La acción de acariciar a un gato, ya sea el propio o uno por la calle, puede demostrar rasgos de la personalidad de un individuo. Según la psicología, este acto es una forma de amar que prioriza la libertad, la sensibilidad y el equilibrio emocional.
Según Unai Aso Poza, un destacado psicólogo especializado en Neuropsicología de Unobravo España, plataforma dedicada a los servicios de psicología online, el afecto hacia los animales es un fenómeno natural que contribuye al bienestar emocional y psicológico de las personas.
Las personas pueden desarrollar un amor profundo y emocional hacia los gatos, el cual se denomina ailurofilia. Estos individuos no solo disfrutan de la compañía de estos animales, sino que también sienten una admiración y un cuidado especial hacia ellos, estableciendo un lazo emocional que va más allá de la simple tenencia de una mascota.

Qué significa que una persona acaricie a un gato sin parar, según la ciencia
Uno de los beneficios de acariciar a una mascota es que, consciente o inconscientemente, ayuda a regular las emociones, ya que puede dar una sensación de calma o seguridad. De acuerdo con investigaciones en neurociencia afectiva, el contacto táctil agradable libera endorfinas y oxitocina, neurotransmisores asociados con el placer, la calma y el vínculo social.
Aquellos que tienen una tendencia a acariciar a los felinos suelen tener personalidades más sensibles y empáticas. Al no expresar de forma directa lo que sienten, los gatos requieren de una lectura emocional más sutil y los que disfrutan interactuar con ellos tienen la capacidad de observación, paciencia y respeto por el otro.

Suelen ser personas pacientes que comprenden las conductas de los gatos, saben cómo tratar con ellos y esperar al momento adecuado para no traspasar su espacio personal, acercándose con respeto. Esa actitud refleja una forma particular de relacionarse con el mundo y con los demás.
Por otro lado, las personas que insisten de sobremanera acariciar a un gato demuestran una necesidad de controlar el entorno y el ambiente. Al tener en cuenta que algunas veces los gatos no están dispuestos a que uno los acaricie, las personas que lo hacen reflejan dinámicas internas relacionadas con el control o la necesidad de validación emocional, según la revista Psychology Today.
Beneficios de acariciar a un gato
Blanca Sofía Calderón Macías, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, explica que acariciar a un gato libera endorfinas que mejoran el ánimo y alivian el dolor emocional.

Asimismo, la presencia de un gato puede ser de gran ayuda para personas que enfrentan enfermedades cardiovasculares, depresión, estrés o aislamiento social, pues los felinos ofrecen una compañía que fortalece el bienestar psicológico, reduce la presión arterial y fomenta un sentido de responsabilidad y autoestima en sus cuidadores.