Por Karina Dubickas*
Desde los círculos científicos se está viendo que hay determinadas dietas que podrían generar una mejoría en varios aspectos vinculados a los dolores de cabeza, ya sea la frecuencia de aparición, gravedad del dolor o la necesidad de usar medicamentos. Todo esto se está estudiando y, de hecho, algunas dietas son conocidas y hoy están en boca de todos.
Una de ellas es la dieta cetogénica, comúnmente conocida como “keto”, utilizada para rápidos descensos de peso aunque, originalmente, se pensó para tratamientos como el de la epilepsia. Si bien está de moda entre los influencers, los nutricionistas no la recomendamos mucho porque implica la eliminación de carbohidratos para priorizar la ingesta de grasas.
Otra dieta popular es la vegetariana, que busca aumentar el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y grasas de buena calidad, con muy buena repercusión. En tanto, los planes alimenticios que excluyen el gluten también podrían evitar los dolores de cabeza, más allá de que la comunidad científica aun no se pone de acuerdo al respecto.
Si hablamos de la exclusión de determinados alimentos relacionados con la cefalea, aparecen la leche, los quesos madurados o muy condimentados, el té y el café, junto con frutas como la naranja o la uva. En total, son 17 los alimentos que fueron estudiados que podrían ser excluidos para mejorar el tema de la presión y la gravedad de la crisis.
La alimentación recomendada
No hay un solo alimento ni un solo sistema que se pueda recomendar porque cada persona es individual en cuanto a cómo se comporta su organismo. No obstante, la nueva literatura hace más referencia a un conjunto de planes orientados, sobre todo, al tratamiento de la migraña.
Dentro de lo más nuevo que encontramos en cuanto a alimentación para prevenir el dolor de cabeza es una dieta basada en plantas, rica en antiinflamatorios o en antioxidantes. También hay que tener en cuenta que hay una gran relación entre nuestro cerebro e intestino, por eso muchas veces escuchamos hablar del microbiota.
Cada vez hay más miradas sobre esa microbiota y el famoso eje cerebro-intestino. Los estudiosos al respecto dicen que en el intestino hay una gran actividad inmunológica inflamatoria y oxidante. Como todos los alimentos tienen que pasar por ahí, en términos generales la mirada está puesta en la conexión que hay entre ambos. Como la comunicación es de los dos lados, se estudian las distintas formas de dietas.
Mi recomendación personal son las dietas basadas en plantas o una dieta que tenga bajo aporte en grasa de origen animal. Sin dudas son las que funcionan mejor por todo el efecto antiinflamatorio y antioxidante que tienen.
*Licenciada en Nutrición y docente de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).