Un fenómeno geofísico poco conocido amenaza con alterar las comunicaciones globales y la navegación en Sudamérica. Argentina está ubicada justo en el epicentro de la llamada Anomalía Magnética del Atlántico Sur, un debilitamiento del escudo magnético terrestre que intriga a la NASA desde hace más de medio siglo. Aunque no supone un riesgo para la salud, sus efectos podrían sentirse mucho más allá del continente.
Qué es la Anomalía Magnética del Atlántico Sur

El campo magnético de la Tierra funciona como un escudo protector natural que desvía millones de toneladas de partículas solares cada segundo. Este escudo, conocido como geodinamo, es esencial para la vida: sin él, la radiación solar dañaría seriamente la atmósfera y los sistemas eléctricos.
Sin embargo, en una zona que abarca Argentina, Uruguay y Brasil, esta barrera se está debilitando. Según la NASA y estudios del NCEI (National Centres for Environmental Information) junto con el British Geological Survey, este fenómeno se ha intensificado recientemente y el epicentro se desplaza lentamente hacia el oeste, unos 20 kilómetros desde 2023.
Los científicos advierten que la Anomalía del Atlántico Sur podría estar causada por movimientos irregulares de metales en el núcleo terrestre, lo que genera un campo magnético menos estable. Incluso se han detectado dos núcleos de anomalía separados, lo que podría significar que el área afectada siga creciendo.
Efectos y consecuencias en la región

La principal preocupación es tecnológica. El debilitamiento del campo magnético permite que las partículas solares entren con mayor facilidad en la atmósfera, afectando a los satélites que orbitan la zona, interrumpiendo señales de radio, GPS y comunicaciones. Las brújulas pueden presentar desviaciones y la navegación por instrumentos perder precisión.
Aunque no se espera que la anomalía afecte directamente a la salud de las personas o sus actividades diarias, sus consecuencias podrían escalar. Las infraestructuras espaciales, como satélites meteorológicos o de telecomunicaciones, son especialmente vulnerables a este fenómeno.
Por ahora, no hay una solución para detener este debilitamiento. Pero lo que sí está claro es que Argentina y sus países vecinos están bajo un cielo magnético menos protector… y los ojos del mundo científico no dejan de observar.