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miércoles, julio 9, 2025

Científicos argentinos crean el primer cerdo genéticamente modificado de América Latina con tolerancia al rechazo inmunológico

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La ciencia argentina acaba de dar un paso significativo en el desarrollo del xenotrasplante —el trasplante de órganos animales en humanos— con la creación del primer cerdo genéticamente modificado de América Latina que logró sortear el rechazo inmunológico más severo: el rechazo hiperagudo.

Esta modificación fue puesta a prueba en un innovador experimento que consistió en perfundir un riñón porcino con sangre humana entera, fresca, anticoagulada y a temperatura corporal. Los resultados fueron alentadores: el órgano mostró signos de funcionamiento y no fue destruido inmediatamente por el sistema inmune humano, como suele ocurrir.

El proyecto es fruto del trabajo del Laboratorio de Biotecnología Animal del INPA (UBA-CONICET), que desde hace años se dedica al estudio de nuevas herramientas de ingeniería genética aplicadas a la medicina.

En colaboración con profesionales del Hospital Garrahan —el centro con más trasplantes pediátricos de la Argentina—, los investigadores lograron editar los genes de un grupo de cerdos para que sean potencialmente compatibles con el organismo humano. Por supuesto, esto fue un ensayo y se evalúan diversas alternativas para seguir avanzando con su desarrollo, como conseguir inversores del sector privado.

El hospital Garrahan el día después de la Noche de las velas en el Obelisco.Fabián Marelli – LA NACION

El cirujano cardiovascular Ignacio Berra, del Hospital Garrahan, que fue uno de los encargados de llevar adelante la prueba experimental, explicó que el objetivo de este avance es ofrecer en el futuro una solución concreta para que los niños puedan acceder a un órgano compatible y a tiempo. Señaló que, además del impacto clínico, este tipo de desarrollos podría tener beneficios económicos, al evitar la necesidad de buscar órganos fuera del país, con la consiguiente salida de divisas, y permitir que la tecnología quede en el sistema de salud nacional.

 “Nosotros desarrollamos un sistema de perfusión ex vivo con sangre humana normotérmica anticoagulada que nos permitió evaluar la tolerancia inmunológica y la funcionalidad del órgano”, explicó Berra.

Durante el procedimiento, se monitorearon parámetros como la presión de perfusión, la diuresis del riñón y la resistencia vascular. Además, se analizaron signos de trombosis mediante observación macroscópica e histopatológica. Según detalló el especialista, el riñón genéticamente modificado presentó mejor desempeño frente al contacto con sangre humana, lo que constituye una prueba de concepto sólida que abre nuevas posibilidades para el desarrollo del xenotrasplante pediátrico en la Argentina.

Uno de los puntos centrales de esta investigación es la edición del gen GGTA1, responsable de producir una molécula presente en la superficie de las células porcinas contra la cual los humanos tienen anticuerpos preformados. Esta molécula activa una respuesta inmunológica inmediata que destruye el órgano trasplantado. Gracias al uso de la técnica de edición génica CRISPR-Cas9, los científicos lograron inactivar ese gen —un procedimiento conocido como “knock-out”— y así evitar la activación del sistema del complemento, responsable del rechazo hiperagudo.

Este avance se inserta en un contexto de crisis global en el acceso a trasplantes. Según datos internacionales, más de 5 millones de personas están en lista de espera para recibir un órgano, pero solo se concretan unos 120.000 trasplantes al año. En países como Estados Unidos, mueren 13 personas por día por no llegar a tiempo.

En la Argentina, la situación también es crítica: en 2020 había unos 6000 pacientes esperando un trasplante renal y el tiempo promedio de espera era de entre 7 y 10 años. A eso se suma que más del 70% de los pacientes trasplantados requieren diálisis en la primera semana posoperatoria, lo que indica una función tardía del injerto y una alta tasa de complicaciones.

Esta es la línea de tiempo con la macroscópica del riñón del cerdo genéticamente modificadoGentileza: Equipo Hospital Garrahan

El xenotrasplante se presenta como una solución disruptiva y de largo plazo a este problema. Y aunque la idea de trasplantar órganos animales no es nueva, los desarrollos tecnológicos actuales en edición génica, inmunología y biología del rechazo han renovado el interés global por esta línea de investigación.

