Hace quince años, dos mujeres decidieron tender un puente entre la música, la naturaleza y la infancia. Así nació La Maroma, el proyecto musical creado por Marisa Di Giambattista y Cristina Villafañe, que desde Bariloche viene cantando la Patagonia a niñas, niños y familias de todo el país. Con canciones que nacen del contacto con el entorno —la flora, la fauna, los senderos, los refugios— y ritmos que abrazan lo folclórico y lo autóctono, el dúo fue sembrando melodías que conectan la infancia con la tierra, el juego con el aprendizaje y la música con el encuentro.
Quince años cantando a la Patagonia
Este 2025, La Maroma celebra sus 15 años de vida con conciertos, nuevas canciones y mucha emoción compartida. En esta nota, repasamos su recorrido, las canciones que marcaron el camino, los festejos con torta y músicos invitados, y el modo en que esta propuesta artística logró mantenerse vigente sin perder su raíz: cantar desde el corazón y para las infancias, con el mismo entusiasmo del primer día.
Cantar la Patagonia
Desde hace 15 años, Marisa y Cristina invitan a viajar —a través de sus canciones— del lago al mar, pasando por las montañas, la estepa, los ríos y las playas patagónicas. En ese recorrido musical, le cantan a la flora y fauna del sur, con ritmos folclóricos y autóctonos, pensados para los más chicos… y también para los no tanto.
Un recorrido por la historia de La Maroma
Marisa recuerda con emoción los comienzos del grupo: “El recorrido de estos 15 años es muy hermoso. Empezamos tocando en escuelas públicas, privadas y rurales durante los primeros años”. Destaca que, por entonces, contaron con el apoyo de una fundación que respaldaba proyectos en la Patagonia: “Eso nos permitió empezar a tocar en muchos lugares. En 2012 grabamos nuestro primer disco, y ahí comenzamos a crecer. Empezamos a conectarnos con el MOMUSI, el Movimiento de Música Infantil de Argentina, y gracias a eso participamos en festivales y encuentros con grupos de todo el país”.
La Maroma empezó a recorrer escenarios fuera de Bariloche y su zona de influencia, con presentaciones en Esquel, Buenos Aires y otras ciudades. “Así fue creciendo y consolidándose el grupo. Fue un proceso que, desde algo pequeño, se volvió cada vez más abarcativo y se proyectó a otros lugares”, subraya.
“Lo que nos inspira a cantarle a la Patagonia es el contacto cotidiano que tenemos con este lugar hermoso: salimos a caminar, hacemos escaladas, subimos montañas, recorremos senderos. Todo lo que tiene que ver con la naturaleza nos atraviesa”, explica Marisa.
Durante estos años recorrieron cientos de escuelas escuelas públicas, privadas y rurales
Y agrega: “Creo que ha sido muy fuerte la conexión con el entorno, con las plantas y los animales. Por ejemplo, una de las canciones nuevas que subimos a Spotify hace un año, y que no está en ninguno de los tres discos anteriores, está dedicada al cerro Tronador. Las dos lo hemos subido varias veces, y solemos ir a refugios en la zona. Esos lugares nos impactan, y surge la necesidad de ponerlo en palabras y melodías pensadas para las infancias”.
Según Marisa, La Maroma genera “una maravillosa relación entre naturaleza, infancia y expresión musical. Vemos que nuestras canciones permiten a las familias vivir de otro modo cada experiencia”.
“Por ejemplo —explica—, cuando se van de paseo hacia una cascada, un bosque o una montaña, y ven un pájaro carpintero o un zorro, muchas veces los chicos se ponen a cantar. A veces aparece un cóndor y espontáneamente le cantan al cóndor. Es muy lindo, porque el público nos devuelve muchísimo: nos mandan videos, fotos, mensajes… todo el tiempo estamos compartiendo”.
