Por Gustavo Figueroa.- Sobre las detenciones ilegales y los procesados en la Argentina. (Facundo Jones Huala fue detenido el 6 de junio pasado.)
En el penal de José León Suárez (Buenos Aires) conocí a muchas personas jóvenes procesadas sin sentencia firme. Una de esas personas que conocí cumplió seis años dentro del penal y cuando finalmente recibió la sentencia era inferior, por un delito menor, al tiempo que ya había pasado procesado. Por lo tanto, al recibir la condena, salió en libertad automáticamente, sin que nadie le reparara el tiempo «extra» que permaneció encerrado.
Una tarde, antes de entrar a un programa de radio, me lo cruce en Caballito. Andaba trotando. La alegría que sentimos los dos al vernos, él por estar afuera y yo por verlo en una situación totalmente diferente, en otro contexto, disfrutando de su libertad, en uno de los pulmones verdes más extensos de la capital (en contraste con los basurales, que describió Rodolfo Walsh en “Operación masacre”, aledaños al penal de José León Suárez). También recuerdo que en el penal no había cobertura médica, por lo que, cuando alguien tenía una carie en los dientes, en vez de realizarle un arreglo, se los sacaban directamente. Muchos de los pibes y pibas procesadas, prácticamente no tenían dientes o le faltaban varias piezas dentarias.
Las personas procesadas que esperan una condena por cometer un delito determinado, son propensos a recibir violencia y maltrato «extra» que no es parte de la condena. No es justificable bajo ningún tipo de argumento. Tampoco es justificable permanecer dentro de una celda cuando no corresponde. Es inconstitucional y viola derechos básicos que deberían resguardar la integridad humana.
Los casos de procesados, que cumplen prisión preventiva dentro de penales, sin sentencia firme, es un problema grave, sin resolver, hace muchas décadas, en la Argentina. Hoy lo padece Facundo Huala, como parte de un proceso político. Y abre la discusión nuevamente: que una persona esté dentro de un penal cumpliendo una condena (en el caso que la condena sea justa) no quiere decir que está persona sea perceptible de recibir nuevos delitos dentro de ese «encierro momentáneo». Facundo Huala ni siquiera ha atravesado un juicio justo y ya es parte de un historial de violencia y tortura: maltrato físico y psicológico, aislamiento injustificado, sometimiento a bajas temperaturas, sin asistencia médica y con la prohibición de llevar adelante un tratamiento acorde a la cosmovisión mapuche (teniendo en cuenta que Facundo Huala ha quedado con secuelas después de las diferentes huelgas de hambre que ha realizado).
Está degradación en el tratamiento de los reclusos, es un retrato silencioso que se expande gradualmente hacia los barrios, sobre las personas más vulnerables de la sociedad. Hoy, particularmente, lo vemos reflejado también sobre activistas sociales que son atacados y perseguidos judicialmente, incluso después de ser violentados físicamente por agentes del Estado Nacional.
El Estado te apalea y luego te inicia procesos judiciales, justificando los golpes y las posibles penas carcelarias. El objetivo: domar, silenciar, disciplinar. Sin embargo, este método nunca ha dado resultado, ni antes, ni ahora. ¡Nunca! Sólo es brasa fina para comenzar fogones incontrolables, musculatura insurrecta para articular trincheras infranqueables.
En la fotografía filtrada por la policía de Río Negro se puede ver la golpiza propinada en el rostro a Facundo Huala, luego de ser detenido en Bariloche, en enero de 2025. Ese “permiso” que se toma la policía de golpearlo en el rostro y ser ellos mismos los que filtran la imagen para que la sociedad lo vea, por supuesto, no se lo toman con el resto de los detenidos. Todo lo contrario.
Facundo Jones Huala fue detenido en la madrugada del domingo 19 de enero de 2025 y liberado ese mismo día por falta de pruebas. Antes fue brutalmente golpeado por la policía de Río Negro. En febrero realizó la presentación de su libro «Entre Rejas, Antipoesía incendiaria», en una biblioteca comunitaria de Bariloche. Luego de 4 meses, y sin que aquella presentación tuviera ningún efecto desestabilizador del orden público, fue detenido nuevamente el 6 de junio de 2025. En ese momento, no existía una orden judicial de detención vigente, pero la fiscal del caso gestionó con urgencia la autorización, que fue concedida por el juez Ezequiel Andreani unas seis horas más tarde, tras una intervención pública de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Hoy Facundo Jones Huala continúa detenido en condiciones deplorables.