El conflicto por el río Atuel sigue sin solución y suma nuevos capítulos. A cinco años del fallo de la Corte Suprema de Justicia que ordenó a Mendoza garantizar un caudal mínimo de 3,2 metros cúbicos por segundo hacia La Pampa, el gobierno pampeano volvió a reclamar su cumplimiento y cargó tanto contra la provincia vecina como contra el máximo tribunal del país.
“El fallo era de cumplimiento inmediato y sigue sin aplicarse”, señalaron desde la administración de Sergio Ziliotto, quien reclamó a la Corte que adopte “medidas concretas” para hacer valer su sentencia. “Hay agua suficiente en la cuenca del Atuel y los datos oficiales lo demuestran. Ya no hay margen. Los daños ambientales se agravan cada día”, advirtió el gobernador en su cuenta de X.
El fallo en cuestión, emitido en 2020 tras diversos estudios técnicos que confirmaron la disponibilidad hídrica del río, establecía un caudal mínimo como medida provisoria mientras se resolvía el fondo de la disputa. Sin embargo, desde La Pampa denuncian que Mendoza ha incumplido sistemáticamente con lo ordenado.
Organizaciones civiles también se sumaron al reclamo. Alberto Goldberg, presidente de la Fundación Chadileuvú, cuestionó duramente a la Corte y sugirió que hay un trasfondo político en la falta de acción: “La Pampa no está alineada con el gobierno nacional. Mendoza y la Corte sí, como ya se vio en otros fallos”.
Según Goldberg, Ziliotto, junto con los gobernadores Axel Kicillof (Buenos Aires), Gildo Insfrán (Formosa) y Ricardo Quintela (La Rioja), forma parte del núcleo opositor al proyecto de Javier Milei, lo que podría estar influyendo en el curso de este litigio ambiental e interprovincial.
Por su parte, el secretario de Recursos Hídricos de La Pampa, José Gobbi, recordó que la provincia presentó una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que fue admitida. “Es relevante, porque solo se acepta el 20% de los casos. En los próximos días, la Corte deberá explicar ante ese organismo por qué no hace cumplir su propio fallo”, explicó.
Mientras tanto, la escasez de agua y el deterioro ambiental en el oeste pampeano siguen siendo motivo de preocupación creciente, en una disputa que ya lleva décadas y cuyo desenlace aún parece lejano.