Con 1.3 millones de videos, el hashtag «old money» en TikTok se convirtió en una de las tendencias mas populares del último tiempo, con un crecimiento del 1000% entre junio y julio de 2025, según el sitio Exploding Topics.
El concepto de «old money» o «riqueza heredada» se refiere a las familias cuyo dinero y poder data hace varias generaciones, a diferencia de las que los adquirieron hace poco tiempo, conocidas como «new money».
El estilo de vestimenta de esta aristocracia tradicional hoy es de los más codiciados en las redes sociales, con usuarios jóvenes que desean imitarlo
Se tratan de looks sencillos, compuestos por colores nude y neutrales, pero con ropa de notoria calidad y confección. Los conjuntos sastre, los pantalones de vestir, los sweaters punto de ocho y las camisetas de polo son algunos artículos de esta estética que no necesita de lentejuelas ni logos de marcas para denotar su estatus.
Pero si bien la tendencia ganó tracción en los años posteriores a la pandemia en plataformas que definen modas y gustos como TikTok, Instagram o Pinterest, el estilo «old money» no es nada nuevo.
El «lujo silencioso» de los ricos y el deseo de otras clases de emularlo están presentes en la cultura desde hace décadas. Desde el auge del clan Kennedy y hasta las celebridades de internet, esta moda es irresistible para todas las generaciones.
¿De dónde viene el estilo «Old Money»?
Las claves de la vestimenta «old money» son las prendas atemporales de buena calidad, aquellas podrían haber estado de moda tanto hace 20 años como en el presente. Sin embargo, el significado de pertenecer o aparentarse a la vieja aristocracia fue cambiando con el paso del tiempo y las generaciones.
Lo que hoy es visto por adolescentes o jóvenes adultos como clásico, en su momento podría haber sido descartado como «nouveau riche» («nuevos ricos» en francés) o de mal gusto.

Uno de los mejores ejemplos de este fenómeno son los Kennedy. Para los nacidos después de auge de la familia en los años ’60, los trajes de Channel de la primera dama Jackie en ese entonces, o los looks en conjunto de su hijo John Jr y Carolyn Bessette durante los ’90 representan el epítome el lujo silencioso.
Sin embargo, cuando la familia se enriqueció y comenzó su trayectoria política a inicios del siglo XX, era vista con desconfianza por la aristocracia, debido a sus orígenes como inmigrantes irlandeses de clase media-baja.
Los verdaderos miembros de la antigua riqueza en ese entonces eran los que habían inaugurado la «Era Dorada» industrial de los Estados Unidos, en los años 1880. Magnates como John D. Rockefeller y Cornelius Vanderbilt fundaron monopolios ferrocarriles y del petróleo, y con ellos, linajes poderosos que perduran hasta el día de hoy.
Incluso con la llegada de Jack Kennedy a la presidencia en 1960, aún se lo catalogaba como parte del «new money«, dado a que su familia había ascendido a la elite hacía una sola generación. Fue con el transcurso de las décadas siguientes que sus descendientes consolidaron una auténtica dinastía norteamericana.

Otras referentes de la moda «old money» fueron Lady Di, con sus sacos con hombreras y pantalones de tiro alto que portaba ocasiones casuales, y Audrey Hepburn, cuyo glamour quedó inmortalizado en las películas «Diamantes para el desayuno» y «Roman Holiday«.
A su vez, los catálogos de marcas populares en los ’90 como Ralph Lauren contribuyeron al canon de prendas aristocráticas o «preppy«, como los abrigos de tweed y los sweaters de polo de cuello en V.
Similar al «old money», la estética «preppy» toma de la ropa que usan los estudiantes de las preparatorias y universidades más prestigiosas de EE.UU, como las chaquetas «varsity«, las faldas tableadas y los blazers.

«The Official Preppy Handbook«, una guía satírica pero informativa editada por Lisa Birnbach en 1980, resume la esencia de la mentalidad aristocrática:
«Para la persona preppy, lucir como si hubieras tenido algo desde siempre es mejor que lucir como si lo acabaras de comprar».
Cómo el hashtag «Old Money» conquistó las redes sociales
El ecosistema digital de la generación Z se caracteriza por las modas instantáneas y la saturación de contenido, sobre todo con los videos cortos de TikTok y los Reels de Instagram. Las páginas orientadas a la moda y el maquillaje no escapan a este fenómeno de velocidad.
Desde el look nostálgico «y2k« a la estética «chica vainilla» impulasada por Hailey Bieber, parece haber un tipo de vestimenta para casi cualquier nicho o personalidad.
El «old money» encontró su lugar como una contraoferta a las tendencias rápidas. Con conseguir solo un par de ítems quizás caros pero duraderos, varios jóvenes se dieron cuenta que podían curar un estilo sofisticado pero básico y fácil de combinar en la vida cotidiana.
Los abanderados del «Old Money» en las redes sociales
Desde que el tan codiciado lujo silencioso volvió a ser tendencia a través de las plataformas digitales, los influencers supieron capitalizar esta moda. Quienes tenían los medios comenzaron a curar su identidad, feeds y rutina alrededor de la riqueza heredada, atrayendo a usuarios que aspiran a emularlos y sentirse cercanos ese estilo de vida.
Una proponente inesperada de esta estética es Sofía Richie, hija del legendario cantante Lionel Richie. La celebridad y diseñadora de 26 años se convirtió en referente de los looks atemporales y sofisticados a partir de su boda en 2023 con Elliot Grainge en la Costa Azul de Francia, donde la novia uso tres vestidos distintos de Channel y obtuvo una cobertura exclusiva de la revista Vogue.
Con 11 millones de seguidores en Instagram, sus posteos más populares incluyen fotos en las que no solo se destacan sus conjuntos simples pero elegantes, sino también los sitios exclusivos que frecuenta con su familia, como el Hotel du Cap-Eden-Roc en la Riviera Francesa, o el Casino de Montecarlo.
Las ciudades europeas y mansiones lujosas que las celebridades recorren no solo sirven de escenografía para las fotos de sus atuendos «old money«, sino que completan la estética aspiracional. A medida que la tendencia se mantiene viral, surgen negocios que promocionan la oportunidad única de experimentar, aunque sea por un día, la vida de un aristócrata.
Una de estas iniciativas es el club de elite Tuxedo Society, el cual reúne, en propias palabras, una comunidad de «gente atractiva haciendo cosas atractivas en lugares atractivos«. Para ingresar al grupo, se requiere abonar una membresía de admisión de seis mil euros.
Los servicios de esta compañía están orientados a los creadores de contenido y aficionados del «lujo silencioso» que puedan costear sus propuestas, como el baile anual de debutantes de Venecia o los paseos en lancha por Mónaco durante el Grand Prix de la F1.
A partir de estas salidas, la Tuxedo Society provee a cualquier persona con moderado seguimiento en redes sociales la oportunidad de sentirse parte de un círculo exclusivo, y por qué no, envidiable, sin importar que su riqueza sea efímera en vez de «old money».