Este viernes por la tarde, las familias, docentes, alumnos y alumnas de la escuela Nº22 «Félix de Azara» —calle Tamborini 3948– hicieron un abrazo simbólico al edificio exigiendo que no cierren cuatro grados que el Gobierno porteño pretende clausurar por baja inscripción.
La actividad consistió en una vuelta a la manzana del colegio entre aplausos, silbatos y cantitos, donde docentes y estudiantes caminaban con sus guardapolvos en compañía de las familias. Algunas maestras tenían una pechera que celebraba los «100 años de la 22», cumplidos hace semanas. Al final de la caminata se volvió a la puerta del establecimiento donde cantaron el himno y los chicos vivaron a «la escuela pública» y a «los maestros», lo que generó la emoción de sus docentes.
Un reclamo lógico
«No al cierre de grados. El Ministerio y la supervisión quiere cerrarnos 4 grados. La 22 construye, no destruye», señalaba un importante pasacalle en la puerta de la escuela. «Aumenta la cantidad de estudiantes por aula y empeora la calidad educativa», indicaba otro cartel que al final advertía que esta medida «afecta especialmente a los alumnos con trayectorias educativas más vulnerables». Otro cartel rezaba «ni un grado menos, ni un puesto menos de trabajo». Muchos de los escritos tildaron a la decisión como «unilateral», agregando que «la educación es futuro».
En la escuela Nº 22 podrían cerrar 4 aulas entre 1º y 4º grados, por lo que cada año tendría una sola división y no dos, como es habitual. Sin embargo, hay otros colegios del Distrito Escolar 15 que realizaron protestas similares debido a que atraviesan la misma situación, como la Escuela 1 Coronel Olavarría, la Escuela Nº2 Juana Manuela Gorriti, la Escuela Nº 8 Jorge A. Boero y la Escuela «Naciones Unidas» Nº 19.
Los docentes no se dejan estar
Juan Martín Iñíguez, docente de la escuela Nº 22, describió a Página/12 que «hace una semana nos informaron que quieren cerrar 4 secciones, alegando la baja matrícula». El objetivo del gobierno porteño sería «que aumente la cantidad de chicos por aula», sin mostrar interés en los procesos educativos de cada chico, y para ello podrían fusionar cursos entre diferentes colegios.
«Tuvimos el acto de centenario hace dos semanas», cuenta Iñiguez entre los aplausos y la caminata. «Vinieron del Ministerio de Educación, nos felicitaron los supervisores a todos los docentes por el trabajo que hicimos, pero después del acto y antes de las vacaciones de invierno nos comunicaron esto«, lamentó el maestro.
Rocío Reyes y Mariana Clerici, dos de las docentes emocionadas con el aliento de sus pequeños estudiantes, hablaron con este diario. Reyes indicó que «el cierre de grados» se los anunció hace unos días la supervisora, Clara Rojas, y que si bien eso sucede en otras escuelas, «en esta son muchos más». Reyes también destacó que en el colegio Félix de Azara «trabajamos con mucha inclusión, las familias también se sienten incluidas, por lo que hay situaciones que ameritan que las aulas no tengan más de 15 niños«.
«Es una oportunidad para pensar y reflexionar sobre la educación», complementó Clerici, quien afirmó que desde el plantel docente «pensamos en los niños y niñas que concurren a las escuelas y en las nuevas infancias, que requieren también nuevos modos de trabajo, nuevos modos de pensar los proyectos pedagógicos para las trayectorias escolares de cada uno y cada una». También recriminaron que «la decisión fue unilateral, no hubo conversaciones; ante una mínima baja matrícula cierran los grados».
«Ahora salieron con una política `de inclusión´, pero nosotros pedimos recursos y lo que quieren es sacárnoslos», criticó Clerici, que también destacó el rol social del docente y de la escuela, sobre todo «cuando el Estado no está». En esa misma línea, Reyes recordó que desde el Estado nacional «hay una motosierra como símbolo» y que «achicar escuelas es achicar el Estado; todas las escuelas trabajan en comunidad, y que cierren un grado también es que te saquen un pedacito de esa comunidad; nos sentimos shockeados y tristes porque no respetan el trabajo que venimos haciendo».
Las familias están presentes
La presidenta de la asociación cooperadora del colegio, Jimena Ortega explicó a Página/12 que sus hijos asisten a la escuela Nº 22 y criticó estas medidas que pretenden realizar en varios colegios de la zona porque ello implicaría «una peor relación docente-alumno», ya que serían el doble de alumnos con la mitad de los docentes. Ortega ve que esta decisión «pasa por buscar qué recortar y no está puesta sobre la mesa la pregunta sobre la relación docente-alumno para una buena calidad educativa y una inclusión real».
Para Ortega, de continuar con el cierre de cursos, «esos niños van a dejar de estar contenidos y los problemas educativos van a aumentar, y vas a empeorar si tenes menos docentes».
En una carta enviada a la Supervisión Escolar del Distrito Nº 15, los padres y madres del colegio Félix de Azara expresaron su rechazo a una medida «apresurada y riesgosa». Por último, las familias de la escuela Nº 22 solicitaron «instancias de diálogo y búsqueda conjunta de soluciones». De este modo docentes, estudiantes y familias quedaron pendientes de las resoluciones del Distrito Escolar Nº15.
Informe: Juan Martín Bravo.