Opinión
Solos…
Sí, es cierto. La política es una de las actividades más dignas que el hombre puede realizar, porque está destinada a terminar con situaciones de injusticia. Sin embargo, el problema radica en que a la política la llevan adelante personas, que demasiadas veces no están a la altura. Casi como una simplificación, esta es una de las grandes razones por las que nuestra sociedad hoy denigra a la política (como si nada tuviera que ver). Ahora bien, se aproximan momentos claves como una elección, en donde a esta sociedad le toca elegir a sus representantes. Y yo me pregunto de dónde va a sacar las ganas para hacerlo.
Por un lado, va LLA, partido sin partido, pero en ejercicio del poder; derecha de la derecha, campeones en la insensibilidad social y conducido por un personaje de operetas. En otro, estará esa nueva derecha, responsable del actual presidente, pero hoy humillada por el mismo: el PRO. Queda por considerar la más rancia expresión de la corrupción, el kirchnerismo. Y finalmente, de las listas posibles, se alinearía la UCR. Este partido constituye la más antigua estructura política de América Latina. Ha estado presente un largo tiempo, ha sido respetado por todos, aún por quienes jamás lo votaron. Nadie puede discutirle su defensa de la democracia, de las instituciones, y de la decencia política. Lo que sí está claro es que la UCR pagará por su larga ausencia. Hace muchos años que está, o que es, “inexistente”. Y si quiere reiniciar el camino de la lucha por sus viejas y nuevas banderas deberá ir sola a la contienda electoral. ¿Por qué? Porque es impensable su presencia en alianzas con el gobierno mileista o con el kirchnerismo, como a algún delirante podría ocurrírsele. No son tiempos para hacer análisis electoralistas, no ganaremos. Pero será el comienzo de una refundación histórica. Vayamos solos, con nuestro escudo, con nuestra sigla, con nuestra marcha y con nuestra bandera, para recuperar así la identidad perdida por una conducción extensamente desafortunada.
Julio Ginzo: Afiliado radical