De chicas bastaba con una pregunta lanzada al aire en el arenero: ¿querés ser mi amiga? Y listo. La amistad florecía entre meriendas y juegos de plaza. Pero en la adultez, la cosa cambia. Las responsabilidades cotidianas, los prejuicios, la fatiga social post jornada laboral… todo parece conspirar contra esa sencilla posibilidad de hacer nuevos amigos.
En la era de la hiperconexión, lo paradójico es que muchas veces nos sentimos más solos que nunca. Los dispositivos están pensados para el uso individual, los algoritmos nos encierran en burbujas de contenido personalizado, y salir a “hacer sociales” parece requerir un nivel de energía que muchas veces no tenemos.
Sin embargo, la necesidad de vínculo sigue ahí. La pregunta se vuelve entonces urgente, y no tan en broma: ¿cómo se hacen amigos nuevos cuando ya somos grandes?
En el caso de Fátima, tiene amigas de todos los colores y etapas: de la secundaria, de trabajos distintos, del barrio, de la facu. La parte difícil no es conseguir más, es mantenerlas a todas. En algún momento entendió que intentar verlas de a una era un plan condenado al agotamiento. Así que probó algo distinto: juntarlas.
El primer experimento fue un cumpleaños. Pleno invierno, todas en la misma habitación, compartiendo mesa y conversación. Enseguida surgió el debate: una amiga comunista y otra antikirchnerista. Pero, contra lo que podría pensarse, salieron airosas. Con respeto, el intercambio fue enriquecedor.
La marcha del 8M fue el segundo experimento. Todas iban solas, así que las reunió. Tan lindo fue el encuentro que al terminar propuso hacer un grupo de WhatsApp para “activar juntadas”. La regla era simple: ella pasaba un plan, y se sumaba quien pudiera o quisiera, sin presión de coincidir todas. El grupo se volvió una especie de sostén emocional. En tiempos que no siempre son buenos, saber que podés caminar por el parque con alguien, tomar solcito o ir al cine cambia todo.
Para Priscila, en cambio, la historia fue distinta. Proveniente de un pueblo donde todos se conocen y el entorno social es inmediato, llegó a Córdoba enfrentándose a un cambio profundo en las formas de vincularse. Socializar, encontrar amistades o simplemente sentirse parte de algo puede tomar tiempo y esfuerzo en una ciudad grande, ya que no siempre es fácil dar el primer paso.
Fue entonces cuando se cruzó con una propuesta ya en marcha, pensada justamente para conectar personas y hacer nuevas amistades. Encontró en Instagram la cuenta de @romantizandocordoba, una página que difunde actividades culturales en la ciudad y genera comunidad. A través de grupos de whatsapp esta página agrupa a cientos de personas con intereses diversos, desde clubes de lectura hasta salidas a las sierras. Los grupos están segmentados por edad, temáticas o intereses específicos.
Se animó a participar y su primer encuentro fue un speak easy, una evento donde personas se reúnen para charlar en otro idioma. Aunque sólo domina el español, decidió asistir igual, con la intención de salir de la zona de confort y conocer gente nueva. Más adelante, se sumó a una salida a un boliche y luego a rondas de mates en Plaza España. Lo que empezó como curiosidad terminó convirtiéndose en una red de vínculos nuevos que hoy forman parte de su día a día.
Además de publicar eventos, la cuenta organiza espacios gratuitos como el Club Social de Running, donde cada domingo se juntan en el Parque Sarmiento para correr o caminar. El código de vestimenta propone guiños: negro para solteros/as, blanco o colores para quienes busquen amistades o estén en pareja. El Club ya lleva más de 20 ediciones.
Y las ideas no se quedan en la ciudad. Evelyn, vecina de Laguna Larga lanzó una propuesta descontracturada bajo el nombre Sociedad de jugadores anónimos. Con humor, convocó a un “trío” de juegos de mesa, comiditas y drinks.
“Se necesitan mínimo tres personas para jugar. Y si sale mal: serán anécdotas. Si sale bien: que comience el juego”.
La convocatoria incluye reglas: no hay lugar para el chisme ni para el juicio, sí para el intercambio libre entre quienes quieran jugar y compartir un buen rato. El grupo planea próximas ediciones en Carlos Paz y Córdoba Capital.
Para quienes buscan algo más sistematizado, también existe Bumble for Friends, una app para hacer amistades nuevas. Similar a Tinder, pero con foco en los vínculos no románticos. Podés completar tu perfil con intereses, estilo de vida y hasta sumarte a plans —actividades propuestas por otros usuarios como ir al río, visitar una muestra o practicar idiomas.
Entonces, sí: es difícil hacer nuevos amigos cuando ya pasamos la etapa de la niñez. Pero no es imposible. En un mundo que a veces empuja al aislamiento, armar grupos de apoyo, o animarse a un mensaje que diga “hola, ¿te copa este plan?” puede abrir un pequeño gran universo.
El Día del Amigo no tiene que ser una fecha nostálgica. Puede ser una excusa hermosa para hacer lugar a lo nuevo, a lo diverso, a lo compartido.
Cronograma de teatro en las salas independientes de la ciudad
