Florinda Meza es un nombre imposible de separar de El Chavo del 8, la serie que marcó un antes y un después en la televisión latinoamericana.
Pero pese a su éxito internacional, las condiciones laborales y los sueldos del elenco han sido un tema de debate durante décadas.
El programa, creado por Roberto Gómez Bolaños, se emitió originalmente entre 1973 y 1980, y continuó con reposiciones y nuevos sketches hasta 1992.
Meza, quien se convirtió en la segunda esposa de Gómez Bolaños, ha estado en el centro de muchas de estas discusiones. Interpretando a Doña Florinda, la actriz conquistó al público con un personaje fuerte y temperamental que se volvió un ícono cultural.
Ahora, con el estreno de la serie biográfica Chespirito: Sin Querer Queriendo, la viuda vuelve a ocupar titulares.
En redes sociales, algunos usuarios sugieren que Meza habría acumulado una gran fortuna gracias a su cercanía con Chespirito y a un supuesto trato preferencial dentro del elenco. Otros recuerdan sus propias declaraciones donde desmintió estas versiones.
Doña Florinda aclara los rumores sobre su «fortuna»
En una entrevista de 2016 con el programa Sale el Sol de Imagen Televisión, Meza negó rotundamente las cifras que circulaban en torno a su sueldo.
Según ella, nunca llegó a cobrar los supuestos 50 mil pesos mexicanos (aproximadamente USD 850 en aquel entonces) por capítulo que se le atribuían.

“Lo más que gané fue 10.500, y muy al final”, aseguró la actriz. Además, enfatizó que los pagos siempre fueron en pesos mexicanos, no en dólares, como algunos medios habían afirmado erróneamente.
¿Por qué los sueldos eran bajos?
Florinda Meza explicó que, pese al éxito internacional de El Chavo del 8, los costos de producción eran bajos porque se grababa en foros de Televisa con recursos limitados y esto se reflejaba directamente en los pagos al elenco.
“A los de Friends les pagaban un millón de dólares por capítulo, yo nunca llegué a ganar ni siquiera 50 mil pesos. Si nos hubieran pagado 10 mil dólares por capítulo, sería millonaria”, comentó en tono irónico.
El bajo presupuesto contrastaba con la proyección del programa, que se convirtió en un fenómeno cultural en toda América Latina y seguía emitiéndose en repetición años después de su final.

El contraste con el resto del elenco
Édgar Vivar, quien interpretó al Señor Barriga, y Carlos Villagrán (Quico) también revelaron que sus ingresos no eran altos. Villagrán mencionó que en una ocasión le ofrecieron apenas 650 pesos por capítulo, cifra muy inferior incluso para la época.
María Antonieta de las Nieves, la Chilindrina, relató que durante sus primeros años cobraba 100 pesos semanales, lo que ajustado a la inflación apenas alcanzaría los 900 pesos actuales.

En cuanto a Meza, si bien sus ingresos como actriz no eran elevados, su situación comenzó a cambiar cuando se sumó a las labores creativas y de producción a partir de 1980, cuando comenzó a colaborar como guionista y productora en los programas de Chespirito.
Este ascenso en la estructura del programa generó tensiones dentro del elenco, especialmente porque algunos actores consideraban que Meza tenía un trato preferencial por su relación con Gómez Bolaños.
Estos conflictos habrían influido en la salida de figuras como Ramón Valdés (Don Ramón). Pero a pesar de las críticas, Meza logró consolidarse como una figura clave en la producción de contenidos, lo que también habría mejorado sus ingresos en esa etapa.

Los números detrás del fenómeno abren nuevos debates
Tras la muerte de Chespirito en 2014, se especuló mucho sobre la herencia que dejó. Reportes periodísticos indican que la mayor parte del patrimonio fue destinada a sus hijos, mientras que Meza recibió una porción proporcional como viuda.
Sin embargo, la brecha entre el éxito cultural del programa y los ingresos de su elenco continúa generando indignación entre fans que crecieron viendo la serie.
Con la serie biográfica en marcha y nuevas declaraciones saliendo a la luz, el debate sobre el verdadero lugar de Florinda Meza en la historia de El Chavo del 8 y en la vida de Chespirito promete seguir dando que hablar.