Samara Joy es la primera cantante de jazz estrella de la generación Z. Aclamada por legiones de fans y más de medio millón de seguidores de TikTok, le encanta saberlo pero sostiene: “no me siento una estrella, me alegra saber que puedo llegar a tantos jóvenes pero intento mantener mi foco en la música y en el lugar que elegí. Entiendo lo que la gente siente por mí, pero trabajo en mis proyectos, puede haber gente que en mi lugar pueda sentirse una estrella, pero no me distraigo y sigo trabajando, quiero seguir siendo honesta”.
En diálogo telefónico con Clarín, la artista de 25 años, acerca con un especial carisma sumado a su talento a un público joven al jazz. “Me encanta porque no me lo propuse. El hecho de que la gente se sienta atraída por lo que hago y que además los inspire a querer cantarlo o escucharlo, es gratificante”, añadió la cantante.
Samara Joy se presentará con su septeto, el 29 de julio, a las 21, en el Teatro Coliseo. Con tres álbumes y un EP ganó cinco Premios Grammy. En 2023, como Mejor Álbum de Jazz Vocal y Mejor Nueva Artista por Linger Awhile; en 2024, Mejor Interpretación de Jazz, por el simple Tight y, en 2025, Mejor Álbum de Jazz Vocal y Mejor Interpretación de Jazz por el álbum Portrait.
Samara es considerada como la cantante de jazz más prometedora de la actualidad, aunque más que promesa es una rotunda realidad. Su estilo nos recuerda la época dorada de las vocalistas del género, tiene una refrescante mixtura de elegancia vintage y calidad vocal que le permiten transitar sin esfuerzo por complejas melodías o improvisar de manera fluida; su voz tiene calidez, claridad y una madurez que no condice con su juventud. Hay en ella una incuestionable sinceridad expresiva con la que logra traspasar las fronteras del repertorio.
Viene directamente del Bronx, de Nueva York, un lugar fuertemente vinculado al rap y al hip-hop, lo cual sugiere una artista con carácter, aunque ciertamente confiese que comenzó a escuchar jazz en la universidad.

Amor por las grandes voces femeninas
-Dijiste que comenzaste a escuchar jazz o prestarle atención cuando entraste a la universidad. ¿Qué te llamó la atención?
-Lo que me cautivó fue escuchar a Sarah Vaughan y a Ella Fitzgerald y sí, fue estando en la Universidad y desde ese momento encontré un camino en el que me siento completamente entregada.
“Al principio no me interesaba el jazz; mis amigos no lo escuchaban, oíamos a Beyoncé, Tyler The Creator y Paramore. En ese momento no me sentía conectada con el jazz, era la música que escuchaban mis padres”, admitió la cantante, sin embargo, no le pareció extraño entrar en ese mundo musical porque estaba acostumbrada a escucharlo.
En 2019, mientras estaba en la universidad, ganó el primer premio del Concurso Internacional de Jazz Vocal Sarah Vaughan. Ese año se presentó en The Today Show y en el Festival de Jazz de Newport y fue aclamada. Todo con 19 años. “Una emocionante rompedora de límites”, la definió The Boston Globe.
Samara Joy le sumó a la tradición del jazz vocal una perspectiva fresca y conmovedora; desde aquellos días en que comenzó a escuchar a Ella, a Sarah y a Betty Carter, la artista desarrolló una voz propia. “Sentí que podía seguir siendo yo misma mientras aprendía sobre todo esto, este nuevo lenguaje. Podría absorberlo y luego aplicarlo a mi manera”, añadió.
-Una particularidad del jazz es tener una voz propia, ¿cómo abordaste esa búsqueda de tener una voz propia?
-Principalmente, trabajo en mi propia voz estudiando y tocando en vivo. Estudio instrumentos, escalas, arpegios, todo lo que tiene que ver con la técnica y después tocando en vivo e interactuando con otros músicos, generando ideas para que los músicos me respondan y estar atenta a lo que los músicos me proponen y avanzar sobre ese campo. Mi voz surgió del estudio y del escenario.

