Con el marco amateur del fútbol en Argentina y en casi todo el mundo, la Selección comenzó a escribir la historia que hoy la tiene con tres estrellas en el pecho dentro del verde césped. Encabezada por Francisco Olazar como técnico, la delegación emprendió viaje hacia Uruguay para disputar la primera Copa del Mundo entre el 13 y el 30 de julio. Dos días después del partido inaugural, el martes 15, el equipo capitaneado por Manuel Ferreira debutó ante -vaya las vueltas de la vida- la selección de Francia.
Casi un siglo después puede que se haya convertido en una pequeña rivalidad. Quizás caldeada por el (mal)trato en la experiencia parisina de Lionel Messi, con lo que eso significa de este lado del océano o, tal vez, por la tan ansiada tercera corona conseguida en la que tiene todos los números para ser llamada la mejor final de la historia. Pero, volviendo 95 años atrás, en el Parque Central de Montevideo no hubo villano similar a Mbappé.
En épocas del famoso y pionero 2-3-5, Ángel Bossio, Nolo Ferreira, Pancho Varallo, Roberto Cherro, fueron algunos de los protagonistas. Los jóvenes Guillermo Stábile y Carlo Peucelle esperaban su momento en el banco, pero entrarían al partido siguiente para formar dupla y no salir más. Dicen en la calle que fue un avasallamiento. Más de 23 mil espectadores vieron la pelota golpear y besar el palo en más de una ocasión. El arquero Alexis Thépot, extrañamente de guantes, tapó chances claras para mantener el cero.
Ya entrando en los últimos diez minutos de juego, el árbitro Gilberto de Almeida cobró un tiro libre cerca del área a favor de Argentina. Luis Monti tomó la pelota y se la acercó a Varallo para que pateara. “No, patéelo usted, que va a ser gol”, devolvió Pancho. El mediocampista experimentado se hizo cargo y terminó en festejo de gol.
Seis minutos antes de que se cumpliera el tiempo, el juez brasilero pitó el final, provocando la invasión del público uruguayo en reclamo. Aceptando su error, se acercó a los vestuarios y convocó a los jugadores nuevamente a salir a la cancha para cumplir el tiempo reglamentario. De todas formas, el resultado no se movió y fue victoria argentina por 1-0.
¿Cómo siguió la historia?
La Albiceleste seguiría el camino del triunfo, superando en la misma fase de grupos a México por 6-3 y a Chile por 3-1. En Semifinales golearía a Estados Unidos 6-1 y se metería en el partido decisivo en el Estadio Centenario ante el local Uruguay. Para su desgracia, luego de ir ganando el encuentro 2-1, el equipo charrúa lo daría vuelta y se consagraría. Por suerte, 95 años después, podemos decir que la historia también es nuestra.