Durante el mes de mayo se celebró exitosamente en Beijing la IV Reunión Ministerial del Foro China-CELAC, con amplia participación de representantes de los 33 países que componen la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. El foro se ha convertido en una de las plataformas más relevantes y eficientes para fortalecer la cooperación entre los miembros de la CELAC y China. En esta ocasión, se destacó la presencia de los presidentes Lula Da Silva (Brasil), Gabriel Boric (Chile) y Gustavo Petro (Colombia), como así también otros altos representantes diplomáticos de la región.
El Presidente Xi Jinping dio un discurso y presentó el “Plan de Acción Conjunta para la Cooperación en Áreas Clave China-ALC (2025-2027)”. El Plan representa una continuidad de iniciativas previas que China ha trabajado en conjunto con la región para promover el desarrollo de sus socios de Latinoamérica y el Caribe.
Xi introdujo los «cinco programas», que constan de ideas concretas y acciones específicas con miras al “desarrollo compartido” y a la “construcción conjunta del futuro compartido China-ALC”. Las áreas de cooperación de los cinco programas son las siguientes: Solidaridad, Desarrollo, Civilizaciones, de la Paz y de los Pueblos. Este artículo repasará brevemente los cinco programas, haciendo hincapié en el de Paz, el cual se enmarca en la Iniciativa de Seguridad Global de Xi.
Los cinco programas y las nuevas perspectivas de cooperación con China
Estos cinco programas reflejan la estrategia de política exterior china contenida en las tres Iniciativas Globales anunciadas por el presidente Xi Jinping en 2022: Desarrollo, Civilización y Seguridad. Los programas alineados con las iniciativas aspiran a ampliar significativamente la cooperación, en la búsqueda de un “desarrollo integral, amplio y multinivel que haga realidad la construcción de futuro compartido” entre China y la región”, de acuerdo con la visión de Xi.
Todo ello se da en un momento crítico a nivel global, signado por profundas transformaciones geopolíticas y desafíos al multilateralismo y a la vigencia de las normas internacionales. La cooperación entre China y la región cobra así una dimensión especial para el futuro del orden internacional.
En primer lugar, el programa de solidaridad se presenta como la base para construir confianza estratégica mutua y profundizar las relaciones China-ALC, principalmente a través de la expansión de los intercambios de dirigentes de alto nivel. China espera invitar anualmente a 300 cuadros de partidos políticos de la región para intercambiar experiencias sobre gobernanza y desarrollo económico.
El programa de desarrollo se alinea con la Iniciativa para el Desarrollo Global del presidente Xi. El mismo busca potenciar las estrategias de desarrollo, impulsar la cooperación de alta calidad en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, como así también profundizar la colaboración en infraestructura, agricultura, energía y minerales, entre otros sectores económicos.
China está afianzada como uno de los principales socios comerciales de la mayoría de los países de América Latina y el Caribe. China ha venido impulsando en las últimas décadas una oleada de grandes obras de infraestructura en América Latina y el Caribe, principalmente en puertos, transporte terrestre, energías renovables y minería. Entre los proyectos emblemáticos se destaca ahora el puerto de Chancay, en Perú, inaugurado con presencia del presidente Xi Jinping el año pasado. Dicha obra demandó una inversión total estimada en U$S 3.500 millones. Chancay será el puerto más moderno y más grande de la cuenca del Pacífico latinoamericana.
Por otra parte, se proyecta la ampliación de la cooperación hacia nuevas áreas emergentes como energía limpia, redes de 5G, economía digital e inteligencia artificial. Uno de los pilares del programa de desarrollo es la ejecución del “Plan de Asociación Científica y Tecnológica China-ALC”, que llevará la cooperación económica y comercial a nuevas industrias y tecnologías emergentes, convirtiendo la cooperación científica y tecnológica en un ámbito clave de la futura cooperación.
Por otra parte, los programas de civilizaciones y de los pueblos, apuntan a profundizar el intercambio cultural existente, alineándose con la Iniciativa para la Civilización Global de Xi. Este programa estará articulado mediante actividades como el “Diálogo de Civilizaciones China-ALC” y la “Temporada de Arte Latinoamericano”, reforzando la cooperación en arqueología, protección y restauración del patrimonio cultural, exposiciones museísticas, estudios de civilizaciones antiguas y acciones conjuntas contra el tráfico ilícito de bienes culturales. En el foro China-CELAC se anunció que estos proyectos buscan elevar los intercambios culturales al nivel de “diálogo civilizacional”, promoviendo el “respeto por la diversidad cultural y los valores compartidos de toda la humanidad”.
El programa de la paz en el marco de la Iniciativa de Seguridad Global de Xi
Capítulo aparte merece el programa de la paz. El mismo está basado en la Iniciativa de Seguridad Global de Xi, que engloba los siguientes principios fundamentales:
- Compromiso con una seguridad común, integral, cooperativa y sostenible.