Joy contó que desarrolló una manera de escuchar con más atención a las cantantes que influyeron seriamente en su estilo. “Recuerdo buscar videos de Sarah Vaughan para ver si había alguna diferencia entre las versiones en vivo y las de estudio. Vi videos cantando Lover Man, The All Laughed y Somewhere Over The Rainbow y era tan elegante y espontáneo y a la vez controlada”.
«Es decir, quería poder hacer eso: cantar lo que sentía, pero también tener la suficiente habilidad técnica para hacerlo con naturalidad”, añadió Joy.
-Cada vez más hay en el jazz mucha electricidad y elementos electrónicos, en cambio elegís un contexto acústico para cantar ¿Tiene que ver con un “regreso” al sonido tradicional y darle la espalda a la modernidad?
-Desde ya prefiero lo acústico. Simplemente el set de acústico me suena natural, en especial, con esta sección rítmica en la que puedo ir musicalmente a diferentes lugares. Es muy versátil la sonoridad acústica. Tiene una plasticidad que encuentro ideal para cantar y experimentar. No es una postura sino que me siento cómoda.
Familia de músicos
Samara Joy McLendon nació en el barrio Castle Hill, en Bronx, Nueva York, el 11 de noviembre de 1999, en una familia de músicos. Su padre, Anthony McLendon, es bajista y sus abuelos paternos, Elder Goldwire y Ruth McLendon, fundaron The Savettes, uno de los principales grupos de góspel de Filadelfia.
Samara cantaba en la escuela un poco de todo; tuvo papeles principales en musicales y luego, ese gusto por el canto, se trasladó a la iglesia, que además del coro tenía cuatro cantantes al frente que se encargaban de las armonías principales; al poco tiempo y con sólo 16 años quedó como «líder de alabanza».
Su primer contacto con el jazz fue en Fordham High School of the Arts, donde comenzó a actuar con la orquesta de jazz y con la que ganó la competencia Essentially Ellington, en el Lincoln Center; este premio le abrió un nuevo horizonte; con 18 años se inscribió en el programa de canto del Purchase College, de Nueva York, al año siguiente ganó la competencia internacional de jazz vocal Sarah Vaughan y la Fundación Ella Fitzgerald la becó para sus estudios. Se recibió en composición y arreglos de jazz.

Su crecimiento como artista fue meteórico, tras un primer disco, Samara Joy (2020) grabado mientras estaba en la universidad a través del sistema “GoFundMe” (es decir, ayudado con aportes de los fans) su ascenso fue ininterrumpido. Luego vendría Linger Awhile (2022), su EP de temas navideños Joyful Holiday y finalmente, Portrait (2024) , con un septeto y una atmósfera de exuberantes arreglos e improvisaciones.
Su aporte, además, fue escribir las letras de dos composiciones Reincarnation of a Lovebird, de Charles Mingus y Peace of Mind, de Sun Ra. Samara, inquieta, acaba de lanzar un sencillo con su versión de Flor de Lis, de Djavan.
-Cinco premios Grammy habrán sumado mucha más presión a tu manera de enfocarte como artista ¿Cómo lo sobrellevás?
-No me siento especialmente presionada por haber ganado cinco premios Grammy. Al principio sí y estaba atenta a las opiniones que recibía, pero después entendí que los premios me sirven para seguir siendo lo que soy y tener un apoyo mayor para transitar hacia dónde quiero ir y seguir con mi desarrollo. En este momento me siento totalmente libre de esas posibles presiones.

-Parecería que hay relación casi telepática con la banda y que queda en evidencia en cada concierto ¿cómo se logró?
-(Piensa) Por ejemplo, la química que se encuentra en el disco Portrait es resultado de mucho tiempo de tocar juntos, de ensayar, de charlar entre nosotros. Hablamos bastante y los músicos me ayudan a escribir y a arreglar y no solamente para una cantante, sino especialmente para mí y esa generosidad me pone muy feliz. Es un grupo que se mantiene en el tiempo y eso ya casi no ocurre, no es fácil, y además mantenerlo en actividad; de ahí surge la química que tenemos.
Lo que más me gusta hacer en la actualidad es experimentar en el escenario y disfruto del entendimiento que tenemos, porque el objetivo principal es ser mejores músicos y explorar las posibilidades que ofrece la música. Con este grupo puedo explorar mis fortalezas y mis debilidades porque siempre habrá una oportunidad de mejorar.
-¿Qué tocarán en Buenos Aires?
-La música que vamos a presentar es de Portrait y algunas composiciones que estuvimos probando, tocando y nos gustan. Creo que para cuando lleguemos a Buenos Aires van a estar en su punto óptimo.