La televisión cambia, resiste, se reinventa, pierde, gana o el verbo que sea y él siempre está. En las buenas y en las malas de un medio que, pelee contra quien pelee, sigue vivo. Y, curiosamente, el mismo día que regresa a la pantalla Mario Pergolini -el hombre que la había dado por muerta hace unos años- Guido Kaczka estrena programa. El actor, conductor y productor que lleva más de 40 años jugando en distintos puestos -sin abandonar jamás la cancha- estará desde este lunes al frente de Buenas noches familia.
Hasta el viernes condujo The Balls y Los 8 escalones -este ciclo reaparecerá en dos semanas, en su nuevo horario de las 14.30- y desde este 14 julio a las 21, por El Trece, será el anfitrión de una propuesta que tendrá a los perros y la música como protagonistas, con mucho de lo suyo conocido, con algunos desafíos por conocer y con la invitación de siempre, algo así como “vení, juguemos”. Es que Guido sabe jugar en serio, aunque los números no siempre lo acompañen.
Pero no en vano es -y valga la redundancia- número puesto del prime time del canal que comanda Adrián Suar. Algo así como su as de espadas. Las partidas de truco no se ganan con una sola carta, pero esa carta ganadora tracciona, siempre.
Y ahí estará él este lunes, en vivo, después de varios años de envíos grabados: “Lo último que hice en vivo fue Bienvenidos a bordo. No hay red, no hay chance de edición, pero me genera una adrenalina que me gusta. Genera cercanía el vivo, me encanta”.

-“The Floor” o “The Balls” son formatos que compraste y tienen sus reglas fijas. ¿“Buenas noches familia” sería algo así como ‘lo mejor que hemos visto de Guido’?
-Sería ‘Volvemos a jugar a la hora de la cena, por El Trece’. El concepto base es el de jugar y en vivo, con perros, con premios, con bandas, con gente comprando su mejor show (habrá un alias en pantalla para participar desde casa). Hay muchas cosas que ya hemos hecho, con una vuelta de tuerca, y algunas nuevas.
-Dicen que cuando hay niños y perros en un programa se roban el protagonismo…
-A mí me encanta hacer tele con los perros, porque pueden ser impredecibles. Hay un juego que es ‘Pasear con los perros’, que propone un recorrido con arbolitos, arena y agua y si hace pis en determinado lugar se lleva 100 mil pesos. Estamos armando un túnel cuya entrada tendrá la forma de un gran perro… Habrá un montón de desafíos y lo bueno es que podemos ir ajustando cosas sobre la marcha si es necesario.
-Cosa que no pudiste hacer con “The Balls”, que no funcionó tan bien como “Los 8 escalones”, o como “The Floor” en sus primeros tiempos.
-Claro, cuando trabajás con formatos comprados se hace muy difícil meter cambios. Cuando vi que The Balls no rendía como había imaginado pensé rápidamente en meter juegos, pero no se puede. A todos mis programas, hayan sido un boom o no, les tengo cariño.
-¿Aceptás fácilmente cuando algo no funciona?
-Sí, me da bronca, pero sí. Ni celebro tantísimo con el éxito ni me deprimo con el fracaso. He aprendido a tener muñeca para adaptarme, para barajar y dar de nuevo, pero cuando el reglamento lo permite. Y esta vez, al ser una producción nuestra (de Kuarzo, la productora de la que es socio), puedo ir manejando la cosa.

-¿Qué estado emocional vivís en esta previa, en una TV en la que cada punto de rating parece valer oro?
-Estoy ansioso, contento y, te confieso, tengo la incertidumbre del vivo. Y la alegría de volver a juegos que me gustaron muchos y de trabajar otra vez con el locutor Hernán Colucho (la voz en off de Bienvenidos a bordo). El concepto que manda es el de la vuelta. Yo digo, exageradamente, que es como un renacimiento, un volver a lo clásico.
La televisión de los nuevos tiempos
Y cuando enumera los nuevo, sin ánimo de spoilear demasiado, adelanta que “cada noche va a haber un perrito para adoptar. O al menos se dará el primer contacto entre el animal y los que lo quieran… después el proceso de adopción seguirá por los carriles correspondientes. Creo que eso va a ser un gran momento del programa”.

-¿Como transitás los cambios en la grilla, después de haber pasado por casi todos los horarios?
-Trato de adaptarme y entender que las decisiones que se toman son para el bien de todos. Ahora descansa Escalones por un tiempito, después volverá más temprano (no le gusta precisar una hora por si después se cambia, pero se sabe que irá en el espacio que deje libre Viviana en vivo, que termina el 31 de este mes), Darío (Barassi) pasa a la tarde y este lunes vuelve Mario Pergolini (a las 22.30, con Otro día perdido) y todos queremos que la cosa funcione, obvio, te toque a la hora que te toque.
-Y encima te va a tocar competir contra «Telefe noticias» y contra «La voz Argentina».
-Estando en el prime time tuve enfrente realities potentes, tuve de todo, y siempre pongo lo mejor. Soy un enamorado de la tele y trato de encontrarle la vuelta a cada cosa nueva, no me entrego.
-¿Seguís sin obsesionarte por el rating?
-Sí, sigo igual. Me importa y mucho, por supuesto, pero no haría cualquier cosa. Ni siquiera estando en vivo, que tenés la chance de estirar o cortar abruptamente. Cuido mucho el contenido. Además, los números pueden engañar un poco, porque el rating de estos tiempos no es el de antes. ¿Quién hace ahora 30 puntos? Nadie. Para mí habría que medir y analizar el share, que es la porción de gente que te eligió (representa el porcentaje sintonizado en determinado canal, teniendo en cuenta el total de aparatos encendidos en ese momento). Porque, si no, uno dice 5 puntos y suena a la nada misma, pero en relación al total puede representar mucho más.
-También habría que dejar de comparar la audiencia del streaming con la de la TV tradicional.
-Por supuesto, te dicen ‘Tal canal de streaming juntó a 300 mil personas y la rompe toda’ y, si usáramos la misma medición serían 3 puntos de rating. Son dos universos diferentes.

Se cena afuera de casa
Teniendo, al menos por dos semanas, menos horas de pantalla, estará de todos modos menos horas en su casa, porque se irá temprano para conducir No está todo dicho por La 100 -de lunes a viernes 10 a 14-, a la tarde grabará algunos episodios de Los 8 escalones y a la noche irá a Kuarzo, en Palermo, para salir en vivo desde los estudios de Palermo.

“Sole me banca mucho. Ella me conoció trabajando en la tele y entiende este ritmo. Los dos respetamos mucho las necesidades del otro. Ella es lo más, no me voy a cansar de decirlo, siempre me facilita la adaptación al cambio. Y de eso se trata, para mí, el concepto de familia: jugar en equipo”, dice Guido sobre su esposa, Soledad Rodríguez, con quien tuvo a tres de sus cuatro hijos (Benjamín, Helena y Eliseo, mientras que Romeo es fruto de su relación con Florencia Bertotti).
Criado en la TV -siempre de la mano de su mamá, que lo llevaba al canal con 5 años- en sus comienzos fue “el hermano de Emiliano y Analía”, dos de los personajes más entrañables de Pelito, y con el tiempo fue creciendo, tanto en la ficción como en la conducción, con nombre propio. Y con oficio. No en vano siempre está ahí, a la hora de la cena, jugando, con la fórmula de la simpleza. Ésa que no siempre sale fácil. Pero él, a los 47, ya le conoce el punto caramelo.