Con la baja de las temperaturas en el invierno, aumentan los riesgos de sufrir intoxicaciones por monóxido de carbono. Al ser un gas inodoro e incoloro que no irrita los ojos ni la nariz, suele ser conocido como un “asesino silencioso” que aparece con el uso de todo tipo de calefactores.
En comunicación con El1, Oscar Malatesta, ingeniero mecánico especialista en protección contra incendios y jefe del Departamento Técnico de Bomberos Voluntarios de La Matanza, consideró fundamental el control de la instalación y el buen funcionamiento de los artefactos para evitar intoxicaciones por monóxido de carbono.
“En las viviendas puede haber dos tipos de riesgos derivados de dos tipos de gases. Uno es el gas de garrafa, también llamado gas licuado, y el otro es el gas natural que viene por red. Cuando hay una fuga, el gas empieza a formar parte del volumen de aire que hay dentro del recinto. Sin percibirlo, uno puede llegar a morir de asfixia. También puede ocurrir que, si la persona enciende la luz, la pequeña chispa que se genera en la tecla puede producir una explosión”, explicó.
Intoxicaciones: los riesgos de no ventilar los ambientes
La intoxicación por monóxido de carbono es una de las principales muertes por envenenamiento en el país. Según el último Boletín Epidemiológico Nacional, elaborado por el Ministerio de Salud, en su gran mayoría son el resultado de exposiciones no intencionales intradomiciliarias a diversas fuentes de combustión; y constituyen eventos prevenibles.
Durante 2024 hasta los primeros cinco meses de este año, se notificaron 465 casos confirmados. El 80 por ciento de los mismos se confirmaron por criterio clínico, el 12,9 por laboratorio y el resto por criterio epidemiológico.
Es que, para combatir al frío en las casas, son muchos quienes mantienen los ambientes calefaccionados con el horno de la cocina o estufas a gas, sin priorizar la renovación del aire de las habitaciones, una práctica peligrosa que puede provocar intoxicaciones. Según Malatesta, esto genera combustión y la eliminación de parte del oxígeno del ambiente.
“A su vez, el fuego que producen estos artefactos también está consumiendo oxígeno, hasta que llega un momento que ese nivel de oxígeno pasa a ser insuficiente y las personas se desmayan e inclusive terminan falleciendo. Estos casos, de exposición prolongada al monóxido de carbono, son muy comunes durante la noche”, aseguró.
En este contexto, Malatesta recomendó que, siempre y cuando se tenga una llama abierta dentro de la casa generada por un aparato, lo mejor es tener una parte del ambiente ventilado. “Se puede abrir una o dos ventanas, aunque sea una pequeña abertura, así circula mejor el aire. Esto hace que el oxígeno que esté consumiendo la llama del calefactor se compense con el ingreso del aire y empiece a entrar oxígeno al ambiente”, señaló.
Revisión de los artefactos
Para evitar accidentes por intoxicación de monóxido de carbono, la revisión anual de todos los artefactos utilizados en invierno para calefaccionar los ambientes debe contar con el visto bueno de gasistas matriculados. “Por el propio uso o el polvo de las casas los equipos se desgastan y esto perjudica su funcionamiento”, compartió Malatesta.
Por otra parte, consideró esencial la compra de un detector de monóxido de carbono. “Este ‘enemigo silencioso’ no tiene olor para poder detectarlo. Pero los detectores resultan una buena alternativa para la prevención de tantas tragedias que enlutan a las familias en la temporada de otoño-invierno”, manifestó.