El dólar volvió a sacudir al mercado este viernes al alcanzar un máximo de $1.325 en bancos privados, mientras que en el mercado informal también se mantuvo por encima de los $1.300, a pesar de los intentos del Gobierno por frenar la volatilidad.
En el Banco Nación, el dólar oficial cerró en $1.250 para la compra y $1.300 para la venta, con una suba de $10 respecto a la jornada anterior. En el promedio que publica el Banco Central, la cotización vendedora finalizó en $1.307,32, con picos como el del Banco Macro, donde llegó a $1.325.
El dólar blue también registró un avance y se comercializó a $1.285 para la compra y $1.305 para la venta, con una suba diaria del 0,78%.
En el segmento mayorista, el billete estadounidense subió 0,8% hasta los $1.285, mientras que los tipos de cambio financieros también operaron al alza: el MEP avanzó 0,9% y cerró en $1.292,87, mientras que el contado con liquidación (CCL) escaló 1,2% y terminó en $1.301,00.
A mediados de esta semana, la divisa había retrocedido levemente por debajo de los $1.300 luego de una señal del Ministerio de Economía que buscó enfriar la demanda: una licitación fuera de calendario con la que se absorbieron $4,7 billones del mercado, en un intento por reducir la liquidez y contener la suba del dólar.
El ministro Luis Caputo responsabilizó indirectamente a los bancos por no canjear en su totalidad las Letras de Financiamiento (LEFIs) por LECAPs, lo que habría restado efectividad a la estrategia oficial. “Temerosos de perder la liquidez diaria, prefirieron hacer numerales”, expresó el funcionario en redes sociales.
Pese a esa intervención, la divisa retomó su escalada en las últimas 48 horas. El dólar oficial ya acumula una suba del 7% en lo que va de julio.
En paralelo, el Tesoro volvió a intervenir en el mercado con compras de divisas dentro de la banda establecida entre los $1.000 y $1.400. La operación permitió sumar alrededor de US$500 millones a las reservas del Banco Central, que ahora se ubican en US$40.387 millones, según datos oficiales.
La estrategia apunta a reforzar la posición de reservas internacionales, una de las principales exigencias del Fondo Monetario Internacional en el marco del programa vigente. Sin embargo, el mercado sigue atento a los próximos movimientos del Gobierno ante un escenario de creciente presión cambiaria.