estos cambios suponen una intensificación de las jornadas laborales que ya venían siendo denunciadas como extenuantes.
Las asociaciones médicas y organizaciones del sector sanitario advierten que esta reforma representa un retroceso de al menos dos décadas en materia de derechos laborales. Recuerdan también que en 2019 se intentó implementar una normativa similar durante la gestión de Horacio Rodríguez Larreta como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, pero que la resistencia de los residentes logró frenar aquella avanzada.
La situación de los médicos residentes ya era alarmante: muchos de ellos trabajan más de 60 horas semanales por salarios que no superan los 800 mil pesos. Ante estas condiciones, se ha intensificado la migración de profesionales al exterior y la multiplicación del pluriempleo. No es extraño encontrar cardiólogos manejando vehículos para aplicaciones de transporte o intensivistas ofreciendo productos en plataformas de comercio electrónico para llegar a fin de mes.
Los gremios y agrupaciones estudiantiles anticipan nuevas medidas de fuerza y exigen la derogación inmediata de esta resolución. La comunidad médica en su conjunto observa con preocupación un escenario que atenta directamente contra la formación profesional y la salud pública.