“Lo que nos inspira a cantarle a la Patagonia es el contacto cotidiano que tenemos»
Quince años, una fiesta
Con motivo de sus 15 años, La Maroma ofreció un concierto familiar y participativo el domingo 6 de julio en el Camping Musical Bariloche, donde Cristina y Marisa celebraron su trayectoria con un espectáculo lleno de canciones dedicadas a la flora y fauna patagónica, ritmos folclóricos, músicos invitados y sorpresas que invitaron a los presentes a cantar, bailar y tocar junto a ellas.
“La verdad que fue una fiesta – asegura Marisa – porque nos acompañaron dos cantantes maravillosas de Bariloche, que son Pallita Solá y Anahí Mariluán, que es cantante mapuche, cantando la canción del Maitén. Se llenó de gente, la verdad que fue una fiesta de cantidad de personas que cantaban con nosotras, jugaban con nosotras”.
La Maroma, relación entre naturaleza, infancia y expresión musical
“Y también en mayo hicimos una celebración en El Puerto San Carlos, cerca del Centro Cívico, y de nuevo vino muchísima gente. Ahí estuvo Rubén Hidalgo con su bandoneón, tocando el chamamé de La Lechucita Caburé; y Mario Cotto, que fue integrante de nuestro grupo como cuatro años, cantando un montón de canciones junto a nosotros. ¡Hasta hubo torta para cien personas con velita!”, relata.
“Está siendo algo maravilloso, y la idea es que justamente en septiembre podamos hacer otra fiesta grande. Todo este año va a ser de festejo de esta cantidad de años hermosos que tenemos cumplidos”, expresa.
Durante las diferentes presentaciones, La Maroma compartió momentos de nuevas y viejas canciones. Según cuenta Marisa, “nuestro repertorio se fue expandiendo y cada vez fuimos componiendo más canciones, según incluso nos pedían. Yo funciono mucho a pedido, y por ahí alguna maestra me decía estamos trabajando con la ranita del Chalhuaco, entonces me surgía la inquietud para conectarme con esa especie nativa y poder hacerle una canción; Patagonia Inmensidad se llama.
Instrumentos musicales y juegos, también son partes del show
Y agrega: “las canciones van surgiendo por su propio peso, van cayendo las canciones a medida que las vivencias nuestras tienen necesidad de plasmarse, así que van mutando todo el tiempo y ahora estamos incorporando temas nuevos que vamos subiendo a Spotify de a poco, que serían parte de un cuarto disco”.
“Conectar con lo que uno siente”
“El canto colectivo es una de las cosas que más une a los seres humanos. Creo que por eso se siente tanta felicidad cuando se comparten eventos, espectáculos o encuentros. Es realmente maravilloso ver cómo, a través de la música, se genera alegría, paz y fraternidad entre las personas”, reflexiona Marisa sobre el modo en que La Maroma se vincula con el público en cada presentación.
“Nos parece muy importante que los niños y niñas puedan experimentar esta armonía compartida. Que sientan que es posible estar en comunión con los demás, percibir al otro y hacer algo bello entre todos. Creo que eso es fundamental en el mundo actual: que los chicos vivan la fraternidad y la armonía como algo real y posible. Y la música es el mejor ejemplo de eso”, expresa con convicción.
Por último, deja un mensaje para quienes recién comienzan un camino artístico vinculado a la Patagonia: “Creo que lo primero es conectar con lo que uno siente. Eso es lo que a mí me impulsa a crear un proyecto musical, a componer melodías y canciones nuevas. Es algo muy personal, pero si realmente nace desde lo profundo del corazón, llega a los demás”.
Y agrega: “También hay que tener paciencia. Las ayudas llegan. Si uno está en sintonía, aparecen personas que se acercan y dicen ‘nos encanta lo que hacen, queremos colaborar’. A nosotras nos pasó muchas veces, incluso recibimos el apoyo de varias fundaciones. Por eso hay que perseverar y estar atentos a lo que el camino va mostrando”.