
El jurado popular – integrado por nueve ciudadanos anónimos– ha declarado por unanimidad culpable de asesinato a Montserrat Nin, conocida como ‘aspirante a mossa d’esquadra’ a pesar de que nunca llegó a opositar. El tribunal ha considerado probado que Nin acabó con la vida de su novio, Aleix Álvarez, de 47 años, después de clavarle una puñalada mortal en el corazón y tras maltratarlo durante meses. El tribunal popular aprecia un agravante de alevosía al entender que la acusada actuó de manera sorpresiva para acabar con la vida de su pareja. Ahora será el turno del magistrado que ha presidido el juicio a quien corresponderá redactar una sentencia e imponer una pena a la acusada en la línea de lo que ha determinado el jurado.
La Fiscalía que solicitaba una pena de 34 años de cárcel ha pedido la palabra al finalizar la lectura del veredicto para elevar su petición hasta los 36 años de prisión. El fiscal que pedía 23 años de cárcel por el delito de asesinato ha aumentado su solicitud hasta los 25, la pena máxima. Además, exige tres años de cárcel por maltrato habitual, tres años por un delito de lesiones y cinco por amenazas.

El jurado escuchó los terroríficos videos y audios en los que la aspirante a mossa tortura y humilla a su víctima
EFE
El fiscal eleva su petición de prisión y reclama una pena de 36 años de cárcel
El jurado también ha considerado probada la acusación de maltrato. Los tratos vejatorios y humillantes que Montserrat dio a su pareja quedaron acreditados en la infinidad de archivos de audio y de vídeo que ella misma grabó y que fueron reproducidos durante el juicio. Dentro de los malos tratos que sufrió Aleix destacan que lo obligaba a estar de cuclillas durante un tiempo prolongado hasta que el hombre suplicaba que no podía más. En las imágenes se pudo ver como después de se agredido por Montserrat en la oreja y con la herida todavía supurando, ella se acercaba con el móvil y le amenazaba con acabar con su vida y la de toda su familia; u otras escenas en las que ella lo obligaba a comportarse como un perro y le ordenaba a gritos que se sentara, se tumbara o cogiera una galleta mientras le humillaba diciéndole “que era una mierda”.
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Las imágenes que fueron reproducidas durante el juicio fueron solo una parte de la colección de 670.000 archivos que fueron grabados por la acusada durante diez años y que contenían las vejaciones a las que sometía a sus distintas parejas sin que nadie nunca se atreviese a denunciarla por miedo. De hecho, hay seis hombres que tras su detención presentaros cargos que se investigan en distintos juzgados.

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El jurado también considera probado el delito de amenazas y de lesiones. El miedo fue lo que paralizó a Aleix hasta el punto de convertirlo en un muerto en vida. Perdió peso, se le cayó el cabello, se cogió la baja de la empresa SEAT en la que trabajaba y vistió ropa ancha para esconder las heridas que le provocaba Montserrat. En uno de los estremecedores audios, la acusada amenazó al hombre que si no le hacía caso contrataría a un sicario para acabar con la vida de su hijo de 9 años. Uno de los investigadores del caso admitió durante el juicio que durante sus 18 años de profesión nunca había visto un caso “tan atroz” y a una acusada que con los años perfeccionó los mecanismos de dominación y control hasta destrozar a quienes se cruzaron en su vida.
La acusación particular que representa a la familia de la víctima reclama para la acusada una pena de prisión permanente revisable al entender que el crimen se cometió a una persona frágil y vulnerable. El jurado, por voto 8 a 1, ha considerado que la víctima reunía esa condición.