En enero de 2023, en el laboratorio del INPA nacieron los primeros cerdos modificados para el xenotrasplante. No solo se eliminó el gen GGTA1, sino que algunos ejemplares también fueron editados en el gen del receptor de la hormona de crecimiento (GHR). Esta segunda modificación no es menor: da lugar a animales de menor tamaño —lo que facilita el trasplante— y, según estudios recientes, podría conferir mayor longevidad y resistencia a enfermedades como la diabetes o ciertos tipos de cáncer.

La Argentina tiene una historia particular con la hormona de crecimiento. El primer Premio Nobel argentino, Bernardo Houssay, obtuvo ese reconocimiento por descubrir su efecto diabetógeno. Décadas después, en 2002, otro hito científico nacional marcó el uso de esta hormona en la biotecnología: el grupo de Daniel Salamone logró que un ternero clonado y transgénico produjera hormona de crecimiento en su leche.

En el experimento actual, el protocolo consistió en conectar un riñón de cerdo genéticamente modificado a un sistema de perfusión ex vivo —es decir, fuera del cuerpo— con sangre humana en condiciones fisiológicas. El objetivo fue comprobar si el órgano era capaz de filtrar sangre y producir orina sin desarrollar una trombosis intravascular inmediata, el sello característico del rechazo hiperagudo.

Los resultados preliminares fueron positivos. El riñón no fue destruido, mantuvo su estructura y produjo orina. A nivel macroscópico y microscópico, los investigadores analizaron la turgencia, el color, la vascularización y signos de inflamación. La evaluación histológica permitió identificar un menor grado de rechazo que en órganos no modificados.

El avance argentino se alinea con otras experiencias recientes a nivel global. En 2022, en Estados Unidos, se realizó el primer trasplante de un corazón de cerdo con 10 modificaciones genéticas en un paciente humano. El hombre sobrevivió 60 días, pero falleció luego por la reactivación de un citomegalovirus porcino presente en el órgano. Este episodio remarcó la necesidad de controles sanitarios estrictos y la implementación de crianzas en ambientes estériles.

Entre los desafíos pendientes se encuentran la posibilidad de transmisión de infecciones zoonóticas, las complejidades del consentimiento informado y los dilemas bioéticos sobre el bienestar animal. A nivel internacional, organismos como los CDC, la FDA y los NIH en Estados Unidos han emitido guías específicas para minimizar riesgos.

En este contexto, los investigadores argentinos proponen que estos primeros cerdos modificados sirvan como “fábricas biológicas” para producir órganos compatibles con humanos. Si se logra confirmar su viabilidad y seguridad, se podrían generar protocolos clínicos en el mediano plazo.

Por ahora, el objetivo inmediato es continuar perfeccionando las ediciones genéticas, avanzar en pruebas funcionales de órganos como corazón, hígado o páncreas y establecer colaboraciones con centros internacionales de referencia, como el Massachusetts General Hospital de Boston, donde se desarrollan actualmente los ensayos clínicos más avanzados en este campo.

Este avance cobra una especial importancia en la población pediátrica. En la Argentina, hoy hay 166 niños en lista de espera para recibir un trasplante, de los cuales 98 necesitan un riñón. Si bien la Ley Justina facilitó el acceso a órganos en adultos, aún se requiere consentimiento familiar en menores de 18 años, lo que limita las posibilidades de donación pediátrica.

El Hospital Garrahan, que participa en este proyecto, es el centro con más trasplantes infantiles realizados en el país. Su experiencia, sumada a la tecnología genética desarrollada en el INPA, genera una sinergia que podría posicionar a la Argentina como líder en investigación de xenotrasplante en la región.

El camino recién comienza, pero la creación de este primer cerdo modificado con tolerancia al rechazo representa un hito que trasciende fronteras. En un país con una sólida tradición científica, este tipo de desarrollos muestran cómo la biotecnología y la medicina pueden converger para resolver uno de los problemas sanitarios más urgentes del siglo XXI: la falta de órganos para trasplante.

Redacción

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