La pulseada por la barrera sanitaria sumará un nuevo capítulo el próximo miércoles 23 de julio en Buenos Aires. Representantes del sector productivo patagónico y funcionarios de Nación se sentarán a discutir una medida que pone en jaque el estatus sanitario de la región. La decisión del gobierno de Javier Milei de permitir el ingreso de carne con hueso desde el norte del país encendió las alarmas entre productores, funcionarios y técnicos.
“Vamos a sostener la postura de mantener la Patagonia libre de aftosa sin vacunación”, anticipó la ministra de Producción de Chubut, Laura Mirantes. No es un dato menor: esa condición sanitaria es la que permite a la región competir en mercados internacionales de alto valor.
La histórica barrera ubicada al sur del río Colorado fue diseñada para impedir el ingreso de carne fresca y animales susceptibles a la fiebre aftosa. Pero la Resolución 460/2025 del Senasa rompió ese esquema, al permitir que frigoríficos que ya operaban con carne deshuesada sumen cortes con hueso plano.
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El impacto no se hizo esperar. La faena regional cayó un 24% en lo que va del año, unas 18.000 cabezas menos, y eso repercutió de lleno en los precios. A esto se sumó un invierno duro, con consumo en baja y bolsillos ajustados.
Los consumidores del norte del país encuentran cortes más baratos, como el costillar de vaca. Pero esa carne, de animales más grandes, suele tener más grasa y diferente calidad, algo que en la Patagonia se mira con desconfianza.
“El perjuicio económico para los productores regionales es serio”, sostienen desde entidades agropecuarias, que incluso ya reclamaron la nulidad de la resolución. Mientras tanto, en carnicerías del Alto Valle ya aparecen ofertas tentadoras de frigoríficos de Córdoba y Buenos Aires.
Hoy, el beneficio directo de la flexibilización recae sobre mayoristas y supermercados que ya trabajaban con carne envasada desde el norte. Las carnicerías chicas siguen atadas a la media res local, sin acceso a esos cortes más baratos.
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Desde el SENASA aclararon que la carne con hueso solo puede ingresar a operadores habilitados previamente con carne sin hueso. Esa condición mantiene a muchos comerciantes fuera del juego y genera expectativa por un posible cambio más profundo.
En ese escenario de incertidumbre, los gobiernos provinciales se muestran firmes. “Esta decisión compromete la sanidad animal y la economía regional”, advierten en bloque. Para ellos, no se trata solo de precios, sino de una política pública que sostenía un diferencial histórico.
La reunión del 23 de julio será tensa. Nación quiere avanzar con la apertura, mientras la Patagonia insiste en defender su estatus y su mercado. El resultado podría redefinir el mapa de la carne en Argentina.