- Indivisibilidad de la seguridad: la seguridad de un Estado no puede lograrse a expensas de otro.
- Respeto a la soberanía y la integridad territorial de todos los Estados.
- No injerencia en asuntos internos de otros Estados.
- Cumplimiento de los principios y objetivos de la Carta de las Naciones Unidas (ONU).
- Multilateralismo plural y democrático con la ONU en el centro.
- Solución pacífica de las disputas entre Estados a través del diálogo y la negociación.
- Oposición a las sanciones unilaterales y a las alianzas exclusivas.
- Atención a las preocupaciones legítimas de seguridad de todos los Estados.
- Rechazo a las “mentalidades de Guerra Fría” y a los bloques militares.
La cooperación en seguridad con China es algo bastante novedoso para América Latina y el Caribe, región históricamente bajo la influencia de EEUU. Hasta ahora, la seguridad no era un eje relevante de la cooperación entre China y ALC. El presidente Xi sostiene la visión de que ambas partes hoy enfrentan desafíos similares en seguridad, por lo que resulta fundamental fortalecer la cooperación en gestión de desastres, ciberseguridad, antiterrorismo, lucha contra la corrupción, narcotráfico y crimen organizado transnacional, entre otras áreas, contribuyendo a la estabilidad regional. Es la primera vez que China y ALC incorporan la seguridad como una importante área de cooperación para el futuro.
El compromiso de cooperar en materia de seguridad quedó plasmado en varios apartados de la “Declaración de Beijing de la Cuarta Reunión Ministerial del Foro China-CELAC” que conviene repasar, ya que es posible advertir varios pilares de la Iniciativa de Seguridad Global de Xi que comparten los países de la región.
El punto 8 estipuló que “las partes reconocen las contribuciones mutuas para salvaguardar la paz mundial, fortalecer la amistad y la cooperación y promover el desarrollo común a nivel global”. En ese sentido, se reitera “el reconocimiento de la proclamación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe”. Son dos cuestiones fundamentales que China siempre ha apoyado.
Relacionado a este tema, en la referida declaración se hizo mención en el apartado 12 a “la urgencia de reformar las instituciones de gobernanza global, para adaptarlas a las realidades del siglo XXI”. Esto implica la propuesta compartida de reformar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), “con miras a hacerlo más representativo, democrático y eficaz, permitiendo que su composición responda de manera más adecuada a los desafíos globales y fortalezca la representación y la voz de los países en desarrollo, incluidos aquellos de América Latina y el Caribe”. Se trata de un tema crucial en la coyuntura geopolítica actual.
Asimismo, no resulta un dato menor que en el punto 13 de esa declaración, China avaló la posición mayoritaria de los países de América Latina y el Caribe sobre que “ha llegado el momento para que una persona nacional de un Estado de América Latina y el Caribe asuma la Secretaría General de la ONU, considerando que, de los nueve secretarios generales que ha tenido la ONU hasta la fecha, sólo uno ha sido originario de la región”. Es otra muestra de una visión compartida en materia de avanzar hacia un multilateralismo más plural y representativo.
En el punto 14 de la declaración se habla de promover una “mundo pacífico y una globalización económica que sea inclusiva y mutuamente beneficiosa”. En tanto, el punto 23 afirmó el compromiso a rechazar el terrorismo “en todas sus formas y manifestaciones”, junto a su asociación unilateral “a cualquier religión, raza, etnia o nacionalidad”. Cabe destacar el énfasis puesto en “el uso indebido de los esfuerzos contra el terrorismo con fines incompatibles con el derecho internacional”, justo cuando algunas potencias militares hacen abuso de ello.
Finalmente, el punto 24 resalta otros pilares del programa de paz para América Latina y el Caribe, afirmando el compromiso sobre “la prevención y lucha contra la delincuencia organizada transnacional y los delitos de tráfico de drogas y precursores químicos, el comercio ilegal de armas, la trata de personas, el tráfico de migrantes, la corrupción y la minería ilegal, entre otros”. Son flagelos que se han constituido como problemas estructurales en gran parte de la región. Por ello, no son pocos los países que ven con buenos ojos la posibilidad de comenzar a explorar la cooperación con un socio estratégico como China para combatirlos.
Tras el exitoso Foro China-CELAC celebrado en Beijing, no caben dudas que ambas partes han ingresado en una nueva era de cooperación que abarca numerosas áreas, gracias a una gran amplitud principios, intereses y desafíos compartidos.
Patricio Giusto
Director del Observatorio Sino-Argentino. Docente de la Especialización sobre China Contemporánea de la UCA. Master of China Studies y profesor visitante de la Universidad de Zhejiang (China).