Tecnología y sociedad es un binomio en el que aplica como anillo al dedo el dicho de que no se pueden poner puertas al campo. La innovación avanza a un ritmo que suele superar el statu quo, y eso a menudo choca con límites legales, éticos, económicos o políticos. En lo primero, sucede que las normativas vigentes pueden no contemplar lo que la ciencia requiere para poder progresar. Por eso Barcelona se planteó hace un año de qué manera se podía allanar el camino a las empresas, start ups, universidades, centros de investigación o entidades que quieran usar el espacio público para probar sus ideas y que ahora se encuentran con un infranqueable muro administrativo. Se hará con la nueva ordenanza de espacios de experimentación urbana que el gobierno aspira a aprobar en enero. Los interesados tendrán una ventanilla única que permitirá agilizar procesos y, si es menester, abrir un paréntesis en leyes vigentes.
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La voluntad del gobierno de Jaume Collboni es que la nueva ordenanza se pueda aprobar en el pleno de enero de 2026, con el paso previo, en noviembre, por la comisión de Ecología, Urbanismo, Movilidad y Vivienda. Está por ver cómo reacciona la oposición. No tanto por si están a favor o en contra de la propuesta, sino por el muro que han levantado para que el PSC apenas tenga margen de maniobra con sus 10 concejales de un total de 41. Barcelona en Comú, de hecho, anunció la semana pasada que no piensa pactar nada con los socialistas mientras esté sobre la mesa el posible desalojo de tres fincas en Vallcarca. Y Junts, que está negociando la reforma del 30% de reserva de vivienda social, también atraviesa una etapa de remolonería absoluta. Al margen de lo que pueda suceder, la teniente de alcalde Laia Bonet ha presentado el plan este martes junto a algunos de los actores interesados en que la ciudad pueda ejercer el papel de probeta urbana de su innovación.

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La idea, explica Michael Donaldson, director de Bit Habitat (la fundación municipal que canaliza la innovación urbana en Barcelona), es “crear una ventanilla única para agilizara los trámites que ahora puede alargarse más de un año, además de dotar de seguridad jurídica a los impulsores”. Esto implicará, incluso, flexibilizar ordenanzas vigentes, es decir, crear paréntesis legales y controlados por el Ayuntamiento para que determinados test se puedan llevar a cabo en la vía pública en equipamientos públicos (bibliotecas, oficinas o centros deportivos) e incluso en eventos de ciudad, como fiestas mayores, festivales musicales o pruebas atléticas.
Las posibilidades
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Alguien podría pensar que esta ordenanza será un coladero de propuestas comerciales o de dudosa ética. Ahí es donde entra la nueva normativa, amén del filtro que ejercerá la oficina de Bit Habitat, que tendrá la misión de aceptar solo los proyectos que persigan “un bien común y que puedan tener, en el futuro, un efecto beneficioso en la ciudad y sus habitantes”. Donaldson pone como ejemplo una empresa de leds que tiene en su paleta de productos unas farolas que van asidas a las fachadas, algo que ya no se contempla en la capital catalana. Puesto que el invento puede ser positivo para Barcelona, la idea es, primero, acompañar en el proceso de permisos, y segundo, crear lo que se denomina un sandbox, una suerte de compartimento estanco en el que, de manera provisional y controlada, se realizan pruebas al margen de la ley.

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De esta manera, la capital catalana se sube al carro de ciudades como Valencia, Madrid, Zaragoza o Valladolid que ya han dado el paso de ofrecer sus calles y su plazas al ámbito de la innovación. Con la diferencia de que Barcelona, señala el responsable de Bit Habitat, “está dispuesta a modificar las ordenanzas si de esta manera se facilita que la tecnología pueda ayudar más y mejor a la vida de los ciudadanos”. No se abrirán convocatorias anuales, como hace Madrid, sino que las propuestas podrán llegar cualquier día del año. Pueden ser proyectos vinculados a la movilidad (robots de transporte de mercancías, vehículos autónomos, drones…), materiales de construcción, temas vinculados con la iluminación o la seguridad, eventos deportivos que aporten información sobre rendimiento y salud…; todo, con el límite de no mancillar en ningún caso datos personales, y dando, por ejemplo, un acceso muy restringido a la grabación de imágenes en la calle.
La incógnita
El gobierno aspira a que el documento pueda aprobarse en el pleno de enero, pero está por ver cómo responde la oposición
En esta carrera por ser la mejor ciudad probeta, Barcelona no descarta crear un escaparate virtual que recoja las iniciativas que se vayan desarrollando en la ciudad, de manera que los agentes privados vaya viendo que aquí, junto al Mediterráneo y a los pies del Tibidabo, la innovación tiene su casa.