Es, sin duda, una pieza inmobiliaria única. No solo por las privilegiadas vistas de Barcelona; también por el hecho de que, durante casi cuatro años, la finca ha exhibido como adorno de jardín un helicóptero Augusta 109, de fabricación italiana. Uno de los que vuelan de verdad, no vayan a pensar en un juguete o en una réplica. Forma parte de una inmensa finca a los pies del parque de atracciones del Tibidabo, una propiedad que no pasa desapercibida para los ciclistas y corredores que menudean Collserola y que desde el asfalto, sin mucho esfuerzo, ven el aparato. Es, para los amigos, la casa del helicóptero, y desde hace algunos días está a la venta por 1,1 millones de euros (ya la han rebajado 100.000 euros). Tiene, sin embargo, una peculiaridad: esto es suelo rústico, con lo que la propiedad está fuera de ordenación respecto al parque natural y no admite ampliaciones ni nuevas construcciones.
El anuncio se puede consultar en los portales de referencia y habla de una finca de tres plantas con seis habitaciones y 429 metros cuadrados. ¿Útiles? ¿Construidos? La duda de siempre. Dice así: “El terreno desciende junto con la vivienda y en el exterior encontrarás un gran jardín privado con un pozo que proporciona un espacio verde amplio y tranquilo para disfrutar del entorno natural”. También habla de una “oportunidad única de vivir en una casa que armoniza con la naturaleza y ofrece unas vistas incomparables de Barcelona”.

La cola del helicóptero de jardín y, al fondo, el avión del Tibidabo
Àlex Garcia
La descripción se acompaña de 31 imágenes que exhiben tanto el interior -peculiar- como el exterior -más peculiar todavía-. En la última foto se puede ver con todo lujo de detalles el helicóptero junto a una escultura del artista francés Bruno Catalano, especializado en reproducciones de humanos que parecen inacabadas y que desafían las leyes de la gravedad. Sus figuras son una metáfora del vacío que acompaña a las personas que se ven obligadas a migrar, como Catalano hizo a los 15 años desde Marruecos hasta Marsella.
El aparato se averió y la reparación del motor salía por unos 150.000 euros, así que decidió llevárselo a casa
El propietario de la casa es un piloto francés de unos 65 años que se instaló en Collserola a principios de la década. Personas conocedoras del entorno explican que el helicóptero es suyo y que tuvo que jubilarlo tras un problema de motor que requería de una reparación de unos 150.000 euros. El coste del pupilaje le convenció: grúa y para casa, como quien se cuelga una bici clásica en la pared del salón.

Pelotón de ciclistas pasando junto a la casa del helicóptero, con la vista de Barcelona y el Maresme al fondo
Àlex Garcia
Cuando lo instaló en el jardín, personal del consorcio del parque natural se personó en la finca con cierta inquietud sobre las intenciones del propietario. El hombre, comparten personas que presenciaron aquellas conversaciones, no dio su brazo a torcer. Les dijo algo así: ”¿Si el parque de atracciones tiene un avión, por qué no puedo tener yo un helicóptero?”. El aparato no tiene turbinas y las aspas están recogidas, con lo que, más allá de la avería, es imposible que eche a volar. Tampoco hay ninguna ordenanza municipal que impida expresamente la instalación de una aeronave en un jardín privado.
La casa está integrada en una inmensa finca rústica de 21.000 metros cuadrados. Al formar parte del parque natural y tener la calificación de rústica, se trata de una construcción consolidada que queda fuera del ordenamiento urbanístico de Collserola. De ahí que el precio, siendo un fortuna, no sea el que tendría una mansión sobre suelo residencial.
Finca limitada
El comprador, al ser suelo rústico, no podrá hacer ampliaciones ni construir elementos nuevos, como una piscina
Los interesados en el inmueble pueden respirar con cierta tranquilidad, pues en esta misma situación se encuentran incontables edificios situados en el pulmón de Barcelona construidos entre los años 50 y 70 bajo un limbo legal. Los ayuntamientos con terreno en el parque (un total de nueve) podrían iniciar una campaña de desalojos, pero parece muy poco probable que suceda. Lo que seguro no podrá hacer el comprador es ampliaciones o construir elementos nuevos, como una piscina. En las fotos, de hecho, se distingue una pileta de quita y pon. Como el helicóptero