Wanda Nara volvió a sorprender. Esta vez, no fue con un look, un amor ni un reality, sino con su nueva y flamante adquisición: una imponente casa frente al mar en José Ignacio, el rincón más exclusivo de Punta del Este. La empresaria y conductora eligió este paraíso natural para instalar su refugio de verano… aunque con el estilo y el glamour que la definen.

La propiedad, ubicada en una zona apartada y rodeada de naturaleza agreste, combina diseño, privacidad y una vista al océano que corta el aliento. Se trata de una casa de líneas puras, estilo minimalista, completamente revestida en tonos claros, con ventanales de piso a techo y una piscina infinita que se funde con el horizonte.

La decoración es un verdadero manifiesto de elegancia serena. La paleta elegida gira en torno a los blancos, cremas y grises claros, generando una atmósfera relajante y sofisticada.
Los ambientes principales —living, comedor y cocina— están integrados, con muebles de diseño contemporáneo y materiales nobles como piedra, madera clara y lino natural.
Los sillones, en tanto, de líneas suaves y minimalismo escandinavo, invitan a la contemplación. Todo parece pensado para que la vista al océano sea siempre protagonista.

En el living se destaca una chimenea de cemento alisado y una gran obra de arte abstracto sobre una de las paredes. La cocina, por su parte, es abierta, con isla central, grifería y electrodomésticos de última generación.
El comedor tiene una mesa rústica de madera maciza con sillas tapizadas en lino, rodeada de ventanales corredizos que permiten que la brisa del mar entre sin pedir permiso.

Los dormitorios continúan esa línea estética: camas bajas con sábanas blancas de algodón egipcio, cortinas de lino, alfombras tejidas y detalles en fibras naturales. El cuarto principal tiene acceso directo a una terraza privada con reposeras, ideal para los atardeceres esteños.
En el exterior, la piscina de borde infinito es la joya de la casa. A un lado, un deck de madera con livings de exterior, sillones puffs y una parrilla estilo uruguayo para los clásicos asados con amigos. Del otro, un camino de piedras conduce directamente a una playa casi virgen, de arena blanca y mar turquesa. Wanda no escatimó en detalles: incluso el jardín está iluminado con luces tenues que en la noche dibujan un paisaje de película.

Se sabe que la casa fue pensada tanto para el disfrute familiar como para momentos de retiro personal. Desde su separación con Mauro Icardi, Wanda buscó un espacio de conexión consigo misma, y este rincón en José Ignacio parece ser ese lugar.