La crianza y educación de los niños, quién lo duda, representa múltiples desafíos. Tantos que, a veces, las madres y los padres se sorprenden de que el camino de la maternidad y la paternidad presente más de un obstáculo.
La clave, por supuesto, está en comprender mejor a los hijos, a medida que van creciendo, para acompañarlos en el sendero del aprendizaje familiar, que la escuela complementa.
El sentido común y hasta la ayuda de profesionales pueden servir para alcanzar los mejores resultados. Sin embargo, nunca están de más algunas recomendaciones de los especialistas.
Por cierto, los niños parecen estar felices siempre, pero también tienen sus problemas, en especial, cuando se acercan a la adolescencia. Entonces, los padres deberán tener en cuenta ciertas actitudes para asegurarles la felicidad.

El sitio Su Médico revela una serie de consejos para que los más pequeños sean realmente felices.
- Asegurarte de ser una mamá o papá feliz. Los niños aprenden observando y del ejemplo que le den los mayores. Entonces, si los padres muestran felicidad, es más probable que los hijos también desarrollen esta capacidad emocional. Según un estudio de la Universidad de California, los niveles de estrés de los padres afectan directamente el comportamiento de sus hijos.
- Fomentar una actitud optimista. El optimismo no es solo una actitud positiva, es una herramienta de resiliencia que no puede faltar en la infancia. Hay que enseñarles a los hijos a ver el lado constructivo de los errores y a enfocarse en soluciones y aprendizajes. La Clínica Mayo indica que el pensamiento optimista está vinculado a una mejor salud mental y física que permanecerá durante la vida adulta.
- Siempre valorar sus esfuerzos. Otra clave consiste no solo en reconocer sus logros, sino en valorar sus esfuerzos. Procura elogiar el proceso con frases como «¡trabajaste muy duro!» en lugar de solo destacar el resultado. Este simple cambio puede fomentar una mentalidad de crecimiento. Según Carol Dweck, psicóloga de la Universidad de Stanford, se ha demostrado que este enfoque aumenta la motivación y la perseverancia en los pequeños.

- Enseñarles la importancia de la gratitud. Un estudio publicado en el Journal of School Psychology encontró que los niños y niñas que practican la gratitud reportan mayores niveles de felicidad. Para enseñar a ser agradecido hay que comenzar con rutinas simples como pedirles que nombren tres cosas por las que están agradecidos al final del día.
- Marcar límites con cariño y paciencia. Una infancia feliz no consiste en obtener todo lo que desea ni hacer cualquier cosa. Ese es un pensamiento erróneo de muchos padres. Lo cierto es que los pequeños necesitan límites para tener bienestar y decir «no» con empatía enseña respeto y autocontrol. Hay que establecer límites claros, siempre combinándolos con afecto.
- Promover el ejercicio. Durante la infancia, el ejercicio regular mejora la salud física y también el estado de ánimo. Según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, la actividad física puede reducir síntomas de depresión y de estrés y ayudar a fomentar amistades con otros pequeños.
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