Unamuno proclamó que a los catalanes nos perdía la estética. Lo que pretendía ser una crítica, con el tiempo se ha convertido en un elogio. El mundo se nos ha puesto feo en el fondo y en las formas. ¿Cuándo se había visto a un presidente de Estados Unidos dirigiéndose a su país con una gorra roja? ¿Cuándo antes se había presentado el hombre más rico del planeta con una camiseta negra en la Casa Blanca? Y no sigo con la lista, porque necesitaría el resto de la página. Pero hoy es un gran día para los estetas: la final de Wimbledon, allí nadie puede romper las normas de la educación y el buen gusto.
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